Por qué fracasó la alianza electoral opositora, ¿aún puede haber unidad?
"No se logró alianza electoral, pero no hay que entregar elecciones", sugiere politólogo; Otro analista valora: No es 1990 ni 1996, "será como 2006"
La fallida alianza electoral entre Ciudadanos por la Libertad (CxL), agrupado en la plataforma opositora Alianza Ciudadana, y el Partido Restauración Democrática (PRD), vinculado a la Coalición Nacional, tuvo cuotas de responsabilidad política entre todos los involucrados para que el proceso no llegara a buen puerto, apuntan politólogos y analistas consultados por CONFIDENCIAL. Sin embargo, también coinciden en que la prioridad ahora es sanar las heridas del fallido proceso de unidad electoral y que los opositores se enfoquen en construir una alianza política sólida de cara a la inscripción de candidatos establecidas a partir del 28 de julio.
El nicaragüense Humberto Meza, doctor en Ciencias Políticas e investigador en la Universidad de Río de Janeiro, opina que la cuota de responsabilidad política del PRD y el CxL radica en la ambición de sobreponer sus agendas partidarias por encima de los llamados a la alianza electoral hechos por una mayoría de sectores sociales, económicos y políticos del país. Sin embargo, Meza explicó que la actuación del PRD y CxL siguió la lógica de cómo funcionan los partidos políticos.
“En cierta forma fue un error de cálculo por decirlo así, de la sociedad nicaragüense, pensar que la unión cívica que se constituyó en 2018 contra Ortega podía traducirse en la unidad institucional de estos partidos políticos en estas elecciones. Son dos fenómenos distintos. Los partidos tienen agendas propias y esas agendas requieren tener una cierta hegemonía, y si vos haces una alianza desde un partido político, vos querés que esa alianza sea hegemónica, y esa hegemonía no es fácil de conseguir cuando tenés muchos intereses en juego”, señaló Meza.
Desde su perspectiva, la principal diferencia de estos procesos es el control que tiene la dictadura de Daniel Ortega del sistema electoral nacional, lo cual influye en obstaculizar los procesos de unidad que pretendan lograr los opositores.
Un análisis publicado de CONFIDENCIAL este miércoles detalló como el régimen utilizó el control que tienen de los magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE) para diseñar un calendario electoral que obstaculizaba el ya de por sí complicado proceso de alianza electoral entre los opositores. “El régimen decide el calendario electoral, decide cuáles son los magistrados, decide todas las reglas del juego. En ese sentido, no es posible lograr una unidad, porque no todas las fuerzas políticas están en igualdad de condiciones”, apuntó Meza.
Sensación de derrota conviene a Daniel Ortega
Sin embargo, pese al fracaso de la alianza electoral opositora y las trabas impuestas por la dictadura, Meza dice que la sociedad nicaragüense no debe desmoralizarse en su lucha por la restauración de la democracia en el país.
“Lo que no se puede permitir es que se genere una sensación de derrota a partir de lo que pasó. Eso le conviene a (Daniel) Ortega y no le conviene a los que aspiran a un retorno de la democracia en Nicaragua. No está todo perdido. No se logró la unidad electoral, pero paciencia, eso no quiere decir que hay que entregar las elecciones. Mal que bien, habrá oposición y habrá candidatos. La gente que fue a las calles en 2018 tendrá que decidir por cuál candidato apostar. Lo que hay que insistir en seguir visibilizando la injusticia, violación a los derechos humanos, los presos políticos. Hay que aprovechar el tema de las elecciones para poner en relevancia el tema de los derechos humanos y los candidatos tienen que asumir esa agenda”, insistió Meza.
Carlos Tünnermann Bernheim, presidente de la Comisión de Buena Voluntad, consultado en el programa Esta Noche, y el politólogo Manuel Orozco, en una entrevista con CONFIDENCIAL coincidieron en que uno las principales fallas el proceso de negociación de la alianza electoral fue la propuesta del PRD referida a un 50% de las candidaturas a diputados. Eso fue calificado por personeros de CxL como un “asalto” al partido político, dado que este tema siquiera ha sido debatido a lo interno de la Alianza Ciudadana. Esta propuesta, junto con la polémica referida a como se debía manejar la representación legal de la alianza electoral, fueron las principales trabas en las negociaciones.
“Como dijo el secretario Luis Almagro en la sesión de la OEA, Nicaragua se está preparando para la peor elección posible. Existe conciencia en la opinión internacional de que acá existen condiciones muy difíciles, y si las condiciones son difíciles, con mayor razón tenemos que estar unidos, porque la manera de derrotar a Ortega, es con tsunami de votos, con un candidato único y con una oposición unidad. Esa es la única manera, incluso aunque no tengamos observación electoral”, expresó Tünnermann Bernheim en el programa Esta Noche.
