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Paulina Gamus: El humor en tiempos funestos

Ahora viene mi otra preocupación: ¿Perdí el sentido del humor?

 

Escribo esta nota con algunas preocupaciones, la primera de ellas es ser tantas veces autobiográfica. La disculpa que encuentro es que las personas que hemos vivido mucho (mis enemigos dirán que demasiado) no podemos resistir la tentación de traer a colación nuestros recuerdos y experiencias. Comenzaré por decir que siempre, sin proponérmelo, escribí hasta las cartas muy personales con un toque humorístico. Comencé a colaborar semanalmente con El Nacional –desde 1969– con el auspicio de ese inolvidable caballero español que fue Don José Moradell y con la afectuosa anuencia de Julio Barroeta Lara quien le dio el título TIC-TAC a mi columna.

No recuerdo cuál fue el tema de mi primer artículo que causó escozor a Manuel Caballero, entonces militante de la intelectualidad comunista criolla y autor de una columna en el mismo diario que firmaba con un seudónimo que olvidé. Escribió entonces Caballero: «Ese señor que usa el seudónimo de Paulina Gamus de Almosny, etc,etc». ¡Para que fue aquello! Aproveché mi derecho a réplica para acusarlo de machista porque no podía aceptar que una mujer escribiera notas humorísticas. Para aquel entonces las pocas mujeres columnistas escribían con mucha seriedad sobre temas sociales, educativos o literarios. Luego Manuel y yo nos hicimos amigos en las tertulias que se formaban en la oficina de Julio Barroeta en las cuales yo era la única adeca rodeada de «ñángaras».

En esos tiempos y hasta la llegada del chavismo, habia columnistas izquierdosos que escribían con agradable humor. Pero aquellos que abrazaron la causa del teniente coronel golpista, lo perdieron de manera exponencial por transformarse en lamebotas del nuevo jefe. El humor en tiempos de Chávez pasó a ser grotesco, chabacano, arrabalero, vulgar y hasta pornográfico para estar a tono con la línea que éste impuso cuando hablaba durante nueve o diez horas consecutivas en su “Aló Presidente”.

Los programas de la Televisora Nacional, donde alguna vez fueron figuras señeras Aquiles Nazoa, el profesor José Antonio Calcaño, la inolvidable Cecilia Martínez y otros por su estilo, fueron sustituídos por algo tan deleznable y cloacal como «La Hojilla» y más tarde por la descarga permanente de agravios y catarata de odio de «Con el mazo dando».

Con el mayor respeto por aquellos que padecen el Síndrome de Tourette (Mozart lo tuvo) una de cuyas manifestaciones es el impulso incontenible de expresar obscenidades y palabras escatológicas, pareciera que los máximos dirigentes del chavo-madurismo se escudaran en esa anomalía para dirigirse al pueblo que los escucha. Como consecuencia, la vulgaridad se ha extendido como una práctica casi obligatoria en muchos funcionarios y también, por desgracia, en gente del común.

Un alcalde, Ernesto Parequeima, de El Tigre, Estado Anzoátegui, fue primero preso y luego destituido e inhabilitado políticamente por 15 años, supuestamente por ofender a las personas autistas. Sin duda una cortina de humo para ocultar que pocos días antes, el fiscal general Tarek Wiliam Saab había hecho algo parecido al referirse a la oposición. Pero nadie en las alturas del regimen pensó en destituir a ese alcalde cuando el Día de la Madre le regaló –en público y entre burlas– un objeto sexual a una ciudadana de su pueblo. Y hasta ahora nadie de esas alturas se ha atrevido a sancionar a Rafael Lacava, el impresentable y ofensivo gobernador del Estado Carabobo, grotesco, obsceno, procaz, estrafalario y por desgracia popular. Razón por la cual puede hasta confesar que consume drogas y es intocable.

Ahora viene mi otra preocupación: ¿Perdí el sentido del humor? ¿Ya no puedo escribir sino sobre las tragedias que ocurren en Venezuela y en otros países? Parece que no tanto, esta semana que pasó me he reído mucho aunque por situaciones tragicómicas. Una de ellas es el Bingo que ha creado el gobernador del Estado Mérida para repartir el combustible en las estaciones locales. La noticia que apareció en El País de Madrid continúa así: » …Cada mañana, a través de la radio local y redes sociales, el Gobierno del Estado de Mérida, en Venezuela, transmite un sorteo en el que una tómbola de juguete decide las matrículas que podrán cargar gasolina ese día. Con este esquema, las autoridades locales intentan mejorar la distribución del combustible, ante la crisis que obliga a los conductores a pasar horas en las filas en espera de obtenerlo. El sistema selecciona los números al azar y los coteja para asignar a cada matrícula las estaciones de servicio donde podrán abastecerse. El sistema ha tenido resultados positivos, mientras que el resto del país sufre por la escasez. ….” .

Otra fue el video con la multitud, en Maracaibo, empujando una gandola cargada de gasolina. El vehículo se accidentó y la cantidad de aspirantes a surtir sus automóviles con el preciado líquido empujaron la gandola hasta su destino. El video como era de esperarse, se hizo viral. Nosotros los venezolanos no, pero en el resto del mundo se deben estar carcajeando a costa de un país que hasta antes de la pandemia del Covid, (2020) regalaba la gasolina tanto así que las propinas a los empleados que la surtían eran mayores que el costo del combustible. ¿Y ahora? ¡Ayy ahora!

 

Otra de esas noticias tragicómicas viene de Colombia y nos afecta también a los venezolanos. No es el melodrama de la niñera ya tan comentado, sino el acuerdo del cese del fuego por 6 meses entre el presidente Gustavo Petro y el máximo comandante del ELN Antonio García (Eliecer Herlinto Chamorro Acosta), que no incluye el compromiso del grupo narcoterrorista de abandonar secuestros y extorsiones. ¡Vaya acuerdo!

Y para concluir, en España el pasado domingo 28 de mayo fue domingo normal en Trespaderne (Burgos, 730 habitantes). En Trespaderne no hubo elecciones porque nadie quiso ser alcalde. El pueblo se quedó sin listas y afronta un próximo vacío de poder, al igual que otras 42 poblaciones españolas carentes de candidaturas. ¡Igualito que aquí en la próxima Primaria!

 

 

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