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Periscopio La Habana: Ay pena, penita, pena…

Se suscita una polémica en las redes sobre las declaraciones realizadas por el cantautor español Joaquín Sabina, donde expone al duro y sin guantes, su decepción con las izquierdas latinoamericanas y el comunismo, lo que al parecer le molesta a quienes asumieron que el autor de 19 días y 500 noches comulgaría eternamente en el altar de la hoz y el martillo, sin tomar en cuenta que él nunca mintió y dejó más que claro que «entre todas las vidas el prefería la del pirata cojo, con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo». Pero resulta que el bando en crisis no disimula la baja en un momento critico donde no convencen a nadie con el modelo social que ha llevado a países del hemisferio latinoamericano a una auténtica ruina y resulta difícil encontrar quien quiera cargar los muertos, ya que cada vez resultan más y más pesados.
También nos consta que su declaración futbolera donde hace énfasis en su elección por el Club Atlético de Madrid, pero al parecer los hinchas son más tolerantes que los comunistas y admiten con facilidad, aunque siempre con dolor, la posible pérdida de alguien de sus filas; igual el Club no pasa por su mejor momento, pero algo de amor propio parecen tener. Al menos quedarán para la historia esas composiciones donde el poeta urbano confiesa su devoción atlética.
Sin precedente es la acusación realizada a Pablo Milanés por ser quien influyera en Sabina para que este se pronunciara de la forma en que lo hizo, y aquí viene la parte siniestra, melodramática y verdaderamente bochornosa de alguien que se atribuye estar en igualdad de rango que laureado artista solo por el hecho de haber nacido en el mismo pueblo, en notoria diferencia de épocas, pero con una soberbia lo suficientemente alta como para lanzarse al vacío sin paracaídas. Pero había que encontrar una persona que sí enarbolara las extraviadas banderas y siempre se puede engatusar a alguien con una dosis de estatus quo como elipse embriagadora.
«Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada» ya no es suficiente, y como sabemos la máxima latente es que el mejor favor es el que no me has hecho, todos los anteriores se devalúan una vez que lo hiciste, por lo que no hay un solo héroe del trabajo, un solo dirigente de cultura, un solo militar, un solo colega, un solo lo que quieras, que salga en defensa de ese gigante de la cultura nacional que es Pablo Milanés, el que, para peores, se encuentra hospitalizado y esperamos que no tenga complicaciones mayores y pronto regrese a su hogar. Hace unos días me refería a la estructurada hipocresía socialista, a esa sociedad cruel que solo te atiende mientras tengas algo que ofrecer a cambio y cuando no es así, descubres su profunda ingratitud pasando a ser un bueno para nada, donde se te ve con lastima, que es peor que hacerlo con desprecio para todo el que ha llevado una vida verdaderamente digna. Bien venido al club de los poetas muertos querido Pablo, pero ya esto lo sabias, nada por lo que alarmarse.
En fin, que para los solapados, cobardes autores y emisores del mensaje expuesto por la marioneta de turno, el maestro Sabina carece de criterio propio y Pablo es un incitador proselitista, lleno de rencores y con seguridad pronto pago por el imperio, ya que todo los argumentos son tan predecibles que cualquiera redacta un argumento del coterráneo en desgracia.
Qué poco favor se hacen, qué poco amor propio se tienen y qué lejos están de poseer la verdad; es hora de entender que las personas cada día son más conscientes de quiénes son ustedes, y lo que son capaces de hacer con todo el que no les aplauda; lo que realmente produce pena, ya que todos sabemos cómo terminan los que así se han comportado en la historia. En algo estoy claro y es que un país será verdaderamente grande cuando sea capaz de proteger sus minorías y se respete el criterio de todos, lo que al parecer les cuesta mucho entender; a lo mejor algún día lo lograrán, pero quizás resulte demasiado tarde.

Edelberto Díaz Aguilera

Arquitecto

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