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Periscopio Chile – Un hecho histórico: escaños reservados para los pueblos originarios en la Convención Constituyente

 

Así de claro y fuerte “como un hito histórico” que viene a abordar la participación de los pueblos originarios en la Convención Constituyente fue calificado el texto legal que fue despachado por la Cámara de Diputados y el Senado, quedando listo para su promulgación. Con la convicción de que «se inicia un proceso histórico que apuntará a saldar la deuda histórica del Estado hacia los pueblos originarios«, el Senado despachó el informe de la Comisión Mixta que resolvió la fórmula de consenso frente a la reforma constitucional que tiene por objeto reservar 17 escaños a representantes de los pueblos originarios en la integración del órgano constituyente que se conforme para la creación de una nueva Constitución.

La participación de los pueblos originarios y de la inclusión en general – como es la de género e independientes- es el ADN de la propia conformación democrática, y de una mejor y más democracia de un país. Los escaños indígenas no solo implican cumplir con una demanda legítima de los pueblos originarios en Chile, sino que es un requerimiento para toda la sociedad que aspira a consolidar su democracia. En ese sentido, a mayor inclusión más posibilidades de que la nueva Constitución reconozca los diversos proyectos sociales que tienen los diferentes grupos que conforman un pueblo.

Chile ha suscrito diversos tratados internacionales en relación a los derechos humanos en los cuales se reconocen un estatuto de garantías a los diversos pueblos indígenas. Al mismo tiempo, los diversos pueblos indígenas tienen derecho -como naciones originarias- a tener una voz clara y fuerte, con posibilidades efectivas de ser parte en las decisiones políticas; ello implica mucho más que una demanda histórica por la ampliación de los derechos humanos, sino que es una cuestión de legitimidad democrática.

Los escaños reservados para los pueblos originarios en el proceso constituyente quedaron conformados con el siguiente detalle: se contará con siete cupos para el pueblo Mapuche; dos para el pueblo Aymara y uno para los pueblos Atacameño, Colla, Quechua, Rapa Nui, Yamana, Kawashkar, Diaguita y Chango, dejando fuera el cupo para los Afrodescendientes, siendo la primera vez en la historia de Chile que se reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derechos.

Hace apenas 27 años, recién el año 1993, el Estado aprobó una Ley indígena que ha ayudado de alguna manera a abrir puertas para una mejor y mayor comprensión de los temas que involucran a los diversos pueblos indígenas que habitan en Chile. En ese sentido, en marzo de 2008 el Congreso ratificó, después de 18 meses, el Convenio 169 que hoy es ley de la República. Y anteriormente Chile había firmado en Naciones Unidas la Declaración Universal de Derechos de los pueblos originarios del mundo.  Con lo que se ha avanzado, a pesar que no es lo ideal ni menos lo legitimo, la derecha conservadora no quiere ceder en que los pueblos originarios mantienen una categoría civil y política que no es equivalente a la de todos los chilenos y chilenas.

Es justo y necesario que en esta nueva Constitución los pueblos originarios tengan sus representantes, así lo manifestaron millones de chilenos y chilenas; la inmensa mayoría pide a gritos más participación y representación de los diversos grupos que conforman Chile. En ese sentido, pretender minimizar la representación de los pueblos originarios, haciendo caso omiso a la existencia ancestral, es decir, anterior al Estado, es continuar con más de lo mismo. El pueblo Mapuche, por ejemplo, no nació con el Estado Chileno, es más el Estado surgió con el pueblo Mapuche en los territorios saqueados por otros, y por años ha sido negado su auténtico reconocimiento constitucional.

A pesar de las trampas del binominal, de los pactos en la madrugada, de imposición de diversas reglas del juego, de amenazas con acudir al Tribunal Constitucional, TC, la convención constitucional que redactará una nueva carta magna será paritaria, la mitad serán mujeres, y con 17 escaños reservados para pueblos originarios, sin duda un gran avance para la democracia, para el reconocimiento de las diversidades y de la identidad pluricultural de Chile. Para que nunca más en Chile exista la exclusión y exterminio… en la nueva Constitución se debe avanzar hacia un Estado que reconozca, defienda y valore la diversidad cultural, social y política que es Chile.

 

 

 

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