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¿Por qué la tierra en Cuba no puede dar la soberanía próspera de la que habla Díaz Canel?

Elías Amor Bravo economista

Granma se hace eco del último recorrido de Díaz Canel por los campos de Cuba, en concreto, por tierras de Mayabeque, que conozco bien, y que antes de 1959 estaban especializadas en el suministro de alimentos a la capital con grandes beneficios para campesinos y distribuidores.

Aquello no fue el resultado del azar, ni tampoco por disposiciones administrativas publicadas en las gacetas oficiales. Tampoco los políticos de turno tenían que hacer muchas visitas a aquellos gigantes que nunca paraban de trabajar. Ellos sabían lo que tenían que hacer en cada momento. Sembrar la tierra bien trabajada con las mejores semillas, invertir en aperos e insumos de primera tecnología, suficientes fertilizantes y asegurar el riego. Después había que recoger las cosechas en su mejor momento y entregarlas a intermediarios privados ágiles, eficientes y competitivos, que se encargaban de llevarlas a los principales puntos de consumo de la capital y otras ciudades. Nunca hizo falta libreta de racionamiento, ni colas, ni jamás se quedaron las  bodegas sin mercancías. El milagro funcionó hasta 1959 y después llegó el desastre que ha acompañado a los cubanos durante 62 largos años,

Por eso, la visita recorrido de Díaz Canel, acompañado de su séquito integrado por los ministros de economía y de agricultura, la primera secretaria del comité comunista en Mayabeque, la gobernadora de la provincia y de otros dirigentes, sirve para cualquier cosa menos para producir alimentos, más y mejor.

Díaz Canel dijo que quiere “campos de cultivos, que ese es el mejor paisaje que puede tener la autopista a ambos lados”, y estoy de acuerdo con él, pero esto no se consigue con el modelo social comunista de su constitución de 2019, que considera que la tierra es propiedad colectiva de todo el pueblo, o apostando por esos “polos productivos” que nunca se ha sabido bien en qué consisten. Para lograr ese “mejor paisaje, que uno vaya por la autopista y vaya viendo campos de cultivos de un lado y del otro; (…) ese es un paisaje de prosperidad, de desarrollo”, lo único que se tiene que hacer es modificar el régimen jurídico de derechos de propiedad de la tierra para que este medio de producción, en el que trabajan sin futuro ni prosperidad, el 18% de los cubanos, vuelva a ser aquel activo productivo de antes de 1959.

Ni qué decir tiene que el mensaje de la autopista fue captado de forma instantánea por la primera secretaria de partido comunista en Mayabeque, que aseguró a Díaz Canel que para una franja de la autopista ha sido diseñado un programa de desarrollo en varias etapas. Y dijo, “iremos avanzando  con más de dos mil hectáreas para cultivar». Este tipo de anécdotas recuerda aquellos vuelos en helicóptero de Fidel Castro desde los que decidía donde tenia que construir una central nuclear, o dónde un hospital general, y así. Los comunistas cubanos solo saben interpretar,  y decir que van a cumplir, los deseos de la jerarquía. Lo que ocurre es que luego nada hacen.

Por el contrario, el esfuerzo que tienen que realizar los arrendatarios de tierras para poner en cultivo unas parcelas que nunca serán suyas, son desmesurados, y no siempre están justificados. Implorar a los dirigentes comunistas locales que les entreguen en arriendo más tierras para producir más se convierte en un proceso discrecional, trufado de decisiones políticas que no siempre responden a criterios de eficiencia. Visto en esta perspectiva, que en el municipio de San Nicolás de Bari, el productor Osvaldo Fuentes haya conseguido en solo un año avanzar en el cultivo de plátano y maíz, parece un milagro que el campo cubano permite conseguir., pero que podría ser incluso muy superior. Claro que sí. Por supuesto, si Osvaldo fuera propietario de sus tierras, estos resultados serían mucho mejores. Los agricultores vietnamitas lo demostraron hace una década y los cubanos no son menos.

Osvaldo tiene no pocas trabas en su desempeño. Por ejemplo, sigue obligado a comercializar con el «agujero negro» de Acopio su producción, y nada declara de los resultados de esa actividad, pero, en cambio, sí que se siente satisfecho de haber explorado las posibilidades de comercialización alternativas, por las que solo puede canalizar lo que le queda después del compromiso con la distribuidora estatal. Díaz Canel debería reconocer que si Osvaldo pudiera comercializar libremente toda su producción con las empresas, los particulares,, con su propio quiosco para la venta directa, en vez de estar sometido a Acopio, los resultados serían mucho mejores. Ganaría más Eso seguro.

