Pedro Sánchez, ¿Nobel de Literatura?
Sánchez mira la realidad con un ojo puesto en la posteridad, y ahí no está muy lejos de un Hemingway
El verdadero motivo del pique entre Sánchez y Trump es por el Nobel de la Paz, le dijo un periodista a Ángel Víctor Torres en una entrevista en Atlántico Televisión. «Bueno, yo tengo claro quién se lo merecería», respondió el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, rapidísimo de reflejos, antes de empezar con las loas a su jefe. Fue la excusa perfecta para que en el programa de Javier Ruiz rotularan: «Pedro Sánchez, ¿Nobel de la Paz?». La interrogación es siempre una coartada para la imaginación, aunque en ‘El Plural’ apostaron por el gradativo, que es una solución más elegante para la ficción: «La candidatura de Pedro Sánchez al Nobel de la Paz, más posible que nunca». ¿No se puede decir lo mismo del apocalipsis? Pronto llegaron las crónicas que lo situaban en la misma frase que Nelson Mandela, también se escribieron tribunas defendiendo los méritos del presidente: por su valentía, por su determinación, porque hay que mirarlo con los mismos ojos que miramos a las figuras históricas que marcaron el siglo XX. Y así. Otra prueba más de que los bulos son deseos. Y los deseos siempre nacen en la intimidad.
Como en Estocolmo solo hacen públicas las listas de candidatos al Nobel cincuenta años después de su concesión, la fantasía de un Sánchez Nobel podría durar medio siglo, que es casi una vida y varias historias. El lapso le permitirá jubilarse diciendo: yo estuve a punto de ganar el Nobel de la Paz. ¿Y acaso mentiría? ¿Quién podría desmentirlo? En las casas de apuestas, sin embargo, no figura su nombre entre los favoritos al premio. El español mejor situado es el chef José Andrés, que es un hombre muy bien situado. Pero esto no debería desanimar al presidente, que ya puede ir preparando su candidatura al Nobel de Literatura, para colocarse al lado de Churchill. El galardón también se ajusta a sus méritos: a veces olvidamos que fue el primer presidente del Gobierno español en publicar un libro durante su mandato… De ‘Manual de resistencia’ puede salvarse hasta la nota de prensa: «Uno tras otro, los lugares comunes de nuestra vida política han sido derribados por un hombre: Pedro Sánchez». Nada caduca, ni siquiera sus comentarios sobre la actualidad de 2018: «A mí personalmente, el haber salvado la vida a 630 personas hace que piense que vale la pena dedicarse a la política». Todo está en los libros.
Sánchez, como los grandes literatos, mira la realidad con un ojo puesto en la posteridad, y ahí no está muy lejos de un Hemingway. Sería tan fácil de escribir el acta del jurado. «Por su magistral recuperación del género epistolar en tiempos de mensajería instantánea, por su prosa directa y valiente con la que ha expresado sus sentimientos más profundos, por su fidelidad al relato, un arte que ha sublimado más allá de las fronteras de los libros, hasta convertir su propia vida en literatura, y con ella la del resto de un país que hoy piensa con su verbo».
Y si no sale el premio, siempre puede quedarse con Borges, como Zapatero.