Desde la llegada de Colón y sin demeritar la historia que protagonizaron los aborígenes llamados “indios” por el error de creer que se había llegado a la India, son cinco siglos y un “score”, tomando la palabra de Abraham Lincoln para definir un lapso de 20 años, los que conforman la historia de Cuba. España gobernó durante cuatro siglos, los Estados Unidos por medio siglo y medio score y la Unión Soviética por score y medio, treinta años, hasta la llegada de lo que los cubanos llamaron “período especial”, cuya duración fue apenas de medio score, diez años, porque con la llegada del siglo XXI y de Chávez Frías a Venezuela, por esas extrañas paradojas que nos trae la historia a pesar de ser Venezuela el sustento de la isla, los cubanos no solo pasaron a regir en la Isla, sino también en Venezuela. Lo contrario de lo ocurrido en los cinco siglos precedentes.
La llegada de Castro en pleno período de la llamada “guerra fría”, que desde luego fue acompañada por guerras calientes, en las cuales los cubanos pusieron su contribución de hombres en África y en Sur América, donde basta nombrar a Venezuela y Bolivia, porque lo que ocurría en Colombia precedió a la llegada de Castro; y lo que ocurriría en Nicaragua, fue demasiado temprano para lo que me propongo exponer.
A cambio de esos hombres la Unión Soviética sostuvo la destruida economía cubana y desde luego durante la dominación soviética hubo cubanos que lo tuvieron todo, o casi todo; y quienes tuvieron casi nada o nada. Díaz-Canel perteneció al primer grupo y recibió la preparación ideológica y académica para poder asumir las funciones que hoy le asignan, sin faltar abundante nutrición como lo muestra su contextura y desde luego la de los cubanos gobernantes, contrastante con la del pueblo cubano en general, salvo por algunos deportistas bien nutridos, que forman un ejército de publicidad en vivo de lo que se vive en el interior de Cuba, cuando ellos salen al exterior, no obstante lo cual no se cuentan con los dedos de la mano, los que aprovechan esas salidas para no volver.
Para cuando se inició en Cuba “el período especial” ya Díaz-Canel no era ningún muchacho, contaba 30 años, pero aceptemos que educado en ese régimen donde una sola voz se escuchaba, no había ni podía haber para él otra realidad que la que Castro con 64 años y su hermano con 59 le habían estado mostrando desde muchos años atrás, porque desde luego su escogencia no fue cuando ya contaba con 30, sino cuando todavía era posible moldearle tanto el cuerpo nutriéndolo bien, como la mente nutriéndola mal.
No obstante que los diez años del período “especial” los transcurre entre los 30 y 40 años, edad suficiente para comenzar a hacerse un juicio propio sobre lo que estaba ocurriendo; y si aún en esa época no llegó a alcanzar madurez suficiente, es mi opinión que entre los 40 y los 50 cuando el petróleo venezolano y Chávez Frías vinieron al rescate de Castro y pudo ver como se hacía desaparecer el período especial, también pudo captar lo que ocurría y si no lo hizo, ya no tiene oportunidad de hacerlo, porque no es que no sea posible iniciar algún aprendizaje después de los 50, lo difícil es “desaprender” todo lo acumulado en esos primeros 50 años, medio siglo que es el 10% de los 500 años que estamos comentando.
Y yo me pregunto, pero Dios mío, Castro (el hermano menor) no puede ni siquiera sugerirle que así como el éxito de su hermano mayor en buena medida se lo dio la facilidad de palabra, el éxito de Díaz-Canel puede depender de mantenerse callado, de no decir lo que pasa por su cabeza, como lo acaba de hacer ordenando represiones a las manifestaciones de una sociedad que tiene claro que los sesenta años del “castrismo” son los peores de Cuba, no solo los 520 que comentamos, sino los que antecedieron a la llegada de Colón.
Caracas, 21 de julio de 2021