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Pesadillas de la pandemia

No, amigos lectores… ¡el Covid-19 no ha desaparecido!

 

Pesadilla de la pandemia

Pesadilla de la pandemia

 

Dos años después de su proclamación oficial y aunque la invasión rusa a Ucrania lo haya relegado en los noticieros televisivos, allí sigue, tan campante cada vez que despertamos…como el dinosaurio de Augusto Monterroso.

No de balde las autoridades chinas anunciaron esta semana la detección de numerosos casos en las megalópolis de Beijing, Tianjin, Shanghai y Chongqing y decretaron confinamientos estrictos de nueve millones de ciudadanos de la ciudad de Changchun y otros 17 millones en el centro tecnológico de Shenzhen, ante un incremento explosivo de los contagios similar al que sumió al planeta en la pesadilla sanitaria del primer trimestre de 2020.

 

Shanghaï Foto: Gao Feng-Xinhua via AFP

Shanghaï. Foto: Gao Feng-Xinhua via AFP

 

Ya entonces se comprendió que la terrible enfermedad no quedaba encapsulada en las vías respiratorias y un grupo de científicos británicos clasificó sus efectos cerebrales en cuatro amplias categorías: encefalopatías con delirios y psicosis, procesos inflamatorios en el sistema nervioso central, accidentes cerebro-vasculares como el ictus y trastornos en el sistema nervioso periférico.

Naturalmente, antes que la llegada del virus al cerebro, era la deficiente oxigenación en los vasos sanguíneos pulmonares la causa de tan vasta gama de trastornos neuro-inflamatorios y nerviosos, junto a la respuesta del sistema inmunológico que terminaba por atacar la mielina que recubre las ramificaciones de las neuronas.

 

Deirdre Barrett

Deirdre Barrett

 

Ahora, el libro Pandemic Dreams de la psicóloga Deirdre Barrett, de la Escuela de Medicina de Harvard, revela las consecuencias del Covid-19 en la salud mental de trabajadores hospitalarios y de quienes  han sufrido pérdidas en el entorno familiar; en pesadillas –explica- pobladas de saltamontes con colmillos de vampiro, repugnantes gusaneras, enjambres de abejas, moscas y avispones y legiones de cucarachas que afectan en particular a las mujeres, una de las cuales llegó a sentirse dentro de una morgue donde poco a poco se descubría embalsamando pacientes que aún vivían…

Su investigación es tanto más valiosa porque se había interesado anteriormente en episodios traumáticos como el ataque a las Torres Gemelas y la primera Guerra del Golfo y testimonios de prisioneros de un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial y la de ahora abarca más de 14 mil pacientes en 76 países, registrando la evolución de los contenidos, desde el momento de la vacunación y el levantamiento del confinamiento en las comunidades locales.

En Italia, por ejemplo, donde el virus golpeó primero y con más virulencia, captó la movilidad de pesadillas en médicos impotentes para yugular la enfermedad, hasta sus colegas neoyorkinos, a medida que los casos comenzaron a explotar pocas  semanas después al otro lado del Atlántico.

 

Changchun , Foto STR AFP

Changchun , Foto STR AFP

 

Asimismo, que los sueños de hombres y mujeres por igual eran dos veces y medio más ansiosos, dos veces más relacionados a enfermedades y cuatro veces más a la muerte que en los tiempos anteriores a la pandemia; que las mujeres soñaban más con el cuido de los niños y enfermos y la forzada escolaridad hogareña y partes de la anatomía, como dedos, manos, brazos, pechos y genitales, a consecuencia del incremento en la violencia sexual doméstica y acosos de compañeros de trabajo hasta entonces platónicos; y también –algo que parece lógico- una tendencia al optimismo desde que se anunció en diciembre de 2020 la efectividad de las vacunas, mientras el mundo retornaba a la normalidad, con sueños de bailes, reuniones sociales, eventos deportivos y despertares más felices.

Como era de esperar, las mascarillas han acaparado el protagonismo onírico, aunque el temor inicial de perderlas y exponerse al contagio ha dado paso a la vergüenza frente al entorno social, reemplazando la pesadilla tradicional de la desnudez pública

Las peores pesadillas después del 11 de septiembre, refiere la doctora Barrett, afectaron a quienes se hallaban en las torres y escaparon por milagro a su destrucción y a los testigos del macabro espectáculo de los suicidas al lanzarse al vacío y ahora se han cebado en los médicos y enfermeras de la primera línea del combate, y si hay algún consuelo es que las personas suelen adaptarse con el correr del tiempo, excepto, sin embargo, aquellas que  experimentaron previamente traumas y desórdenes de ansiedad.

Varsovia, marzo 2022

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