No es 1990 ni 1996, “será como 2006”
El politólogo José Antonio Peraza, miembro a la Unidad Azul y Blanco (Unab), organización agrupada en la Coalición Nacional, cuestionó principalmente la visión política promovida por la Alianza Ciudadana, referida que esta plataforma opositora puede reeditar los triunfos electorales en contra del Frente Sandinista ocurridos en 1990 y 1996.
El escenario que vislumbra Peraza es uno similar al ocurrido en 2006, cuando el PLC, principal fuerza opositora en ese momento, dividió el voto antisandinista luego del pacto político entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, lo que posibilitó el retorno del caudillo rojinegro al poder.
“Hay una visión en la Alianza Ciudadana de que se puede ir sólo, y de que la gente va definir quién tiene la venia de las mayorías. Yo creo que esa visión es errónea en este contexto. No es 1990. No tenemos una guerra. Eran condiciones al límite, que hoy no se tienen. El mismo ejemplo de 1996 tampoco es igual”, opinó. Sin embargo, agregó que “hay posibilidades de otro acuerdo, pero de otro tipo, fuera de la legalidad del CSE”.
El politólogo señaló que el problema de la aritmética política que hacen desde CxL y la Alianza Ciudadana es que no existen fundamentos que la sostengan, y que en todo caso, están basadas en “corazonadas”, algo que desde su perspectiva es bastante riesgoso para el futuro institucional del país.
“No podemos jugar a la ruleta rusa con lo que demanda el pueblo de Nicaragua, que son respuestas y soluciones al problema de la dictadura. La teoría del ‘voto útil’ no es algo que se pueda afirmar con tanta seguridad. No diga que no pueda darse, pero lo que me inquieta es que con esta situación de represión y estado policial que vive el país, no podemos estar con loterías y corazonadas, cuando tenés a un pueblo sufriendo por una dictadura. Es el futuro de Nicaragua en los próximos cinco años y cuidado más el que está en juego, si la cosa no se resuelve”, insistió.
El voto útil es una hipótesis política, enarbolada principalmente por personeros de la Alianza Ciudadana, que comprende al denominado grupo de indecisos o personas sin preferencia por alguna opción política concreta, pero que adversarían al régimen, por lo que estaría dispuestos a votar en cualquier plataforma opositora, siempre y cuando esta lo convenza como la mejor opción para erradicar al orteguismo del poder. Según proyecciones de encuestas y sondeos, el denominado voto útil puede alcanzar hasta un 70% del electorado nicaragüense.
PRD tomó el acuerdo de alianza electoral “y lo dejó”
El analista político Eliseo Núñez Morales, asesor en Alianza Ciudadana, reconoció que las cuotas de responsabilidad políticas en el fracaso de la alianza electoral opositora son compartidas entre los actores involucrados en las negociaciones, pero resaltó que la falta de un acuerdo vino desde el PRD, pese a que ya habían sido aceptados la mayoría de condiciones pedidas por este partido político.
“Todo estaba listo para a un acuerdo, pero simplemente el PRD lo tomó y lo dejó. Es cierto que hubo posiciones duras de ambas partes durante los días previos, pero ya cuando se tenía un acuerdo, básicamente el PRD decide no tomarlo. Ellos deberán de dar sus explicaciones sobre lo que pasó”, respondió.
El analista señaló como uno de los puntos más contradictorios durante la etapa final de las negociaciones, la reunión convocada por las autoridades del PRD con el CxL a las cuatro de la tarde, lo cual no podía darse debido al límite de tiempo establecido por el CSE para inscribir las alianzas.
“Eso de llegar a las cuatro de la tarde, cuando el cierre era a las cinco de la tarde, y está en el calendario electoral, el código procesal civil y la misma Ley Electoral, se miraba seriamente sospechoso de no querer ningún acuerdo, porque tendrías solo una hora para firmar el acuerdo, hacer la escritura pública y luego presentarlo en el Consejo Supremo Electoral. O sea, ya no ibas a presentar nada”, explicó.
Para el analista político, las negociaciones tendrán que estar ahora enfocadas en la unidad en torno a las precandidaturas presidenciales agrupadas en las plataformas opositoras. “Se debe apuntar a presentar una sola oferta electoral. Ya se agotó el tiempo de las alianzas formales y está caminando el reloj para otro tipo de alianzas que se puedan hacer. Esto que pasó nos tiene que servir de lección para entender que tenemos que negociar con transparencia y confianza”, finalizó.