Oswaldo Páez-Pumar: Tropezando con una propuesta
Me llega, enviado por Alfredo Coronil, un artículo de Orlando Avendaño en el cual el autor plantea como necesario y conveniente que los Estados Unidos de América intervengan militarmente en Cuba. Conozco y aprecio al remitente pero desconozco al autor. Su planteamiento lo cohesiona y sustenta diciendo que, si los Estados Unidos fuera de su espacio geográfico y su zona de influencia directa se han hecho presentes en Afganistán, Irak y Corea del Norte (no menciona Vietnam) pareciera natural hacerlo en lo que el autor califica no como un país ajeno a los Estados Unidos, sino como “una extremidad”.
Nunca me he propuesto investigar, meditar, ni tan siquiera pensar el por qué en ese primer impulso imperial al final del siglo XIX, hubo para Cuba y Puerto Rico destinos diferentes. Eso quizá explicaría el uso del término “extremidad” en el artículo de Avendaño, puesto que las extremidades casi siempre son dos.
No les haré a mis lectores un resumen del artículo que comento, si desean conocerlo deben ir directamente al autor y me ofrezco a reenviarlo a quien me lo solicite. El asunto con el cual quiero contribuir a una conversación sobre el tema de una posible invasión es lo que expondré seguidamente.
Triunfante la “revolución cubana” con Castro a la cabeza contaba con una simpatía general en Hispanoamérica, era la lucha de los demócratas contra las dictadura militares, valga mencionar las derrocadas de Perón, Odría y entonces la muy reciente de Pérez Jiménez. No tardó mucho en ser proclamado el marxismo de Castro obteniendo el apoyo de la U.R.S.S. y por supuesto la “invasión por Bahía de Cochinos” fracasaría. Los marxistas pudieron haber advertido que no estaban dadas las condiciones objetivas.
Hoy, desde luego que están dadas: 1) La fuerza armada cubana de entonces venía de guerrear en serio, la de hoy solo se ha enfrentado a poblaciones de civiles inermes 2) la población civil de Cuba estaba llena de esperanzas, la de hoy de desilusiones y 3) la simpatía global por el desafía de Castro a los Estados Unidos fue eso, y el desafío ya está sepultado con el propio Castro.
Quizá el autor del artículo, de esas condiciones que están a la vista de todos puede haber razonado que esa intervención sería exitosa, poca la resistencia y de bienvenida la reacción de la población civil cubana por 62 años aplastada inmisericordemente, como se lo puede percibir por el modo de enfrentar la explosión cívica del 11 de julio.
Creo que el articulista Avendaño tiene razón y por creerlo acertado estoy totalmente en contra de su tesis. Una intervención militar de los Estados Unidos de América en Cuba desde luego tendría éxito. No encontraría resistencia en la población, como no la hubo en Irak; y la poca que pudiera ofrecer el ejército cubano a diferencia del iraquí que no tenía a donde ir, encuentra en la Venezuela bajo su dominio una ruta de escape expedita a donde llegarían a reforzar el control que ejercen a través del usurpador, preparado ideológicamente en Cuba para servir su causa, siendo de importancia capital recordar que en la concepción comunista, los conceptos de nación y de patria, son “prejuicios pequeño burgués” y que cuentan además con unas fuerzas armadas penetradas ideológicamente, en la que los más pendejos creen que están haciendo “una revolución de independencia” y los más vivos se están haciendo económicamente independientes.
Caracas, 28 de julio de 2021