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¿Por qué la gente hace cola para subir al avión si los asientos están numerados?

Los empleados de las aerolíneas tienen un nombre en inglés (muy despectivo) para los pasajeros que hacen fila en la puerta de embarque: gate lice (los piojos de la puerta). Si los asientos están numerados, ¿por qué se siguen formando colas? Preguntamos a los expertos.

 

¿Por qué la gente hace cola para subir al avión si los asientos están numerados?

 

 

Los encargados de organizar a los pasajeros en la puerta de embarque de los aviones dan indicaciones claras y precisas. Las personas que necesitan asistencia especial o las familias con niños menores de dos años suelen pasar primero. Después, la cosa es tan fácil como mirar el número de grupo que viene en nuestra tarjeta de embarque y esperar cómodamente a que nos llamen. Todos tenemos nuestro asiento asignado y subir más rápido no significa que el avión vaya a despegar antes. Pero entonces, ¿qué hace toda esa gente de pie y formando fila en cuanto marcan el número de vuelo?

Los empleados de las aerolíneas tienen un apodo para este tipo de viajeros: ‘los piojos de la puerta de embarque’. Y el Urban Dictionary, el diccionario de jerga de palabras y frases en inglés, ofrece una definición. Un poco elitista, quizá, pero aquí queda: «Son pasajeros, a menudo viajeros inexpertos de clase turista, que se amontonan o hacen cola bloqueando completamente la zona de embarque e impidiendo que los de primera clase o clase ejecutiva puedan subir al avión cuando se les permita hacerlo». Y añade: «También pueden causar retrasos y confusión si un pasajero en silla de ruedas necesita subir, ya que la silla tiene que atravesar la masa de ‘piojos’ que flotan alrededor de la puerta. Cuando llega el momento de abordar, hay que ahuyentarlos de la zona de embarque delantera al final de la fila, lo que retrasa el vuelo para todos».

 

 

alternative text¿Qué habrá? Psicológicamente, los principios de conformidad y competencia nos llevan a imitar el comportamiento de otros, aunque no esté clara la razón.

Qué razón los lleva a hacer cola antes de tiempo tiene una perspectiva psicológica y los expertos apuntan dos posibles explicaciones: conformidad y competencia. «La gente utiliza a los demás como fuente de información sobre lo que hay que hacer», afirma Shira Gabriel, profesora de psicología de la Universidad de Buffalo en The Washington Post.

Y eso es lo que ocurre en un aeropuerto cuando los viajeros hacen fila aunque tengan sus asientos numerados. La primera persona que se levanta da a los demás información sobre cómo pueden y deben comportarse, lo que lleva a más gente a levantarse y unirse a ellos, persuadiendo así a más individuos para que se unan en un bucle constante de retroalimentación informativa.

 

La lógica del pensamiento de cualquier consumidor indicaría que si todos esperan, es que hay algo bueno detrás. En marketing se llama ‘el principio de la escasez’… y funciona

 

«La gente hará cualquier cosa rara si cree que esa es la forma de comportarse», continúa Gabriel. «Cuando ves a los demás haciendo cola, preparándose, sueles pensar que hay un beneficio en esa acción». La lógica del pensamiento de cualquier consumidor indicaría que si todos esperan es que hay algo bueno detrás. En marketing se llama ‘el principio de la escasez’… y funciona. Que se lo digan a las marcas de móviles que ven colapsadas sus tiendas cada vez que sacan un nuevo modelo… No se vayan a acabar.

Pero, razones psicológicas aclaradas (y por mucho que los de primera clase quieran pensar que esos que no les dejan entrar rápido son parásitos inmundos), el principal motivo de las colas suele ser la dificultad de encajar el equipaje de mano en los compartimentos que te corresponden si entras al avión demasiado tarde y todo se llena. Las aerolíneas obligan a los pasajeros a facturar su equipaje de mano cuando esos habitáculos están completos y esto tiene dos consecuencias: no llegar a tiempo si tienes una escala o armarte de paciencia para que tu maleta aparezca pronto en la cinta transportadora sin que nadie la coja ‘por equivocación’.

Sugerencia para aerolíneas y aeropuertos: dejar de inventar nombres despectivos para sus clientes, cobrar menos comisiones por todo (facturación incluida) y crear, de una vez por todas, un sistema de organización de maletas que evite ‘equivocaciones’ durante su recogida en esas cintas transportadoras tan poco dignas de fiabilidad.

 

 

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