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Por qué Twitter prohíbe los anuncios políticos en todo el mundo

La red de micromensajes anuncia un cambio importante en sus políticas de uso adelantándose a otras plataformas como Facebook, enrocado en aceptar falsedades en la publicidad electoral.

Hasta 2016 las redes sociales parecían inocuas. Servicios conversacionales donde se daban cita, virtual, millones de personas sobre ideas de todo tipo. El sistema, entonces, se perturbó. Fue entonces cuando los ciudadanos se quitaron la venda de los ojos y conocieron la realidad. Algo catártico. Había quien, de manera malintencionada, difundía bulos y mentiras aprovechando el ecosistema publicitario digital de las marcas importantes.

Facebook, el rey del gallinero, fue blanco de las dudas. Hizo cambios, mejoró algunas fórmulas, pero la sensación es que, después de todo, no ha aprendido nada. Frente a esta visión, Twitter, red de micromensajes, ha dado un giro a su trayectoria prohibiendo los anuncios políticos en todo el mundo. Es más que un gesto; es un sacrificio, puesto que con esta decisión se corta una importante fuente de ingresos.

La decisión la ha comunicado Jack Dorsey, fundador y consejero delegado de Twitter, en un mensaje en su perfil. «Creemos que no debería valer la pena comprar el alcance de un mensaje político», apunta. Lo hace -dice- como medida para evitar los «riesgos» que los algoritmos de recomendación pueden alterar el debate político y la conversación en esta plataforma, que alberga unos 320 millones de usuarios registrados y unos 145 millones diarios.

«Los anuncios políticos en internet suponen desafíos totalmente nuevos para el discurso cívico»

Para Dorsey, un mensaje político gana audiencia gracias a las suscripciones a una cuenta o la viralidad de la función «retuit», pero considera que «pagar» por ganar audiencia «elimina esa elección» e «impone a los usuarios mensajes políticos optimistas y específicos». Lo deja claro también cuando apunta a que «esta decisión no debe contaminarse con dinero». «Los anuncios políticos en internet suponen desafíos totalmente nuevos para el discurso cívico», pero cree que las consecuencias pueden ser preocupantes por la propagación de «informaciones engañosas no comprobadas y profundas falsedades a una creciente velocidad, sofisticación y escala superlativa».

«Para nosotros no es creíble decir que trabajamos duro para evitar que las personas eludan las reglas de nuestros sistemas para difundir información falsa, pero si alguien nos paga podemos obligar a las personas a ver su publicidad política para que puedan decir lo que quieran», añade. Lo cierto es que para el hombre que escribió el primer «tuit» de la historia, el mayor problema de las redes sociales es su credibilidad, muy criticadas por no bloquear las campañas de manipulación rusas en las elecciones estadounidenses de 2016. Esta medida contrasta, además, con la de Facebook, cuyo fundador y líder Mark Zuckerberg, ha defendido incluso la compra de mensajes políticos en la red social incluso si contenían mentiras o falsedades como defensa de la libertad de expresión.

La polémica no ha dejado de hincharse. Máxime a casos como el de un anuncio de la campaña presidencial de Donald Trump en Facebook que contenía información falsa sobre su rival demócrata Joe Biden, que Facebook se negó a retirar en rotundo. Recientemente, unos audios privados filtrados han puesto de relieve el intento de Zuckerberg de intentar mermar la relevancia de la candidata demócrata Elizabeth Warren, que en su programa electoral contiene una propuesta para «fragmentar» Facebook para evitar prácticas monopolísticas.

El anuncio de Twitter va mucho más allá. La campaña del presidente estadounidense, Donald Trump, lo ha calificado de «estúpida», según el medio especializado «The Verge». Su jefe de campaña Brad Pascale ha señalado en un comunicado que la decisión va a perjudicar principalmente a los conservadores y los «silenciará». Alerta, además, que la compañía estadounidense sufrirá pérdidas de millones de dólares. «¿Twitter también detendrá los anuncios de los medios liberales parciales que ahora operarán sin control mientras compran contenido político con el objetivo de atacar a los republicanos?», criticado.

Mientras tanto, desde el otro área, los demócratas, se han mostrado a favor de la decisión de Twitter y han abordado la posibilidad de que Facebook haga lo mismo. «Zuckerberg ha dicho que no quiere la responsabilidad de bloquear contenido político falso», indica el senador demócrata Ron Wyden. «Si realmente ese es el caso y no un intento desesperado de placar a la extrema derecha, Facebook debe seguir el camino de Twitter y quitar estos anuncios de su página web», añade.

J.M. Sánchez/ABC, Madrid

 

 

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