Paulina Gamus: Perdonen a AMLO, por favor
Hace años un amigo mexicano me contó un chiste que he recordado en estos días a raíz de la exigencia de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, a España y al Vaticano para que pidan perdón a su país por los crímenes cometidos contra la población aborigen durante la Conquista y la Colonia. Va el chiste: un grupo de indios mexicanos se encuentra a un turista español, al saber su nacionalidad lo asesinan brutalmente. Son detenidos y llevados al cuartel de policía. El jefe policial los interroga: ¡Salvajes, brutos, bestias!, ¿por qué descuartizaron a ese pobre hombre? “Pos porque era español y los españoles mataron a Monctezuma”. ¡Animales, pero eso fue hace más de 500 años! ¡Ah, pero nosotros lo supimos ayer!
Pareciera que también AMLO lo supo ayer. No seguí muy de cerca la campaña electoral del actual presidente mexicano, pero, que sepamos, AMLO no utilizó pedir cuentas por los crímenes de los conquistadores españoles y de la evangelización católica contra la población aborigen como parte de su programa de gobierno. Por lo que es legítimo pensar que esa solicitud, inmediatamente transformada en escandalosa noticia internacional, es un subterfugio cuando el plan de gobierno con sus ofertas mágicas comienza a fallarle. El conejo que sale del sombrero del ilusionista.
Menos extraña es la coincidencia, mejor dicho, la copia casi al carbón de esa supuesta pasión indigenista de AMLO con la de Hugo Chávez. Recordemos que aquí la cosa comenzó con cambiarle el nombre al Día de la Raza. Eso estaba bien, en cierto modo, porque hablar de razas en el siglo XXI es no solo demodé y chocante, sino además acientífico. Lo hubiesen denominado Día del Encuentro de Dos Mundos, pero eso sonaba demasiado light. Entonces inventaron lo de la “Resistencia Indígena”, muy propio de un militar que solo peleó batallas en sus delirios de grandeza.
El siguiente paso fue la llegada de un grupo de malvivientes al sitio donde se encontraba desde hacia décadas una hermosa estatua de Cristóbal Colón y volverla añicos. El pedestal vacío estuvo años mostrándose como testimonio de la violencia y la ignorancia combinadas de ese engendro llamado chavismo. Años después fue sustituida por la escultura (habría querido darle otro nombre a ese adefesio, pero me fue difícil encontrarlo) de un ignoto cacique con un más ignoto protagonismo en la heroica resistencia indígena.
Debemos sin embargo reconocer que Chávez fue menos lanzado que AMLO en eso de exigir disculpas al gobierno del Reino de España. No llegaré al arranque laudatorio de creer que era más inteligente o menos demagogo y populista. Prefiero inclinarme por la idea de que su gobierno tenía más interés en negociados turbios con el de Rodríguez Zapatero que en exigir disculpas extemporáneas por el sufrimiento de los ancestros de media Venezuela, la que lanza flechas. Recordemos que la otra mitad toca tambor.
Uno de esos negociados fue el del Metro de Caracas. Una de las causas de su desastre está en el cambio de tecnología y equipos franceses, después de veintisiete años de uso y experiencia, por los españoles. La vagabundería de esta negociación fue tan obscena que no hubo proceso licitatorio y los españoles obtuvieron el contrato con una oferta más cara que la francesa.
Distintos voceros políticos españoles e intelectuales como Arturo Pérez Reverte han expresado su repudio a las pretensiones absurdas de AMLO. Como era de esperarse, el chavismo español representado por PODEMOS lo aplaude. En momentos en que escribo esta nota, Maduro y su patota están tan ocupados con el terrorismo eléctrico que no han dicho pío sobre las pretensiones de su camarada AMLO. Aunque ¿imaginan ustedes el papelón si se les ocurre algo semejante?
Disculparse ellos
Enseguida tendrían que disculparse con las etnias aborígenes que a duras penas sobreviven en Venezuela entre hambre y enfermedades, después de veinte años de socialismo chavomadurista. Disculpas por violar la Constitución que Chávez invocaba a diario con el refinado apodo de “la Bicha” y que contiene una serie de artículos destinados a la protección de esas etnias. Disculparse con las madres indias que, con sus bebés a la espalda, piden limosna en las esquinas de Caracas y los indios que malviven mucho antes de que el hambre, saciada en la basura, se generalizara. Y especialmente con la etnia pemona ya que varios de sus miembros fueron asesinados, heridos y encarcelados el 23/2/19 porque, desesperados por el hambre, quisieron que entrara la ayuda humanitaria desde Brasil.
Así como estos carnales venezolanos de AMLO maltratan a los descendientes de la población autóctona de estas tierras americanas, los gobiernos mexicanos desde la Independencia hasta hoy deberían disculparse con su población indígena por haberla mantenido en el atraso y la miseria.