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Pedro Pérez Castro: En honor a Venezuela
Hace algunos días, específicamente el 4 de diciembre de 2015, creyendo necesario expresar mi reconocimiento a Venezuela, en razón de residir en este país, junto a mi familia, desde 1980, quise expresar mi reconocimiento por la solidaridad que recibimos los cubanos y muy especialmente los expresos políticos que aquí arribamos después de haber salido de la opresión y la injusticia que el sistema, régimen y gobierno de Cuba, habían desatado contra nuestro pueblo en una desigual batalla, que habíamos perdido, y que está aún por verse el resultado de esta larga guerra, que ya dura 56 años.
Pareciera que al volcar mis reflexiones, en esas cuartillas, eran como un presagio de lo que sucedería dos días después, el 6 de diciembre de 2015, fecha que sin lugar a dudas, ya forma parte de las efemérides gloriosas de esta nación.
He asistido durante 16 años al desastre que se inició en Venezuela desde que el populismo se entronizó en este país acompañado de un gobierno llamado cívico-militar, que dio preeminencia, favores y prebendas al estamento castrense que en contubernio con lo peor de la sociedad desató el odio más visceral contra el pueblo venezolano y sus representantes de todas las capas sociales, vendiéndole ilusiones a las capas más desfavorecidas de un proyecto llamado socialismo del siglo XXI, que todavía está por explicarse.
Modestamente pienso que Dios me ha escogido para ser testigo excepcional de hechos relevantes durante estos años, permitiéndome participar de alguna manera en sus incidencias.
En octubre de 2009, la histórica organización sindical que presidí durante muchos años, la Solidaridad de Trabajadores Cubanos (STC) celebró su IX Congreso en la ciudad de Miami, en el marco de diferentes conferencias sobre temas sociales y en función de nuestro quehacer institucional, siempre con nuestros objetivos fundamentales dirigidos hacia Cuba.
Entre nuestros conferencistas, se encontraba, un prestigioso amigo nuestro, Expresidente de la Cámara de Diputados de Venezuela, exponente profundo del humanismo cristiano y renombrado político del partido COPEI. Su nombre, Dr. Ramón Guillermo Aveledo, de dilatada trayectoria y ejecutoria intachables. Realizábamos nuestro evento en salones del Miami Dade, que nos había concedido el favor y el privilegio de usarlos. Una tarde, tocó el turno de exponer al Dr. Aveledo, en una conferencia magistral.
Al final de la misma y en los mismos salones se reunió un grupo de exiliados venezolanos que aprovechando la visita del Dr. Aveledo quisieron intercambiar con él temas referentes a lo que acontecía en su país de origen, que ya era presa del autoritarismo y la persecución contra los que opinaban diferente de sus funestos designios. Ramón Guillermo me invitó a participar de ese encuentro y escuché con atención sus palabras de aliento y esperanzas para sus coterráneos y para mí que escogí a Venezuela como mi segunda patria.
Al finalizar, hablamos como siempre de forma cálida y amable y me dijo: – “Estamos trabajando en un proyecto de unidad democrática, para poder combatir de manera unida al régimen que ya se ha entronizado en Venezuela, sólo con unidad podremos enfrentarlo”. Recordé nuestras luchas en Cuba frente al comunismo y al castrismo y le respondí con afecto:- ¡Eso es imposible, es una tarea titánica y te volverás loco en ese esfuerzo! – Terminó la sesión y nos despedimos, porque él partía hacia otro destino.
Regresé a Venezuela y me dediqué como siempre a mis tareas sociales en función de Cuba. Sin embargo, durante estos años he vivido lo que aquí ha sucedido y comprobado cómo se cuajaba la unidad de los actores sociopolíticos democráticos de Venezuela, a veces con errores, ambiciones personales y claros cuestionamientos, pero con muchos aciertos y desprendimientos humanos en función de los más altos ideales de la nación, con estrategias y tácticas novedosas que finalmente parieron una sólida organización, sin estridencias ni personalismos que se llama Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que ha sido capaz de organizar una estructura a nivel nacional , cuyas sólidas bases han generado una paliza electoral que será recordada en la historia de este país.
Sencillamente este pueblo se cansó de sufrir, de ser humillado, de ser escarnecido, y por eso ha dicho BASTA!
Por mi parte ante la rotunda victoria de esta fuerza democrática arrolladora, pienso en la certeza de la tradición democrática de Venezuela, efectivamente, paradigma de la América Latina, y he comprendido para siempre que en los genes de este noble pueblo existe una fuerza capaz de defender su libertad, su democracia y su justicia, y lo que es más aún, juntarse , que ha sido la palabra de orden, para expulsar de su seno a los usurpadores, forajidos y corruptos, que osen hoyar esta bendita tierra. Que Dios la guarde para bien de los que tenemos la suerte de vivir en ella.
Finalmente quiero dar las gracias a ese gentil hombre: Ramón Guillermo, que me dijo en 2009: -“Sí se puede”.
Ahora sé que es verdad, porque sí se pudo y ahora es cuando!
GLORIA AL BRAVO PUEBLO
Pedro Pérez Castro