Petro, peor que covid y los riesgos de una mala vacuna
Petro es la causa de la recesión en ciernes. Petro en su persona y en sus actos.
No deja de dar sorpresa leer y escuchar a los comentaristas, economistas y autoridades analizando, con fingida expresión enigmática, y preguntándose sobre las razones del crecimiento negativo de la economía en el tercer trimestre del año.
Largos artículos, entrevistas y comentarios para no decir lo evidente. Petro es la causa de la recesión en ciernes. Petro en su persona y en sus actos. Sus ataques constantes a todo el mundo, las amenazas y mentiras contra los empresarios, su perorata continua y la distracción del país y su precario gobierno con sus ocurrencias diarias, la degradación continua de la dignidad presidencial, sus escándalos en la financiación de su elección, su entorno y su familia.
En sus actos debe resaltarse un gabinete incapaz y sometido al cumplimiento de todos los prejuicios de la izquierda radical. En la incompetencia con propósito de los ministros de Petro destacan el cinismo irresponsable del exministro Ocampo que nos dejó la onerosa, antitécnica y contracíclica reforma tributaria que está en la raíz del derrumbe económico. Hoy el exministro anda por el país recogiendo laureles y escondiendo la amplitud de sus embarradas y la gravedad de sus avales.
El pendejo del ministro Velásquez de Defensa, logra en lo concreto la destrucción de la capacidad operativa de las FFMM, el desmonte de su liderazgo y la entrega voluntaria y consciente de extensas áreas a los más determinados enemigos del estado y la democracia colombiana que hoy son además los líderes de la gran criminalidad. Velásquez como comandante de la guerrilla colombiana, ha logrado más avances que cualquiera de los históricos de la subversión. Más allá de los lamentables indicadores de violencia, medida objetiva del fracaso, o mejor del propósito ¡perdón!, el efecto principal imputable a este ministro es la destrucción de la moral de la nación y de su tropa. Esa sensación, ya vivida por tantas generaciones, de que este país repite sus errores y sus violencias y que nadie estará a salvo de los bandidos.
La ministra Velasco de Vivienda dizque es queridísima y superbién. Enterró ‘Mi Casa Ya’ a cambio de nada, ignoró sus responsabilidades objetivas en el trámite de los recursos del programa, llegó a improvisar teorizando sobre la injusticia de uno de los programas más maduros y estructurados del estado colombiano que debía era crecer y aumentar sus metas anuales y lograr destrabar temas de ordenamiento para lograr más disponibilidad de lotes para VIS. Nada de eso pasó rompiendo la dinámica de todo el sector de construcción de vivienda, crítico para el desarrollo de la economía.
De salud ni hablemos. La crisis explícita de la salud colombiana es el único logro del gobierno.
La cartera de Transporte y sus entidades adscritas han metido las narices para embarrarla en todo. Suspensión del ajuste de peajes, rompiendo años de confianza de los inversionistas en concesiones, reducción de la tarifa del SOAT empujando el problema para adelante y afectando gravemente a todo el sector asegurador y generando con su inoperancia un enorme rezago en la inversión pública en infraestructura.
Lo de Minas y Energía, el ministerio de las FARC, no ha podido ser más desastroso. Como si la reforma tributaria en contra de la actividad petrolera y minera no fuese suficiente, el prejuicio ambientalista, el espejismo del carbono cero, la franca ignorancia y la pretensión explícita de cooptar las empresas estatales de energía, como Ecopetrol e ISA, para financiar con sus arcas la cascada de subsidios con los cuales espera el Pacto Histórico asegurar el triunfo en 2026.
En la pasada asamblea de la Andi en agosto, el ministro de Hacienda Bonilla prometió a los escépticos empresarios que el gobierno se pondría al día en la ejecución del presupuesto. Nadie le creyó. Se sabía que Bonilla estaría demasiado ocupado dando excusas y que no había equipo alguno con capacidad y convicción para ejecutar. El bus de la reactivación hacía rato se había ido.
Se ha hecho todo para acabar la economía. Era lo esperado a pesar de la credulidad del establecimiento y ahora se recogen los resultados. La conclusión es inevitable: Petro le ha hecho más daño al país que el mismo COVID.
Y la vacuna para el descalabro económico, en palabras de la inefable Laura Sarabia, es la repartición enloquecida de subsidios monetarios. El remedio a la pobreza que genera Petro es la repartición de subsidios por parte de Petro.
El remedio para la incompetencia y la ideología caduca mal aplicada resulta más de lo mismo. Y no es cierto. Venimos de décadas de esta convicción de que el remedio para el mal gobierno y el estado ladrón, es más mal gobierno y más estado.
Y los promotores de esta estúpida doctrina se obsesionan en el error y en la permanencia en el poder. Para la Argentina, esta pesadilla ha completado setenta años en el poder.
Anoche, la victoria de Milei acredita la posibilidad de romper el ciclo de estupidez y dependencia. Milei no es un riesgo y tampoco una vacuna sanadora. En medio de sus posturas iconoclastas, el principal riesgo que enfrenta y representa es la imposibilidad de desmontar las instituciones de la estupidez, la mediocridad y la sujeción socialista. Macri ya fracasó en su intento. Ojalá por interpuesta persona el sentido común tenga alguna posibilidad.