Para Macri es casi una elección a pedido (Video)
El Presidente sacó el 41% de los votos a nivel nacional; con algunos puntos más espera ganar en 2019 y en primera vuelta.
El enlace al video y a la nota:
Carlos Pagni: Análisis de las elecciones argentinas
A continuación, algunos de sus principales conceptos:
En las elecciones del domingo terminaron de despejarse algunas incógnitas importantes.
La primera pregunta que se formulaban los sectores de poder, los inversores, los mercados, los sindicatos y también el propio peronismo era: ¿Qué consistencia tiene Mauricio Macri como líder y fenómeno político?
Esa pregunta se puede formular mejor a partir de tres hechos: 2001, 2011 y 2015.
El año 2001 fue un año emblemático de un proceso de gran disconformidad de la sociedad con la política, sobre todo los sectores medios, y de una crisis de representación que produjo el colapso del radicalismo.
La manifestación más importante se da en 2011 cuando Cristina Kirchner obtuvo el 54% de los votos. Pero lo importante es que hubo un 46% del electorado que decidió que la ex presidenta se fuera, pero el núcleo más consistente de ese 46% apenas alcanzó el 16% detrás de la figura de Hermes Binner.
La fragmentación de ese 46% hizo no sólo que Cristina gobernara como si hubiera ganado por el 76%, sino que la gente saliera a la calle pidiendo que aparezca alguien. Ese porcentaje que pedía por alguien se encontró en 2015 con la figura de Macri.
La emergencia de Cambiemos significó la alianza con Elisa Carrió, la convención de los radicales en Gualeguaychú, el triunfo de María Eugenia Vidal, entre otras cosas, e hizo que Macri, que salió segundo en primera vuelta, ganara en el ballotage.
Muchas veces actores políticos, económicos e internacionales durante estos dos años le dijeron a Macri que iban a poner plata cuando vieran las elecciones de octubre de 2017. Esta incógnita se despejó el domingo.
Parece que Cambiemos tiene más consistencia de la que se esperaba y hace una especie de «hipermacri». Gana en la provincia de Buenos Aires, con el valor simbólico que implica, y obtiene el triunfo en otros distritos muy importantes del país como Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Mendoza.
Esta franja de la Argentina es la que pide que el Estado deje de ejercer la presión que ejerce sobre la economía. Ahí ganó Macri. En un electorado muy alineado con lo que él promete que quiere hacer.
La política en la provincia de Buenos Aires había quedado bajo el imperio de una especie de unicato. Había perdido la competencia política prácticamente desde 1987 cuando ganó Antonio Cafiero en pleno gobierno de Raúl Alfonsín. En ese distrito, desde entonces, el peronismo dominó en soledad.
Otra novedad, Cambiemos en todo el país obtiene casi el 41% de los votos. Está a cuatro puntos del 45% y es importante porque Macri aspira a partir de ahora a obtener en 2019 un triunfo en primera vuelta y moverse del riesgo del ballotage.
Tenemos acá una figura relevante que va a seguir participando del juego. El 42% de los votos de Cristina están en la Tercera Sección electoral. Es la geografía para la cual en los ’40 Perón pensó el peronismo, donde cualquier proyecto del peronismo tiene que pensar tener algo. Cualquier peronista tiene que mirar cuánto tiene ahí si quiere carrera a 2019.
Hay una razón más por la cual es difícil desplazar a la ex presidenta de la escena peronista: es que cuando uno examina los reproches que le hacen sus adversarios – Florencio Randazzo , Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey – le reprochan la soberbia y no terminan de decir que es corrupta, quizás porque le temen al búmeran.
Para Macri es casi una elección a pedido.
Significa que el horizonte del peronismo para el año 2019 parece muy brumoso. No hay a partir del domingo un proyecto de poder y ahí hay una mayor disponibilidad del PJ para negociar con el Gobierno una batería de reformas que el presidente anunció con Marcos Peña.
A Macri no le conviene del todo un peronismo demasiado caótico porque con un grupo caótico es difícil acordar.