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Periscopio La Habana: La nueva fuerza de lucha contra la dictadura
El movimiento constitucionalista cubano como fuerza de lucha contra las dictaduras en Cuba, surge el mismo día que el General retirado y entonces senador de la República, Fulgencio Batista y Saldivar da un golpe de Estado. Es decir el 10 de marzo del año 1952. Desde entonces hasta hoy los gobiernos que se han sucedido en la isla lo han hecho en violación de la última Constitución soberana de nuestra Nación, la Constitución de 1940. No existe un solo acto legal registrado donde se diga de forma explícita o implícita que dicha Constitución quedará derogada. Siendo que los cambios a dicha Magna Ley están específicamente regulados por sus artículos 285 y 286, queda claro -al no haberse usado dichos artículos- que la Constitución aún mantiene su legitimidad de jure. Siendo también que la Revolución castro-norteamericana de 1959 tenía dentro de su manifiesto de lucha, El Manifiesto de la Sierra, la restitución de dicha Constitución, el desapego de este ordenamiento legal constituyó una traición a la confianza que puso nuestro pueblo en los nobles fines declarados por el Movimiento 26 de Julio en su manifiesto de guerra.
Cuba es un país que vive bajo golpes de Estado permanentes, pero no unos golpes cualesquiera, sino unos golpes apoyados por los EEUU, tanto en marzo de 1952, cuando reconoció como legítimo Presidente de Cuba al General golpista Fulgencio Batista, a quien apoyó hasta que apareció el abogado Fidel Castro amnistiado y emigrado a Mexico. En la medida que se estructuraba el movimiento guerrillero de Castro, EEUU quitaba su apoyo a Batista para ponerlo en el joven abogado. Terminando por entregarle Cuba a este último cuando obliga a Batista a abandonar el país después de prácticamente haberle impedido enfrentar a los rebeldes. Basta aclarar que el gobierno de la tiranía batistiana contaba con un ejército de 73 mil hombres, entrenados muchos de ellos en academias de los EEUU, mientras que Fidel Castro en sus mejores momentos de la lucha no llego a contar con más de mil hombres, con cero experiencia militar y sin armamento adecuado.
Durante los años de la dictadura batistiana surgieron en Cuba muchos grupos de lucha, todos con el objetivo de restituir la Constitución legítima de 1940; esa fue también la causa de lucha de muchos rebeldes en la década del 60. De forma esporádica esta causa resucitó en varios momentos durante los años 90 y en los primeros cinco años de este siglo. Pero no fue hasta el 2018 que esta idea de restitución de nuestra Constitución legítima no tomó nuevas fuerzas, siendo hoy un tema obligado entre los que luchamos contra el régimen de la Habana. Es conocida como la Causa C40, con su estrategia C40.
Sí definimos el constitucionalismo como la tendencia política que usa la ley constitucional para resolver los problemas económicos y sociales de un Estado, entonces nos resulta más fácil explicar el fenómeno cubano, incluido el fidelismo, y las dificultades que afrontamos en definir una causa de lucha que sea aceptada por todos, o al menos por una mayoría importante.
El régimen dictatorial cubano, cuyo único propósito parece ser el sinsentido de la destrucción de la cubanía y el colapso de la nación, pudo surgir y prevalecer inicialmente porque prometió devolver al pueblo su ley constitucional, hecho que le agenció mucho apoyo popular. Pero ya en una segunda instancia violó y anuló la misma ley constitucional que prometió restablecer.
Podríamos enumerar otras muchas razones que condujeron al poder a una persona como lo fue Fidel Castro, pero me referiré fundamentalmente a estas dos razones que acabo de mencionar y cómo fue que ellas funcionaron y evolucionaron a lo largo de los primeros años.
Fidel creó lo que él llamó «democracia directa», qué consistía en discursos atropellados casi cada tercer día dónde lograba reunir números significativos de entre 30,000 a 80,000 cubanos a los que enamoraba con arengas de revolucionario justiciero, atacando fundamentalmente a los políticos corruptos de la república. Basado en estos actos populares iba haciendo enmiendas a la Constitución, de tal modo que en menos de un mes logró controlar los tres poderes de la República y logró anular la Constitución poniendo en su lugar una Ley Fundamental.
Por supuesto que existen muchas otras razones que facilitaron a Castro hacerse del poder. Pero solo me referiré al fallo del constitucionalismo popular y al populismo fidelista o democracia directa, como también se le puede llamar. Mi interés en estas dos cuestiones hoy está fundamentado en que tanto el anti constitucionalismo como el populismo fidelista son hoy armas políticas, no solo de la dictadura, sino también de algunos de los que dicen ser sus enemigos.
En una República impera la ley, en una democracia impera lo que dice la mayoría, en una democracia directa impera lo que dice el líder que dijo la mayoría.
Fidel creó un sistema simbolista, hizo símbolos con la historia, con la naturaleza, con los héroes, con su vestimenta. Educó varias generaciones bajo esos símbolos, de esa manera, y con una despiadada represión a todos sus oponentes, pudo ocultar todo el simbolismo y la fuerza de La Constitución de la República, de la constitución que se había dado a si mismo el pueblo.
Educó casi siete generaciones en una sociedad donde la ley constitucional era un cliché traducido de las películas norteamericanas. Teníamos a nuestro Martí, nuestra bandera, nuestro himno, la palma, la mariposa, el tocororo, Playa Girón, éramos el primer país socialista de América. ¿Quién necesita Constitución con símbolos de tanto valor? ¿Quién necesita Constitución si tiene al pueblo llenando las plazas públicas?
Así pretenden algunos populistas, estilo Fidel Castro, escudarse tras la «voluntad del pueblo» para seguir escondiendo e ignorando la última voluntad de este, escrita en forma de contrato social de vida, o sea en forma de Ley Constitucional.
Cuán importante y cuán valiosa debe ser nuestra Ley que la vanguardia de los medios de comunicación supuestamente anticastrista temen mencionarla y todos corren detrás de la última porquería en forma de proyecto que sale.
Nuestro pueblo aprobó un proyecto en 1940, y ese mismo año lo puso en vigor. Las generaciones posteriores a aquellas que lo aprobaron, estamos en la obligación de acatarla y defenderla. Somos herederos de esta ley y solo a partir de ella podemos avanzar como verdaderos patriotas.
Cada fusilado en la cabaña escuchó de los labios de sus asesinos una frase que hoy está de moda entre algunos de los que proponen ideas distintas a la restitución de la Ley, una frase que seguro hoy la repiten en los juicios orales contra cubanos inocentes: «es la voluntad del pueblo», así le dicen a los condenados mientras el pueblo sigue víctima de que se le viole su voluntad.
La lucha por restituir la Constitución recorrerá todos los niveles que se requieran hasta que se restituya, incluidas todas la formas de lucha violenta. La Constitución de 1940 nos ampara.