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Partido único, un marido abusador que no soporta la competencia

La única que se ve amenazada de sucumbir en un modelo pluripartidista es la dictadura del partido único y no debido a la voluntad hegemonista, sino ante la libre decisión de los electores

Para responder a la pregunta de por qué en Cuba hay un único partido, el diario  Granma publicó esta semana la opinión de Michel E. Torres Corona, un joven que se graduó hace tres años en la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y que frecuenta las páginas del sitio Cubadebate.

Para empezar cito in extenso el párrafo que los editores del órgano oficial del partido colocaron como sumario o entradilla de la columna:

¿ Podría ser viable un modelo pluripartidista en Cuba, que no sucumbiera ante la voluntad hegemonista de los enemigos de la Revolución? El pasado y el presente nos enseñan que la dispersión de las fuerzas políticas de izquierda, por muy buenas intenciones que estas tengan, solo sirve para pavimentar el camino hacia el ejercicio del poder político público por parte de coaliciones de derecha.

En este suculento párrafo, el autor cuestiona la viabilidad del pluripartidismo en Cuba fundamentándose en el supuesto de que ese modelo sucumbiría «ante la voluntad hegemonista de los enemigos de la Revolución», de donde se desprende que dicha voluntad hegemonista se aprovecharía del pluripartidismo solo para liquidarlo una vez en el poder.

Según este analista una presumible coalición de derecha en Cuba derrotaría en las urnas a una dispersada fuerza política de la izquierda

Según este analista una presumible coalición de derecha en Cuba derrotaría en las urnas a una dispersada fuerza política de la izquierda.

Trasladando esta reflexión al plano de lo doméstico, lo expuesto por Torres Corona se parece a cuando un marido abusador impide a su mujer salir de casa, tener un trabajo o relacionarse con otros hombres porque eso traería una «inaguantable competencia» que la llevaría a ella a decantarse por otra situación y otra pareja. Aislada, abusada y sin derecho a otros contactos, así vive la Cuba política de hoy.

Lo que realmente preocupa a quienes exponen estos argumentos es que la única que se ve amenazada de sucumbir en un modelo pluripartidista es la dictadura del partido único y no debido a la voluntad hegemonista, sino ante la libre decisión de los electores. Y no es que Torres Corona lo diga directamente, sino que se deduce de sus argumentos.

Para darle legitimidad a la existencia del partido único, enfatiza que la Constitución aprobada, hace ya un año, es una muestra fehaciente de que en materia sociopolítica el sistema de partido único sigue siendo uno de los principios fundamentales del socialismo cubano. Se invierte así la relación de causa y efecto, olvidando que la comisión redactora de la Carta Magna estuvo presidida por el primer secretario de ese partido.

No parece necesario detenerse en los argumentos destinados a relacionar el modelo de partido único con lo que según el autor son «los fundamentos históricos que respaldan este sistema». Mencionar a José Martí como un antecedente que justifique la dictadura de un partido resulta no solo una construcción artificial sino una falta de respeto.

Sin embargo, en su intento de historiar el origen del engendro el autor aporta un detalle controvertido cuando señala que en el acto de nombrar como comunista a este partido se notaba «la marcada influencia del campo socialista y del pensamiento soviético».

Torres Corona no tiene derecho a escudarse en su edad que no le permitió ver en vivo aquella escena del 3 de octubre de 1965

Torres Corona no tiene derecho a escudarse en su edad que no le permitió ver en vivo aquella escena del 3 de octubre de 1965 cuando Fidel Castro, para bautizar al partido preguntaba al auditorio las sugerencias de nombres. «¿Qué dicen los de allá…? Comunista… y qué piensan los de este lado…Comunista…»  que fue como se vendió la idea de que no solo el nombre, sino la esencia de ser el único, fue aprobada por consenso.

Es cierto que por su edad, Torres Corona no presenció en vivo aquella escena, pero por su presumible cultura política debe conocer el detalle que aquí desmiente.

No obstante, se debe felicitar al autor del texto por sus atrevimientos teóricos, sobre todo cuando afirma que «el sistema de partido único es el que defiende la idea de someter la ideología de un sistema político a un solo orden de intereses: los intereses del pueblo». Y lo dice como si no supiera que en los últimos 60 años los intereses del pueblo cubano han estado sometidos a la ideología de un sistema político que impuso, sin consultárselo a nadie, Fidel Castro.

Si el partido único proyecta estrategias que coadyuven a que  el aparato estatal tome decisiones acorde a los intereses del pueblo, desaparecerían de inmediato todas las limitaciones que impiden el desarrollo de la economía y el libre flujo de ideas.

Lamentablemente, la dispersión en las fuerzas opositoras en la Cuba de 2020 difícilmente pudiera competir, en las urnas, en un presumible escenario de pluripartidismo

Lamentablemente, la dispersión en las fuerzas opositoras en la Cuba de 2020 difícilmente pudiera competir, en las urnas, en un presumible escenario de pluripartidismo, con una coalición de quienes se identifican como la izquierda revolucionaria, por muy fragmentada que se encuentre.

Lo que pudiera acontecer cuando el electorado tenga la posibilidad de elegir no depende solo de que, desde el poder, se dé permiso al pluripartidismo. Mucho antes hay que demoler otros muros. Habría que abrir un espacio seguro a la libertad de expresión y a la libertad de asociación. Para decirlo de otra manera, habría que despenalizar la discrepancia política.

¿Qué otra cosa es el pluripartidismo?

 

 

 

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