Políticos en Navidad
Todos los partidos felices se parecen, pero todos son desdichados a su manera cuando se acercan los cónclaves respectivos, que es donde se reparte el poder orgánico. La partidocracia ibérica no da para el debate de Keynes contra Hayek; se parece más a una corrala de Lavapiés donde quien tiene menos quiere más y quien tiene más desea conservarlo todo. Lo que no se les puede negar a nuestros partidos es representatividad: cuando se ciernen sobre nuestras cabezas las cenas de Navidad, los cuatro grandes partidos se comportan como cualquier familia española, con histéricas discusiones entre primas, intentos de marginación del abuelo y ponencias insufribles del cuñado.
Veamos. La jaranera mayor corresponde a Podemos, que para eso lleva el ruido en la genética. Si Errejón llama a recuperar la ilusión es porque la ha perdido. Normal cuando tu jefe le da boleto a tu mejor amigo, cuando se junta con un advenedizo sin lecturas pero con la colección íntegra de tebeos de Lenin y cuando tienes que impartir charlas en auditorios hostiles a la hora del fútbol. Un día que coincidí con Íñigo en Telecinco me dijo que no recordaba el último partido del Real Madrid que había podido ver. «Esta mala vida…«. Y mala es si lo obligan a uno a sacrificar los cabezazos de marine de Ramos por los coletazos de iguana de Iglesias.
La ruidajera en el PSOE parece más amortiguada a medida que el río de la vida aleja hacia el mar el bonito cadáver de Sánchez. Ocurre que de súbito aquel cuerpo se anima y patalea, nada hasta una orilla cualquiera -Sueca, El Entrego-, se reúne con un club de románticos y declara que Susana será jefa por encima de su cadáver. Así será, en efecto.
En la división de C’s se aprecia falta de cariño. Don Albert es el único político español tan gélido como Rajoy, y sus bases andan igual de ateridas. Pero a Rivera no hay que pedirle calor humano sino claridad política en Cataluña y menos frases de camiseta en Madrid.
En cuanto a la apertura que anuncian para la ceremonia de unción de don Mariano, nos conformaríamos con que cuadrara la contabilidad.