París reverdece
En París, cinco empresas de arquitectura han unido esfuerzos en el proyecto bautizado El Camino para transformar el barrio de La Defense.
Es una de las iniciativas que aspiran redorar los blasones de la capital francesa tras la pandemia y el fenómeno del teletrabajo que, según parece, llegó para quedarse.
. Maqueta Proyecto El Camino, La Defense,Paris.jpg
Así, recobrando color y vida, reverdecerá el perfil de concreto y cristal del quartier que el presidente Mitterrand legó entre las numerosas obras de sus dos septenios; en una iniciativa absolutamente privada, con locuras vegetales y senderos de interconexión entre las torres, destinada a influenciar al sector estatal, como sucedió ya con otra idea renovadora que modificó la imagen tradicional de los Campos Elíseos.
Un documento de la empresa Groupama Immobilier precisa que el objetivo es “crear un sistema aéreo a escala del territorio, donde las torres de oficina se abrirán a nuevos usos: restaurantes, comercios, actividades deportivas o culturales, servicios a empresas y particulares y coworking”, pero, sobre todo, y de allí su nombre, trazará una vía entre esas torres, según el modelo de la High Line de Manhattan y el Silk Road Corridor en el barrio de negocios de Shenzen, China.
Cuatro puertas enlazarán La Defense con los suburbios vecinos de Courbevoie, Neuilly, Nanterre y Puteaux, con espacios poéticos y bucólicos que alternarán con plazas pueblerinas, construidas fundamentalmente con materiales naturales y reciclados, y una avenida amplia de treinta metros que prolongará el Gran Arco, bordeado de inmuebles residenciales de baja altura.
Sociólogos, geógrafos y antropólogos urbanos han sido llamados como asesores para crear una conexión entre la villa funcional del pasado con la vida relacional del futuro, a sabiendas que ya es obsoleto el modelo que se construyó para la ciudad ideal del siglo XX, y debe responder a exigencias como el teletrabajo, el bienestar, el respeto y la seguridad de las mujeres y plantearse la cuestión de la luz y los árboles.
Antes que hipermodernidad se trata de respetar el espíritu de los lugares, afirma uno de los expertos, a fin de superar el reto que significó el confinamiento obligatorio del Covid-19, que vació los espacios después de las horas de oficina y amenazaba convertirlos en un lúgubre cementerio.
En resumen, hacer de La Defense un rincón privilegiado del turismo, la economía, la cultura y el gusto de vivir, convirtiéndolo en “un sitio de encuentros, de sorpresas, fértil, comensal y solidario”, según uno de los asesores, mientras otro llega a proclamar que nos hallamos ante una nueva psicogeografía.
Para que la energía y los flujos circulen de una a otra construcción, de las más modernas a las más antiguas, en una cooperación generosa, imitando a los rizomas que entre ellos tejen las plantas y los árboles y, en definitiva, según afirma el arquitecto Christian de Portzamparc, de reavivar un proyecto grandioso y modernista que ahora se revela inadaptado, acusando el rigor de cuatro decenios.
Varsovia, julio 2021.