¿Podrá Taylor Swift salvar tanto la economía como la democracia de EE.UU.?
La popular cantante, con 280 millones de seguidores en Instagram, podría anunciar próximamente su respaldo a la campaña de Joe Biden
Taylor Swift está haciendo historia, en más de un sentido. Acaba de ganar, por cuarta vez, el premio más codiciado de la industria musical –el álbum del año– convirtiéndose en la primera artista que lo consigue desde la creación de los premios Grammy en los 50. Toda una apoteosis comercial, y también cultural, que supone adelantar a leyendas del heteropatriarcado como Sinatra. Para hacerse una idea, la cantante, compositora, productora, directora, actriz y empresaria fue responsable el año pasado de un 2% de todo el negocio de la música en Estados Unidos, por encima de otros géneros como el jazz o las partituras clásicas.
De hecho, a Taylor –en combinación con Beyoncé y el fenómeno Barbie– se le atribuye el excepcional mérito de haber reactivado la mayor economía del mundo al canalizar con máxima rentabilidad el llamado «gasto de venganza». En el caso de los ‘swifties’, el deseo acumulado por consumir experiencias tras la pandemia habría generado más de 4.500 millones de dólares para la economía norteamericana. El equivalente aproximado a lo ingresado en 2008 por los Juegos Olímpicos de Pekín.
Con 280 millones de seguidores en Instagram, era casi inevitable que la apabullante trayectoria de Taylor Swift no llegase hasta el pantano político de Estados Unidos. El siguiente capítulo de esta popular saga expandida con su noviazgo con Travis Kelce, estrella del fútbol americano que este domingo disputará el gran escaparate americano que es la final de la Super Bowl, es un posible respaldo de la cantante a la reelección de Joe Biden.
La respuesta de la trumposfera ha sido delirante. Desde presentar a Swift como una maléfica agente de guerra psicológica hasta Donald discutiendo quién es más popular, pasando por una denigrante epidemia de imágenes alteradas con Inteligencia Artificial. Ante la campaña presidencial más larga y aburrida en la reciente historia de Estados Unidos, hasta el canal Fox News ha tenido a bien criticar a los famosillos que se meten en política, ignorando la trayectoria del propio Trump.