Oswaldo Páez-Pumar: Macron y el Islam
No me ha tomado por sorpresa que el presidente de Francia manifieste inquietud y denuncie el hecho de que la comunidad islámica residenciada en Francia coloca, por encima del cumplimiento de las leyes de la república francesa, el cumplimiento de la sharía. Son 230 años los que separan su denuncia de la Revolución Francesa (R F), que con sus aciertos y desaciertos, introdujo en la civilización occidental o civilización judeo-cristiana la separación de la Iglesia y el Estado.
Esa unión no la originaron las religiones monoteístas que hoy se asientan en más de medio mundo y que en orden de antigüedad son judaísmo, cristianismo e islamismo. La unión del poder político y el poder religioso las antecede y los emperadores, faraones o reyes en Persia, Asiria, Caldea, Egipto, Cartago, Grecia y Roma eran además dioses, o semi-dioses y debían no solo ser obedecidos, sino venerados.
Desde luego cristianismo e islamismo fueron permeados por esa idea; y a su vez su religión permeó convenientemente a sus gobernantes que encontraron en la religión un asidero adicional para ejercer el poder. No contó el judaísmo con tal asidero, pues sus gobiernos, salvo escasos y cortos paréntesis fueron permanentemente atacados, así como subyugado el pueblo de Israel, hasta la diáspora que generó Tito con la toma de Jerusalem y la nueva destrucción del templo.
El Islam adoptó esa visión y se extendió no solo por el Medio Oriente sino por todo el norte de África y de allí saltaron a España donde pasaron ocho siglos y hubo “Cruzadas” y la religión apareada al Estado de cristianos y musulmanes. Cuando caía “el imperio romano de oriente” con la toma de Constantinopla por los turcos (triunfo del Islam), Isabel tomaba Granada y los conflictos se extendieron 80 años más hasta Lepanto. Lejos estaban todavía las ideas de la Revolución Francesa de imponer la separación de Iglesia y Estado, pero lo que ocurrió mermó el entusiasmo por hacernos adoradores de Alá, no sin sus más y menos.
Después de esas guerras político-religiosas vinieron otras muchas guerras más. América del Norte se anticipó a la R F, mientras que América del Sur la siguió. Aunque hubo otras guerras hasta la llamada Primera Guerra Mundial y fue durante ésta que se le daría la bienvenida a una nueva religión. Esa nueva religión fue el comunismo que ha pretendido acabar con la separación de iglesia y estado. ¿Acaso no es eso lo que proclama a gritos que Stalin fuera “el padrecito”?
Siendo Irán un estado de amplísima mayoría musulmana Reza Palevhi intentó adoptar el principio de la separación de poderes de la R F. Estaba destinado al fracaso, porque no hay mayor fanatismo que el religioso; y ahora los restos del comunismo en Rusia con Putin, en Bielorrusia con Lukashenko , en China con Xi Yinping, Castro, lo que queda de él en Cuba, y Chávez y Ortega en Venezuela y Nicaragua, se sienten cercanos, una vez muerto Jomeini, al ayatola Kamenei. La civilización occidental necesita recuperar la confianza en los ideales que la hicieron, no importan todos los enfrentamientos habidos en aproximadamente milenio y medio; y para eso Europa necesita reencontrarse con los ideales de respeto y tolerancia de la creencia del otro, en un estado laico, pero no por eso ateo o antirreligioso.