Periscopio Habana: Reflexiones de un cubano común
En un atrevido intento por hacerme pasar por un escritor sagaz decidí transgredir esa frontera para exponer, desde mi visión de cubano común, una serie de inquietudes y reflexiones sobre aquellos esperados cambios que muchos compatriotas esperan y siguen esperando del gobierno imperante en nuestra isla ….. y recalco lo de “nuestra”.
A la sombra de un excelente artículo sobre la situación en Cuba, “hoy día”, del cual es coautor un amigo sincero germinaron una serie de inquietudes y cuestionamientos que cualquier persona tendría si vivió o vive en primera persona el cuestionable proceso revolucionario cubano nacido de circunstancias históricas muy particulares y que luego de seis décadas no ha logrado “r-evolucionar” para alcanzar un modelo socioeconómico capaz de construir una Cuba digna y próspera para todos, negarlo sería pecar de ignorante, justificarlo sería validar la incompetencia, mantenerlo sería genocidio … al menos esa es mi opinión.
No quiero abstenerme de compartir un par de frases de grandes hombres que hicieron gala de su sabiduría y sacrificio por sus respectivos pueblos … decía Nelson Mandela … «Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia»….. y creo sinceramente que ya va siendo hora de reclamar «justicia»; o nuestro José Martí cuando dijo: «Los derechos deben ser tomados sin dudarlo. Jamás deben ser solicitados, ni incautados, ni por ningún tipo de cuestión deben ser suplicados». Cualquiera de las dos frases no requiere comentarios.
Preocupados debemos estar por el caso omiso que hacen las autoridades del gobierno cubano a todas las evidentes “señales” de inconformidad acumulada en una población que solo desea tener derecho a la prosperidad, prosperidad individual y social, derecho castrado por un idílico sueño socialista que solo ha causado pesadillas. Derecho fundamental para cumplir con el deber de aportar a la construcción de una sociedad incluyente donde todos seamos parte activa.
Hay urgentes y crecientes necesidades cotidianas para la sobrevivencia de la población cubana que han de preocuparnos, generadas por un estado fallido, con sus constantes muestras de ineptitud y desidia, dependiente habitual de “presuntos” aliados, exigiendo constantes cuotas de sacrificio al pueblo, disfrazando de “verde olivo” el trillado papel de “víctimas” usando el cuestionable argumento llamado embargo, el miedo manifiesto a liberar y empoderar a las fuerzas productivas y la inequívoca sed de perpetuarse en el poder que los “históricos” y sus descendientes creen merecer. Para ello han incrementado a lo interno del país su política de terrorismo de Estado, con el auspicio cómplice de una mínima fanaticada oportunista y resentida que apoya de forma unánime las aberrantes herramientas, que bajo un manto de presunta legalidad constitucional, diseñan desde el Buró Político del Partido Comunista (a solicitud de la Junta Militar) para oprimir a quienes disienten de “su” modelo socialista.
Evidencia que demuestra lo expresado anteriormente quedó claramente expuesta durante las manifestaciones espontáneas acontecidas en julio 11 del pasado año en la isla, impulsadas por el hastío popular, cuando el propio “testaferro” impuesto por la Junta Militar, en medio de una transmisión televisiva hizo un llamado a la violencia contra su propio pueblo, quedando expuesto el pánico que sienten al darse cuenta que el pueblo tiene poder, que el pueblo está cansado, que el pueblo puede interferir en sus ambiciosos planes de ser la casta privilegiada, que el pueblo enardecido les provoca miedo y que pudiera ocurrir algo semejante a lo descrito en la obra de Lope de la Vega …. «Fuente Ovejuna»…. como única forma de poner fin a seis difíciles décadas de abuso y violaciones de los universales derechos de un pueblo noble como el cubano.
