Si la Virgen fuera andina y San José de los Llanos, el Niño Jesús sería un niño venezolano.
Aguinaldo tradicional.
Nací en una casa judía, de padres judíos, siempre me he sentido judía sin un segundo de duda. Pero por alguna razón que nunca quise indagar, desde niña me fascinaron los aguinaldos tradicionales venezolanos. No me perdía los conciertos navideños en la Iglesia de San José cuando el párroco era el Padre Hernández, aquel hombre inmenso en su estatura física y moral de quien fui amiga hasta su muerte.
Tampoco los inolvidables del Orfeón Lamas dirigido por el maestro Vicente Emilio Sojo en la Escuela de Música «José Ángel Lamas», de Caracas. Luego compré los discos de aguinaldos del Quinteto Contrapunto y de Serenata Guayanesa que oigo siempre al empezar diciembre. Conste que en ninguno de los aguinaldos tradicionales o más recientes he oído que el Niño Jesús fuese palestino.
Jesús de Nazareth nació en Belén porque el Imperio Romano que había invadido el reino de Judea (no Palestina) realizó un censo obligatorio en la ciudad de Belén a la que debieron trasladarse desde Nazareth –donde vivían–José y María, los padres de Jesús. Y allí nació su hijo un 24 de diciembre. Los viejos calendarios identificaban el 6 de enero como Dia de Reyes y de la Circuncisión del Señor. Los niños judíos son circuncidados a los 8 días de su nacimiento. Ergo, Jesús nació judío, no palestino.
Unos 1040 años antes de la era cristiana, David fue rey de Israel, (no había ninguna Palestina), al que expandió hasta unirle las ciudades de Jerusalén, Samaria y Petra. Hasta las personas menos ilustradas han oído recrear el pasaje bíblico en que un joven David, con una piedra lanzada con su honda, da muerte a un temible gigante llamado Goliat.
A David lo heredó su hijo Salomón quien fue no solo rey, sino también poeta (El Cantar de los Cantares) sabio, legislador, juez supremo y constructor del Templo de Jerusalén, en el reino de Israel. En el año 597, Nabucodonosor –Rey de Babilonia– ocupó Jerusalén, en el reino de Juda. Destruyó el templo de Salomón y llevó a miles de judíos como esclavos, a su reino.
Giuseppe Verdi se inspiró en este pasaje bíblico para componer su ópera «Nabucco», que incluye el coro «Va pensiero», lamento de los esclavos judíos en Babilonia y , con el paso de los siglos, himno sentimental de Italia. Esta es la letra: «Ve, pensamiento, con alas doradas; ve, pósate en laderas y colinas donde huele la suave fragancia, la dulce brisa de la tierra natal!. Las orillas del Jordán saludan, de Sión las torres destruidas . ¡Oh, patria mía, tan bella y perdida! ¡Oh, recuerdo tan querido y desdichado!”
Pero volvamos a Jesús de Nazareth cuando ha llegado a la edad de 33 años. Sus seguidores que son muchos lo llaman «Rabi». ¿Qué predica ese rabino? indignación por las desviaciones de la ortodoxia judía que practican «los mercaderes del Templo», y su expulsión del sagrado recinto. Como el ciudadano Nicolás Maduro ha decidido darle nacionalidad palestina a Jesús, nada impide que por un ejercicio de imaginación lo hagamos un venezolano en procura de expulsar y castigar no solo a los mercaderes del Templo, que los habrá, sino a todos aquellos que en los últimos 24 años han saqueado a este país hasta dejarlo en la inopia.
Por ser contestatario Jesús fue condenado a morir en la cruz. No lo crucificó «el Imperio español» como vociferó el ciudadano Maduro, porque ese Imperio nació 1492 años después con el descubrimiento de América.
La crucifixión fue una pena de muerte romana. Los españoles practicaron métodos más considerados como la horca, la hoguera y el garrote vil para aquellos que la Inquisición acusaba de judaizantes, brujos o herejes.
Espero haber aclarado que Jesús nació y murió judío, jamás palestino.
Ahh, algo que no puedo dejar sin comentar: el ciudadano Maduro acusó al sionismo internacional de querer acabar con el mundo árabe. La población musulmana se calcula en 1.500 millones de personas en el mundo, es decir el 20% de la población mundial. Los judíos (sionistas) en 13 millones de los cuales 7 millones viven en Israel y el resto esparcido por el mundo. Entre esos sionistas (judíos) dispuestos a liquidar a 1.500 millones de musulmanes, hay ancianos, niños, enfermos y discapacitados. Se sobrentiende que la cosa no es fácil.
PAULINA GAMUS: Abogada, parlamentaria de la democracia – @Paugamus