Periscopio Panamá: Mucho carro pa’ poca calle
El desarrollo nos tomó con los pantalones abajo; esta frase se la escuché un día a un exitoso banquero panameño cuando nos regresábamos a su oficina después de hacer una diligencia juntos.
-«Acabamos de invertir en un edificio nuevo dentro del área bancaria, me toma mas de cuarenta minutos el tranque sobre la única calle por donde puedo llegar a mi despacho, este es el metro cuadrado más caro de la ciudad y me irrita mucho cada vez que escucho que esto es el desarrollo…»
Y tenía toda la razón para hacer el comentario, los problemas de movilidad urbana en la Ciudad de Panamá son una verdadera trampa o la excusa perfecta para nunca llegar a tiempo. Entre los panameños es muy común llegar tarde con la excusa del bendito tranque, esto termina por descuadrar los planes del resto del mundo y siempre queda la duda si realmente fue así, nada, que esto hizo dentro de la cultura istmeña acuñar el término «hora panameña», el cual define con precisión esta especie de “Patente de Corso” hacia la impuntualidad, dejando de ser un simple fenómeno cultural, para convertirse en un tema genético.
En estos días el Honorable Diputado Víctor Castillo impulsa el proyecto ley 99 que habla sobre una movilidad limitada, promoviendo que los autos particulares con placas pares o nones, puedan circular en días alternos de lunes a sábado, en los horarios de 5 de la mañana a las 6 de la tarde. El principal y único argumento que sustenta esta iniciativa es el análisis de que en el país existen 1.5 millones de vehículos y el 75% de los mismos circula en las provincias de Panamá y Panamá Oeste, argumentando que en este momento de pandemia hemos visto las calles vacías y nos ha ayudado a no tener el estrés por los tranques.
Entendemos los buenos y nobles propósitos del Diputado Castillo, en esto no tenemos duda, no corriendo igual suerte la demostración de su conocimiento respecto al tema, los cuales son escasos y muy limitados para llegar a realizar un verdadero aporte en materia de movilidad urbana.
Muchos serían los argumentos que demuestran la ineficiencia y los conflictos originados en las ciudades latinoamericanas donde se implementaron reglamentaciones de circulación regulada por pico y placa, a tal punto que han quedado atrapadas en lo que parecía una brillante idea y terminó siendo el mayor de todos sus problemas.
Resulta que no redujo para nada el parque vehicular, más bien lo duplicó y nunca se lograron disminuir las emisiones de gases contaminantes, lo que resultó un autentico fracaso. La idea original nace con los mejores deseos y el mayor desconocimiento de la naturaleza del problema, es muy probable que la idea haya tomado fuerza en sus días porque se pensó que podría ser una solución donde el Estado no empleara recursos y terminó siendo una muestra más de que lo barato sale bien caro.
La implementación de las líneas del metro y la intención del actual gobierno de seguir la ampliación de este medio de transporte es un gran sacrificio que contribuirá fehacientemente al mejoramiento de la movilidad urbana en el distrito capital.
Me atrevería a decir que una ley que debería gestarse en corto plazo sería la que regule estacionamientos vehiculares cerca de las paradas del metro, lo que continuará estimulando el uso del transporte público y reducirá la circulación de los vehículos particulares dentro de la ciudad.
Este tema debería ser analizado detenidamente, sobre todo entendiendo la demografía de cada área de la periferia, así como los estratos sociales que predominan, y por último los niveles de congestión vehicular de cada área.
Todos estos parámetros deberían producir una política de espacios de estacionamientos equitativa y atractiva para la población que tiene que trasladarse todos los días a sus trabajos y requieren emplear su propio transporte para hacer su movilidad mas económica, ya que el transporte público no llega a todos los lugares de la ciudad y el costo de taxis para llegar a las estaciones del metro y el metrobus terminan por descolocar su ajustada economía.
Mucho queda por hacer para poder tener una movilidad urbana de calidad en la metrópolis Istmeña; personalmente soy del criterio de que esta problemática existe por la poca atención que se les dio en su día a los urbanistas que desarrollaron planes directores de la Ciudad de Panamá. Cinco propuestas en diferentes épocas fueron desarrolladas y así mismo ignoradas por las autoridades de la época.
El verdadero aprendizaje que deberían tener los políticos panameños es aprender a escuchar y consultar a los urbanistas y especialistas en movilidad urbana, la indiferencia hacia el profesional capacitado se esta pagando bien cara y este resultado debería servir de experiencia para no cometer el mismo error en otras ciudades panameñas que hoy están viviendo un nuevo esplendor, y se impone un crecimiento natural, el cual debería ser planificado y consensuado en equipos Inter y Multidisciplinarios, pudiendo evitar traumas innecesarios.
Panamá tiene profesionales competentes en materia de urbanismo, lo correcto es respetarlos, tomarlos en cuenta, escucharlos y permitirles hacer su trabajo.