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 Oswaldo Páez-Pumar: Obligado por algo que leí

 

Nuestra historia está llena de pequeñas historias en las que se nos pintan hechos singulares, que por sí solos no pueden haber sido causa de acontecimientos extraordinarios, ni mucho menos desencadenantes de cambios históricos. Para no entrar en explicaciones que quizá no lleguen a transmitir de manera fácilmente comprensible lo que quiero destacar, tomaré un hecho singular de hace más de 200 años, 212 para ser exactos, que se cumplirán el próximo 19 de Abril, y es el dedo del canónigo Madariaga. Ese movimiento del dedo en señal de “no” detrás de Emparan se les muestra a los niños en las escuelas casi como el desencadenante de la guerra de Independencia. Es posible que  con la llegada de Chávez y la fábula del Libertador “socialista”, en las escuelas haya sido proscrita toda mención a cura alguno.

¿Cuántos hechos análogos al mencionado nos reporta nuestra historia? Simplemente muchos, pero no es el objeto de este artículo. No obstante, mencionaré un par de ellos para situarme ante mis lectores en el lugar desde donde quiero enviar el mensaje. No los molestaré con muy viejas historias que las hay, tomando después de la muerte de Gómez una; y la otra en los 40 años de gobiernos civiles.

  • La pérdida de la razón por parte de Diógenes Escalante, candidato a la presidencia del gobierno de Medina para el período siguiente ya aceptado por la oposición, y su necesaria sustitución por quien no había sido aceptado por la oposición, desencadenó el golpe para unos y revolución para otros del 18 de octubre de 1945. La pregunta es, si no hubiera enloquecido Escalante y no se hubiera cambiado el candidato, ese movimiento del golpe o de la revolución en los meses finales de Medina o en los iniciales de Escalante ¿no habría ocurrido?
  • ¿El aumento del precio de la gasolina en febrero de 1989 después de la dispendiosa toma de posesión de Carlos Andrés Pérez fue la causa de esa explosión de protesta llamada “el caracazo”; y desde luego, tres años después del intento de golpe de Chávez Frías?

Que nada altere ni mi visión ni la de cada lector porque la historia no revela alternativas sino cuenta lo que pasó; y lo que pasó tanto con el dedo de Madariaga, como con la locura de Diógenes Escalante y más claro todavía con esta pequeña historieta que les dejo aquí, sin asidero real, y a pesar o casi tendría que decir dejando lo que fue la realidad que estamos viviendo, hay algunas cosas que condicionaron nuestra historia y la cambiaron.

No importa cuanto pudo haber absorbido de marxismo Chávez Frías, ni cuanto pudo su hermano mayor inculcarle su propia visión de una “nueva sociedad o nuevo país”, ni menos aún cuanto pudo la abuela decorarle la figura de “Maisanta” hasta empatárselo con Zamora y sus proezas militares, quizá porque ella tampoco supo que cuando Zamora murió en 1860 Maisanta ni siquiera había sido alumbrado. Haber sido perseguido de Juan Vicente Gómez por sus proezas en el abigeato no lo convierten en un luchador contra la tiranía, quizá quería hacerla suya, pero no faltó quien las presentara como luchas políticas. El niño, el adolescente y el joven se tragaron el cuento.

Por eso cuando recibía sus preseas de subteniente y vio a CAP con aquellas patillas, propias de los hombres del siglo XIX, nacionalizando el hierro justamente en el Cerro Bolívar y en Ciudad Bolívar, la del Congreso de Angostura en 1819, se transportó al pasado y comenzaría su junta con otros egresados de la Academia Militar que lo llevarían a juramentarse en el Samán de Güere y a ver la coronación del mismo CAP quince años después en 1989, como una traición que lo lleva a la asonada del 4 de febrero de 1992.

¿Será posible construir así la historia, donde un hecho tangencial determina no solo un quiebre histórico, sino un rumbo inesperado incluso para los propios actores? No lo creo, pero me ha impulsado a escribir estos párrafos haber leído recientemente que “la llamada auto juramentación de Pedro Carmona” determinó el fracaso del movimiento de Abril de 2002, como si no fuera evidente que la Fuerza Armada Nacional, que por boca del “onagro trisoleado” como le llamó Manuel Caballero anunció la renuncia de Chávez Frías fue la misma que vendió la idea de que no había renunciado, o quizá más bien, que se había arrepentido de haber renunciado y retomaba el poder.

Caracas, 12 de febrero de 2022

 

 

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