Debemos aprender de la historia, entender la naturaleza de los defensores del sistema imperante en Cuba; no pretenden claudicar, no pretenden renunciar al usufructo del poder, están haciendo lo necesario para incrementar el terrorismo de Estado, la correlación de fuerza les favorece (por ahora), creando, con justa razón, un temor que se ha enraizado en la mente de nuestros compatriotas, alejándonos de la otrora gallardía de la cual podíamos presumir como pueblo, temerosos de las consecuencias que implica oponerse al régimen gobernante, y quién lo dude puede revisar las condenas a privación de libertad que impusieron a los valientes manifestantes que el 11 de julio del pasado año salieron a expresar su inconformidad con la situación socioeconómica imperante en la isla.
Sin dudas cada cual puede tener una opinión diferente, pero creo que debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿era necesario llegar a ésta situación? personalmente creo que no; ¿es necesario mantenerse inmóvil ante dicha situación? particularmente creo que no; ¿es justo desacreditar y culpar a quienes nunca han podido ejercer el legitimo derecho a decidir qué es lo mejor para nuestro país ? definitivamente estoy convencido de que no. Entonces ¿qué nos queda como nación? ¿seguir perpetuando un sistema que impide que su gente prospere, que aplica el principio: “haz lo que te digo y no lo que yo hago?»
Cómo es posible que la comunidad democrática internacional, supuestamente defensora de las libertades y derechos ciudadanos mantengan una postura indolente, enajenada de la realidad que vive el ciudadano común en Cuba y que sus acciones diplomáticas sigan siendo “palabras en oídos sordos” que no han logrado hacer absolutamente nada (o lo suficiente) por levantar una voz de apoyo a favor del pueblo cubano. Dónde queda la cuestionable comisión de los DD.HH. de la ONU que alberga en su seno a representantes insignes de países con un amplio prontuario de violaciones de los derecho de sus pueblos. Donde está la prensa extranjera acreditada en Cuba, la que se supone sea veraz y defensora del principio de libertad de prensa, manteniendo un silencio cómplice y lánguido de lo que está ocurriendo en nuestra Cuba. Cómo debemos interpretar la política exterior de EE.UU., manteniendo una política ambigua sobre el tema cubano, diferenciando lo relacionado a la ayuda humanitaria y permitiendo que el “embargo” sea pretexto propagandístico del gobierno dictatorial cubano; deberían aclararle a la comunidad internacional que empresas norteamericanas mantienen un amplio canal de comercio con la isla, es especial en el renglón alimentación.
Surgen muchas interrogantes, que entre otras tantas, requieren respuestas a corto plazo y que en lo personal me inmolaré al sugerir que tienen una génesis común que resumiré con una frase inmortalizada por un cubano digno, Eduardo Chibás : “Vergüenza contra Dinero”.
Por otro lado debemos cuestionarnos qué impide la existencia de una real fuerza opositora unida y coherente que se despoje de intereses particulares y protagonismo mediático, todos trabajando en diseñar lineamientos que sirvan para reconstruir una Cuba soberana y democrática, donde todos seamos parte de una misión común, construir una economía social de mercado, donde prime la seguridad jurídica y la Carta Magna sea directriz de la nación y no propiedad del Partido Comunista.
El reto consiste, entre todos, enfocar nuestros esfuerzos para eliminar los obstáculos que impiden una transición pactada en Cuba, de la ley a la ley, potenciando un cambio organizado del sistema socioeconómico y político actual a un sistema de economía social de mercado, con la participación libre de todos los ciudadanos, sin distinción alguna, sin fueros ni privilegios, cónsono con la realidad del mundo actual, del cual formamos parte y que deseo dibujarlo, aplicado al contexto cubano, en lo reflejado por Adam Smith en su obra La Riqueza de las Naciones (1776) : …”el ser humano se concibe como un individuo cuya motivación es huir del dolor y buscar el placer (hedonismo), lo que le hace conducirse, como empujado por una mano invisible, hacia el bien común cuando se deja en libertad»