DictaduraEconomía

Periscopio La Habana: Esta vez no retrocedemos, ya estamos en el límite

Un gran barullo ha provocado en el interior de la isla las declaraciones del ministro de economía en la sección del Par-Lamento cubano el 21 de julio de 2022.

Algunos optimistas se decepcionan y se alistan para someterse a próximas experiencias sin dudas más surreales, en una espiral descendente; otros, más objetivos, se reafirman en su pesimismo infortunado e ilimitado, entrando en estado de catarsis y poniendo su sistema psicológico al límite de órate.

Yo, que intento ser objetivo, y despojándome de ideologías distorsionadas, siento cada vez mayor vergüenza de los dirigentes  que creen tener Ta-Lento, de Di-Putadas rumiantes que tragan información sin procesar en sus cerebros que celebro todo lo que digan en la tribuna y de prensa presa que replica barbaridades que ofenden a muchos del pueblo que aún conservan sentido común.
Una amplia lista de medidas para analizar, trabajar, evaluar, enfocar, entre un amplio glosario de sinónimos que denotan la escasa comprensión al día de hoy del desastre acumulado por años de mala praxis y agudización de la crisis económica que -en pocas palabras- ha desaparecido el comercio de la faz de nuestra tierra. Son una aberración de palabras huecas, estudios tardíos, estrategias a destiempo, argumentos cantinflescos y absurdos que entran en conflicto con cambiar todo lo que deba ser cambiado.

No acaban de liberar verdaderamente las fuerzas productivas, la comercialización de divisas, el cierre de todas las empresas socialistas subvencionadas, el desmonte de cadenas minoristas militarizadas, el comercio y mucho más.

Solo la contribución del soberano, todo el pueblo, puede salvar todas las áreas destrozadas y
desatendidas de la ineptitud reinante desde medio periodo de Raúl Castro para acá (digo esto a riesgo de críticas de muchos, que sin poca razón prefieren decir desde el 1ro de enero de ‘59, o desde 1990) yo creo que basta y es muy vasta, toda la historia de desaciertos reciente y prefiero enfocarme en el período de la ineptocracia implementada por Díaz-Candela, López Rompe-Callejas, Alejandro Gil-Berto, entre otros muchos.

El país es un polvorín; hoy debieran ser resolutivos en vez de triunfalistas disfrazados de consecuentes o inocentes indolentes que causan efectos pretendiendo justificar que los efectos provocan causas. Aún recuerdo la aseveración en comparecencia televisiva nacional de que nuestro problema es que el crecimiento de la demanda había acabado con la oferta, disparate que en cualquier otro contexto hubiese marcado la expulsión del ignorante supuesto economista y máxima autoridad por su cargo de ministro.

Liberen el mercado, descentralicen todo lo no estratégico o macroeconómico, aliméntense de impuestos justos y velen por atender a los sectores vulnerables de la población, generando así un estado de bienestar.

Por el camino que andan cada vez se desprestigian más y dejarán la mesa servida a una derecha odiosa, rencorosa, entreguista y lejana de los grandes grupos sociales.

 

 

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