Política

Podemos: Más poder para Pablo Iglesias ante las facciones rivales

14581580344646Podemos en la asamblea de Vistalegre de octubre de 2014 con la dirección de entonces. Alberto Di Lolli

La destitución de Sergio Pascual como secretario de Organización en medio de la pugna entre facciones en Podemos ha dejado al partido en una situación política delicada, en la que en principio Pablo Iglesias y sus partidarios han impuesto su autoridad y han dejado sin capacidad de reacción a sus rivales.

Pregunta: ¿Cuánto manda en Podemos Pablo Iglesias?

Muchísimo y hoy aún más que el martes. Tras la destitución de Pascual se ha hecho con el control de la Secretaría de Organización, una de las áreas más sensibles del partido, que hasta ahora se escapaba a su influencia absoluta al estar en manos del errejonismo. Por el momento Iglesias ha asumido en persona las funciones de control de la organización y se intuye que el próximo paso será nombrar a un nuevo secretario de su máxima confianza para garantizarse un mando férreo del aparato.

P: ¿Quiénes son los principales apoyos de Pablo Iglesias?

El secretario general tiene su propio equipo de estrechos colaboradores, entre los que destacan algunos miembros de la Ejecutiva, como Irene Montero, Rafael Mayoral o Luis Alegre, sus escuderos más fieles. Juan Carlos Monedero es ahora desde fuera otro de sus apoyos incondicionales.

P: ¿Qué poder tiene Íñigo Errejón?

Tiene el poder de ser el soporte vital e intelectual de Podemos, el cerebro de la estrategia política y las campañas electorales. Cuenta con una estructura a su servicio que ha hecho de la Secretaría Política un área muy potente que nutre de argumentos a Podemos. Si Iglesias es la imagen y el liderazgo, Errejón es en gran medida el discurso y la táctica de Podemos.

P: ¿Quién le apoya?

No se puede encasillar a los dirigentes de Podemos de manera absoluta porque es un partido con muchos matices. Sin embargo, los dirigentes sí se han agrupado en familias según la postura que han defendido ante los diferentes debates internos que se han producido. En este sentido, la persona de máxima confianza de Errejón era precisamente Sergio Pascual.

P: ¿Qué otras facciones hay en Podemos? ¿Quiénes son los anticapitalistas y qué poder tienen?

La tercera corriente relevante en Podemos es Anticapitalistas, constituida formalmente como tal tras dejar de ser un partido. Es el ala más a la izquierda de Podemos y está liderada por el eurodiputado Miguel Urbán y la líder andaluza, Teresa Rodríguez. Tienen parcelas de poder en muchos territorios, especialmente en Madrid, y una importante conexión con los círculos, pues son sus máximos defensores. Rechazan la tendencia a la moderación de los dirigentes de Podemos y piden medidas más rupturistas.

P: ¿Qué pinta Monedero en esta pugna?

Tras haber sido en el pasado el más firme opositor del giro político hacia la moderación que impulsó Errejón, Monedero juega desde su dimisión un papel simbólico desde fuera, una suerte de voz de la conciencia que clama por la vuelta a los orígenes y el protagonismo de los círculos. Es un verso libre muy respetado por los militantes y un incondicional de Iglesias.

P: ¿Dónde manda cada uno?

Las distintas maneras de entender Podemos tienen su reflejo en casi todas las estructuras del aparato. Las corrientes de Errejón e Iglesias han convivido dentro de un mismo bloque oficialista -frente a, por ejemplo, Anticapitalistas-, pero esa unidad se ha roto a propósito de la crisis interna en Madrid.

P: ¿Cómo es la situación en Cataluña y el País Vasco?

Las dimisiones de sus líderes por las imposiciones de Madrid llevaron al partido a tener gestoras en ambas comunidades. En Cataluña, el proceso de primarias está congelado desde octubre y se vive a la espera de lo que suceda con el nuevo partido de ámbito catalán de Ada Colau. Podemos tenía claro hasta ahora que primero elegiría una nueva dirección y después afrontaría el debate interno sobre la forma en la que participará en el partido de Colau. En el País Vasco, por su parte, hay una nueva Ejecutiva desde hace días que ya trabaja para no ceder votos ante la izquierda abertzale en las elecciones autonómicas del próximo otoño.

P: ¿Por qué la rebelión en Madrid ha causado más consecuencias que las de Galicia o el País Vasco?

No tienen nada que ver. Las crisis gallega y vasca estallaron por la mínima capacidad de decisión política que los dirigentes locales sentían que tenían frente a la Ejecutiva estatal. En Madrid, en cambio, la repercusión ha sido mayor porque ha puesto en evidencia las luchas por el poder entre las familias de Iglesias y Errejón para ganar terreno de cara a un profundo debate sobre hacia dónde debe ir el partido. Un melón sobre las raíces de la organización que se abrirá en los próximos meses.

P: ¿Hay divergencias respecto a la investidura, la negociación con el PSOE o la posibilidad de otras elecciones?

El grueso de Podemos y los principales dirigentes estatales y territoriales están en contra de facilitar la investidura de Pedro Sánchez con el actual pacto con Ciudadanos. Otra cosa es la estrategia de negociación con el PSOE y la manera en la que se ha afrontado desde el principio. Para el ala anticapitalista ni siquiera hay que intentarlo más, mientras que para Iglesias y Errejón en principio hay que agotar todas las vías.

P: ¿Qué consecuencias sobre el reparto de poder orgánico tiene el golpe de mano del martes por la noche?

En el equilibrio interno de poderes entre Iglesias y Errejón, el líder de Podemos impone su autoridad y fortalece su posición al hacerse con el control de una de las áreas más sensibles del partido, que hasta ahora se escapaba de su influencia total y que estaba bajo el prisma del sector de Errejón. Por contra, el número dos de Podemos pierde el mando en el aparato de la organización y ve cómo su mano derecha en la Ejecutiva sale con malas formas y un comunicado muy crítico que ha irritado a muchos. Las consecuencias que eso pueda tener en la relación entre Iglesias y Errejón son una incógnita. Por lo pronto, ambos se necesitan.

P: ¿Cuál es la configuración de órganos del partido?

Los militantes eligen en primarias al secretario general y a los miembros del Consejo Ciudadano (el comité de dirección política), pero no así los cargos del Consejo de Coordinación (la Ejecutiva). Entre las competencias de Iglesias están las de elegir a dedo a las personas que forman parte de la Ejecutiva estatal, con la única condición de que tienen que ser miembros del Consejo Ciudadano. Por eso, la decisión del líder de Podemos es personal y no tiene por qué contar con el apoyo de Errejón o del resto de la dirección.

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