Osvaldo también dijo a Díaz Canel ante los periodistas, que “la tierra da”, pero también que “hay que trabajar duro” y no se cortó a la hora de valorar de forma positiva las oportunidades que ofrecen las 63 medidas recientemente aprobadas por la dirección del país para la agricultura. Pero como conclusión, dijo que lo fundamental es “sembrar”. Díaz Canel debería tomar buena nota de lo que eso significa en lenguaje campesino porque ahí está la clave para que los cubanos coman todos los días. Sembrar es justo lo contrario de tener tierras ociosas y abandonadas. Y en esto, el sector privado aventaja claramente al estatal.

Después el dirigente comunista cubano, acompañado de su séquito, dirigieron los pasos hacia el municipio de Nueva Paz, donde se encuentra una finca en explotación que pertenece a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Nelson Fernández”. En la misma, se está realizando un movimiento de tierra para sembrar yuca y boniato. Y la madera de los desmontes se pretende destinar a los artesanos del territorio. Aquí, Díaz Canel quiso conocer detalles sobre modos y destinos de la comercialización de estos productos, y sobre el ritmo de labor de quienes están al pie del surco integrados en una CCS.

Le respondió otra que debe saber mucho de cómo producir más en el campo, en este caso, la que estuvo al quite del jefe, fue la gobernadora de Mayabeque que, en vez de dar respuesta a la pregunta de Díaz Canel, se entretuvo hablando de que hay personas muy motivadas para sacar frutos a la tierra, en la medida que la misma quede lista tras las acciones de desmonte. Y añadió, con una visión completamente alejada de la realidad agropecuaria cubana, que al comienzo del año, se pensó que la población agrícola iba a ser un problema, pero esto no ocurrió ya que en Cuba la población ocupada en la agricultura es casi la quinta parte, un 18% del total, y no parece que esto suponga problema alguno.

En el cierre del recorrido, Díaz Canel acabó poniendo la guinda en el pastel y por su peso, el de la guinda, ésta se cayó y destruyó todo el esfuerzo del día. ¿Qué dijo Díaz Canel que hizo rechinar las bases de funcionamiento del sector agropecuario? Pues, lo único que se puede decir delante de media docena de comunistas convencidos de sus postulados, completamente alejados de la realidad de los tiempos que corren. Díaz Canel dijo que “La tierra es de nosotros” como elementos de soberanía y prosperidad ¿de nosotros?¿de quién?¿quién es el propietario de la tierra en Cuba que hace imposible su productividad y eficiencia y que los cubanos pasen hambre?¿a quien se debe pedir responsabilidades? De la prosperidad, creo que no vale la pena hundir más el dedo en la llaga. El pasado 11 de julio está muy cerca para que no haga falta insistir.

En cuanto a la soberanía, tal vez la metedura de pata es mayor. Alguno de los campesinos, no los dirigentes comunistas, se debieron mirar sorprendidos unos a otros, pensando que al acabar la visita recorrido, tendrían que ir a comprar a la tienda en MLC los productos que no se encuentran en las bodegas o en las de Gelma, los insumos que no se consiguen en las tiendas estatales. La soberanía próspera de la que habla Díaz Canel se llama “tener dólares o MLC”. Sin ese talismán, cualquier otra cosa tiene poco sentido, como culpar por enésima vez al bloqueo o embargo de los problemas del país. Menos mal que alguien recordó lo de que no puede haber tierras ociosas, que todavía las hay y muchas, en manos del estado, y que ya va siendo hora de un giro de 180º en la organización de la propiedad de la tierra para sacar el máximo provecho de la misma. Ese es el origen de la riqueza de las naciones, que los comunistas han robado a Cuba durante 62 años.

Lo peor de esta historia es cuán alejada está toda esta gente de la realidad. Uno, pensando en campos de cultivo a los lados de la autopista, otra hablando de la falta de mano de obra en el campo, el que más culpando al embargo o bloqueo de la falta de alimentos. El 11J sigue ahí porque no hay respuesta de las autoridades a las demandas sociales.

 

 

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