Es enorme, seguramente costosa: por su dimensión, su solidez, desde luego por lo bien hecha que muestra que su autoría no es de improvisados, sino de profesionales; y finalmente por el lugar donde fue colocada para que no escape a nadie su mensaje. En el centro la identificación de quien envía el mensaje en letras más grandes que todo el resto, dice “Copei”. Hay dos mensajes, el primero el más importante dice “la pelea es votando” y luego se señala donde se debe pulsar la tecla de la máquina que proveyó “Smarmatic” y que han venido siendo utilizadas por el gobierno, primero de Chávez y hoy del usurpador, desde el referendo revocatorio en agosto de 2004 hasta la elección de los diputados a la supuesta “asamblea constituyente” cuyos resultados fueron cuestionados hasta por el propio proveedor de las máquinas y de los programas para contar los votos.
La pancarta nos invita por lo tanto a formar parte del cortejo para la elección de una asamblea nacional, elección que no solo rechaza la oposición venezolana sino innumerables países de clara vocación democrática y la comunidad europea. Claro cuenta con el respaldo de Rusia, China e Irán y desde luego Cuba y Nicaragua que han vivido largos años de los fondos enviados desde Venezuela.
La oposición venezolana está convocando también para diciembre a una manifestación democrática y civil para hacer evidente la farsa que representa esta elección; y ese ente que se anuncia en la pancarta como “Copei”, está invitando a la comedia que promueve el gobierno del usurpador y a la que concurrirá desde luego el PSUV, el PCV, Zurda Conducta y alguna que otra derivación del chavismo en compañía de los partidos originalmente opositores cuyas directivas las determina el nuevo CNE, la Asamblea Constituyente y algún otro organismo todos bajo la tutoría del TSJ, en particular de su sala “in” constitucional.
¿Cuarenta años de democracia con todas sus imperfecciones hizo olvidar a los venezolanos que la oposición no necesariamente es una actividad legal? Que una dictadura celebra la presencia de una oposición dócil y que es incluso capaz de financiarla para crear la imagen de una democracia, deseada por las poblaciones de cualquier estado donde una dictadura se ha implantado.
En una situación análoga, hace ya unos años, el “Foro Demócrata Cristiano” publicó un comunicado en el cual viendo que los grupos en pugna en Copei se dirigían al TSJ para que resolviera quienes eran las autoridades legítimas de esa organización, señaló que más le valía a Copei ser declarado ilegal y pasar a la clandestinidad, que ser dirigido por quienes estime según su conveniencia, que es la conveniencia del gobierno, el TSJ.
La situación actual es idéntica y para quienes siguen opinando que la única vía de la oposición es la “electoral” y cuadren su estrategia sobre esa base, debo recordar que durante la anterior dictadura, la que comandó Pérez Jiménez, si bien los partidos ilegalizados, como el PCV y AD, no concurrieron a las elecciones en 1952, obviamente por estar ilegalizados, sí lo hicieron URD y Copei, pero ninguno de los dos compartió el plebiscito convocado por Pérez Jiménez en 1957; y lo que toca a Copei y los demás partidos de “cuna” democrática como AD y otros partidos viejos o nuevos es rechazar el plebiscito del 6 de diciembre, que es como debemos llamar a esa elección, tan ilegal y fraudulenta como la que eligió la mal llamada “asamblea constituyente”.
