Democracia y PolíticaEleccionesEncuestas

«Papá, mis amigos no te van a votar»: Vox arrasa entre el votante más joven

La mayoría de dirigentes del PP asume esa batalla como perdida para el próximo ciclo electoral

Un joven de San Cugat del Vallés (Barcelona) se autorretrata con el presidente de Vox, Santiago Abascal, en 2024efe

 

Las tornas han cambiado. El voto joven se ha desplazado y atraviesa un proceso de derechización innegable. Según el CIS uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años piensa votar a Vox en las próximas elecciones generales. El 25% tiene esa intención según el barómetro público. Es casi el mismo porcentaje que suman juntos PP y PSOE. En el partido de Santiago Abascal incluso manejan encuestas que dicen que el 50% de los que tienen entre 18 y 20 años podrían terminar votándolos.

En la sala de máquinas de la formación revolotea otro dato clave: el INE estima que en 2027, cuando están previstos los siguientes comicios de ámbito nacional, habrá 1,7 millones de ciudadanos que habrán alcanzado la mayoría de edad. Eso no significa que todos se incluyan en el censo electoral –deben cumplirse los requisitos–. Pero Vox tiene la mente puesta en la mayoría de esos nuevos votantes, los que debutan y que pueden contribuir a un vuelco en su resultado.

El caldo de cultivo existe y es global. La misma tendencia se repite en otros países de Europa y otras latitudes como Estados Unidos y Argentina. Los factores que han provocado esa adhesión tan profunda –que las personas más jóvenes verbalizan sin complejos y hasta con cierto orgullo– son múltiples. Hay una radicalización de los discursos que la inmensa mayoría de padres con adolescentes o que ya tienen la edad de votar perciben en sus casas. Y que este verano dejó una imagen similar en discotecas de toda España con gritos de «Pedro Sánchez, hijo de puta» cuando terminaban las fiestas nocturnas. Ese el voto del enfado, del cabreo, casi antisistema, que siempre ha acompañado a la gente más joven y que ahora va a parar a Vox.

En el PP llevan mucho tiempo dándole vueltas a cómo revertir esta tendencia. Planes como el de vivienda con medidas exclusivas para jóvenes fue un claro ejemplo. Igual que la incorporación de dirigentes para rejuvenecer la imagen del partido y conectar con esas capas de la sociedad a las que no llegan. Pero el pesimismo se ha instalado. Muchos dirigentes piensan que la batalla está perdida. Al menos, de cara al próximo ciclo electoral. En la dirección nacional, en cambio, lo ven con otros ojos: el apoyo a Vox contribuye, al fin y al cabo, a aumentar el bloque de la derecha. Y su reflexión continúa: abre la puerta a que dentro de unos años la moda caduque y se queden con las siglas populares en vez de saltar a la izquierda.

Pero en este momento la frustración se abre paso entre cargos de toda España, dirigentes autonómicos de alto nivel, diputados o concejales. Comparten la misma realidad en su familia con una frase que se repite en la mayoría de sus entornos: «Papá, que sepas que mis amigos no te van a votar».

En las últimas elecciones de Andalucía y la Comunidad de Madrid, el PP sí cosechó el voto joven. El politólogo y profesor de la Universidad Carlos III, Pablo Simón, asegura que «el contexto y el candidato influye» a la hora de decidir y, sobre todo, deja claro que no es un proceso irreversible: «El voto joven evoluciona en el tiempo, mucho más que el resto. Y tiene un peso demográfico limitado», recuerda también, recalcando que la bolsa más importante de electores en nuestro país sigue en los mayores de 50.

Sin embargo, en Vox confían en tener muy amarrado el apoyo juvenil y amplían el foco: no es solo una moda de los chavales –muchos más hombres que mujeres– reactivos con el Gobierno de Sánchez.

Por partes. En España varios elementos que explican este auge. El «antisanchismo» y muchas de sus políticas especialmente las feministas juega un papel capital. Pero también una moda emergente que defiende las costumbres de toda la vida y los valores tradicionales. Y después hay muchas cuestiones estructurales que afectan a toda una generación: salarios bajos, la imposibilidad de hacer planes a futuro, formar una familia o comprarse una casa.

En cuanto a lo primero –la reacción antifeminista– ha sido la chispa que ha prendido en muchos casos hacia todo lo demás. Pablo Simón asegura que muchos jóvenes han notado «una pérdida de posición frente a las mujeres de su edad en términos relativos». Y eso les conduce a un rechazo de estos discursos y a apoyarse en quien más los combate. Es el motivo por el que también se produce una brecha de género en la intención de voto. Un estudio reciente de Funcas ahonda en esta realidad y revela, de hecho, que el 20% de los varones que tienen menos de 28 años se posiciona entre un 8 y un 10 en la escala ideológica, asumiéndose como extrema derecha sin ningún problema, frente al 11% de las mujeres.

Sobre el resto de cuestiones, dirigentes de Vox insisten en que ese mensaje que tanto repiten desde sus filas – «PP y PSOE son lo mismo. El bipartidismo es lo que nos ha traído hasta aquí»– ha terminado calando en muchos jóvenes, que se han cansado de confiar en la izquierda después de 8 años gobernando sin grandes cambios para ellos; y que no le dan credibilidad a Alberto Núñez Feijóo mirando a su propio futuro. Y por eso desde hace meses Vox ha acelerado sus propuestas económicas y en materia de vivienda. Igual que la vinculación de seguridad e inmigración –ahora que el PP ha entrado de lleno en el debate–. La diputada de Vox en el Parlament, Júlia Calvet, lo explica a ABC: «A mí nadie me puede negar que existe un problema de inseguridad en las calles de Barcelona porque lo vivo cada día. Y la gente se ha cansado de que les digan que son racistas, xenófobos o de extrema derecha por decir lo que viven en su día a día».

A este respecto, hay dirigentes de Vox que insisten en que muchos de sus votantes «ni se consideran tan de derechas», «ni van a misa», ni cumplen en muchos casos con ese «prototipo» que sus rivales tienen en la cabeza.

Y a todo esto se suma un ecosistema al que PP y PSOE no consiguen entrar: una nueva forma de comunicar, de compartir sus mensajes como la pólvora en redes sociales, nuevas plataformas y con el apoyo de actores externos (‘youtubers’ o ‘podcasters’) que consiguen un efecto directo.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba