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Petro: ¡El bien lo hace muy mal y el mal lo hace muy bien!

El mundo hoy está globalizado. Nada es lejos, toda la información está disponible casi en tiempo real. Plantear un plan de gobierno, debe invocar el análisis de aquellas cosas que han funcionado bien en otras latitudes y aquellas que han funcionado mal. Adoptar las buenas y desechar las malas. Empeñarse en propuestas teóricas que han sido ya fracasadas en otros países es un error garrafal.

Quizás allí radica el derrumbe que vive hoy el plan Petro. Por qué no mirar a los países que tienen un régimen laboral amplio y sin ataduras, que permite el trabajo por horas, por días y por temporadas y ver que allí, el desempleo casi no existe. ¿Por qué empeñarse en poner al trabajador como un enemigo y no como un aliado del empresario? ¿Por qué pretender amarrar al empleado de tal manera que el empresario no lo pueda despedir sino pagando una brutal indemnización?

Solo basta mirar que esos regímenes rígidos con la vinculación laboral, son aquellos donde el desempleo es más alto. ¿Por qué no fabricar recetas ya exitosas en vez de otras fracasadas?

Qué error tan descomunal. Lo lógico, lo natural, lo fluido desde el punto de vista de una empresa es que son los trabajadores su mejor activo. Pero por su compromiso y el buen desempeño, no por estar amarrados a un contrato. Un rígido contrato matrimonial no garantiza ni la subsistencia del amor ni la continuidad en la convivencia.

Desmantelar las FFAA, descabezarlas de esa manera tan drástica, y mandar los soldados al campo con la orden de “no disparar contra los grupos insurgentes”, es a todas luces un arreglo con los grupos ELN, FARC, y Clan del Golfo, para que ellos firmen La Paz total. ¿Y quién dijo que así se obtiene La Paz?

Nayib Bukele dijo: “La Paz no se consigue firmando documentos chimbos con delincuentes”. Nada más sabio. Es por eso que hoy esos grupos están envalentonados matando soldados y policías indefensos, por decenas. No le temen ya a las FFAA, desmanteladas y desmotivadas. Y no le creen a Petro su paz total.

Y además el 91% de los colombianos hoy sienten que están viviendo una gran inseguridad. Todo al revés. Todo fracasado.

¿Por qué empeñarse en entregarle al Estado corrompido, inepto y ladrón la salud de los colombianos, si ese modelo ya fracasó estrepitosamente con el Seguro Social? ¿Por qué repetir una receta fracasada? Hoy el 79% de los colombianos afirman que creen en el sistema actual de salud. ¿Por qué no arreglarlo y ajustarlo más en vez de desbaratarlo y dar ese salto al vacío con la salud de los colombianos?

Petro sabe que el sistema actual tiene un 97% de cobertura. ¿Cómo no aprovechar eso y mejorar lo ya construido y ensayado? Esas reflexiones de sentido común, son las que tienen hoy enredado y desorientado a Petro. Cada una de sus arrevesadas reformas ha encontrado un bloque monolítico de afectados y opositores. Y han convencido al congreso de su inaplicabilidad. Por eso no fluyen. Por eso va tan mal el gobierno Petro.

¡Hace el bien muy mal y el mal muy bien!

 

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