Podemos logra captar un voto de castigo pero no ideológico
La estrategia de Podemos basada en la agregación de electores de distintas ideologías con un discurso transversal en busca del voto emocional parece funcionar con éxito, según el análisis de la encuesta del CIS conocida este miércoles.
Según este sondeo, el partido de Pablo Iglesias es visto por la mayoría de los ciudadanos como un partido situado en el extremo de la escala entre izquierda y derecha —le dan una ubicación media de 2,2, siendo 1 la posición más a la izquierda y 10 la posición más a la derecha—; y, sin embargo, logra la mayor parte de sus votos del resto del espectro. Es decir, se deduce que buena parte de su voto no es ideológico, sino de rechazo de otras opciones o de utilidad y práctico para provocar un cambio y castigar a los partidos tradicionales, al margen de que se compartan o no sus posiciones ideológicas. Se completa esa deducción con el pesimismo sobre la valoración de la situación política y económica.
En la escala entre izquierda y derecha, el 27,4% de los encuestados sitúa a Podemos en el 1, es decir, en el extremo izquierdo; y otro 15,2% lo sitúa en el 2. De media, queda en el 2,2: el partido más a la izquierda de todos, según los ciudadanos encuestados (aunque casi un 30% afirma que no sabe dónde situarlo ideológicamente). El PSOE es colocado mayoritariamente en el centro izquierda (4,6 en la escala), y el PP, en la derecha (8,1 de media).
Esa asignación de escalas de los partidos no se corresponde, sin embargo, de forma proporcional con la escala ideológica en la que se colocan los encuestados a sí mismos. Así, en el 1 de la escala, en la extrema izquierda, solo se coloca el 3,8%: casi siete veces menos que el voto posible a Podemos. Ni siquiera alcanzaría ese posible voto con la suma total de los votos de los que dicen situarse personalmente en la izquierda, por lo que se deduce que logra parte de sus potenciales votantes en el centro o más allá.
El PP arrastra el voto de la derecha y el centro, aprovechando que en este último lugar es donde se sitúan más electores y con la ventaja sobre el PSOE de que en el espectro ideológico del PP no hay otros partidos con los que competir. Al PP solo parecen restarle votos otras opciones menos ideológicas, como Ciudadanos, y la abstención a la que parecen ir sus electores no movilizados.
En el caso del PSOE, la conclusión es que la mayoría de los españoles se sitúan en sus posiciones ideológicas —entre el 4 y el 5 de escala ideológica, la misma en la que sitúan al PSOE— pero no están dispuestos a votarle. El partido de Pedro Sánchez tiene todo menos lo esencial: capacidad de atraer el apoyo de potenciales votantes. Otro dato que avala la tesis de la capacidad perdida del PSOE para atraer a un buen número de votantes es que a la pregunta “¿cómo se definiría usted en política?” la opción ganadora es la etiqueta socialista. Más aún si se le sumara la de socialdemócrata. La segunda etiqueta que más se atribuyen los encuestados es la de liberal, que podría identificarse con un sector del PP.
Otro dato aún más claro de cómo el PSOE no sintoniza con muchos ciudadanos que podrían ser electores suyos es que a la pregunta de “qué partido se considera más cercano a sus ideas”, el preferido es el PSOE; pero en intención de voto queda tercero.