Oswaldo Páez-Pumar: Una noticia ¿inesperada?
En el curso de este año, seguramente “animado” por el encierro generado por la pandemia, escribí sobre el credo religioso que con fines políticos representa el comunismo. La desmembración de la Unión Soviética y el desplome de su control político sobre la Europa del este, Polonia, Checoeslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania y desde luego la paradójica República “DEMOCRÁTICA” Alemana, no significó el fin de esa religión. Rusia y Bielorrusia se mantienen firmes en su fe y por eso la perpetuación en el poder de Putin y Lukashenko, cuyas raíces están en la KGB, sigue siendo amenaza, incluso para países que han adquirido su independencia como Lituania, Letonia, Estonia y Ukrania.
A ese credo se adhirió la China con Mao y aunque pueda pensarse por la evolución económica hacia el capitalismo que se inició en tiempos de Deng Xiaoping (hace 40 años y Nixon visitando China), se equivocan quienes crean que esa evolución alcanza el nivel político. La libertad económica para producir, prosperar, enriquecerse y enriquecer a una población depauperada ha sido abierta, no así la política o mejor expresado la ideológica, que aunque pueda el comunismo vanagloriarse de haber liberado a las chinas del oprobio de los vendajes en los pies para impedir el normal crecimiento, y exhibir lo que en tiempos de Guzmán Blanco en Venezuela se consideraba “aristocrático” (el breve pie), ese atávico rito parece ser lo único en que lo ideológico ha avanzado.
Me baso para escribir estos comentarios en la noticia originada en una comunidad “judía” en la China que me dejó impresionado. En primer lugar porque ignoraba que hasta la China se hubieran adelantado los descendientes de Jacob y desde luego, en segundo término, no podía imaginar que la perseverancia en su fe, y en sus ritos, como abstenerse de comer la carne de cerdo, pudiera generar en un gobierno que pretende exhibirse como renovado en su tolerancia al abrir la economía al libre emprendimiento, el impulso para establecer hasta donde en otros órdenes distintos del emprendimiento económico existe la libertad.
Porque de lo que se trata es de hasta dónde el gobierno chino, que mira con complacencia las iniciativas económicas de sus habitantes para hacer próspera la China, mira sin complacencia las iniciativas ideológicas de los chinos que no pretende depauperar la China, sino liberar e independizar sus espíritus. La noticia recoge el increíble concepto de la religión tolerada y vino a mi mente el recuerdo de algo que escribí en 1987 (hace 33 años, la edad de Cristo) cuando en Venezuela se anatematizó una comunidad llamada “los peregrinos” calificándola de secta. Escribí entonces: “Secta fue en un medio hostil el pueblo judío errante y cautivo”. Parece que hoy lo es de nuevo en China, no errante sino asentado, pero también cautivo porque la noticia nos habla de la religión tolerada, lo que supone la limitación del espíritu del hombre para optar entre creer o no creer en la existencia de un Dios y desde luego decidir cómo se relaciona con él si cree y como lo ignora si no cree.
Pero que sea el gobierno Chino quien define los términos legítimos de esa relación es equivalente a los ayatolas en Irán definiendo el bien y el mal, lo que viene a demostrar lo que dijimos en el primer párrafo: el comunismo es un credo religioso INTOLERANTE con fines políticos.
Caracas, 16 de diciembre de 2020