Por sus frutos los conoceréis

A escasas dos semanas del plebiscito en que definiremos el futuro del país, es necesario reflexionar sobre lo que ha sido este proceso, cómo ocurrió, quiénes fueron sus actores, el resultado final, sus consecuencias, y el escenario en desarrollo.

Empezaremos esta reflexión citando a Mateo 7:15-20, pues personifica muy bien a quienes dominaron la Convención. Dicho versículo nos advierte: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.  Por sus frutos los conoceréis”.

Y los frutos de esta Convención son los 388 artículos de la pretendida nueva Constitución, que de aprobarse, no quedaría nada en pie del Chile que conocemos, pues es un texto revanchista, refundacional, que nos divide, transformándonos en un país plurinacional, con un sistema político sin contrapesos, sin igualdad ante la ley, con privilegiadas autonomías territoriales y con total dominio del Estado sobre nuestras vidas, que provocaría nefastas consecuencias.

Recopilando lo que ha sido este proceso, recordemos que el 12 de noviembre de 2019 el país ardía por los cuatro costados y la incertidumbre reinante era gigantesca. ¿Saldrían los militares a la calle? ¿Se declararía estado de sitio? ¿Renunciaría el Presidente Piñera, como lo exigía el PC?

Las dudas que nos invadían eran enormes. En Chile reinaba el caos y el gobierno dudaba qué hacer. Finalmente se decidió entregar la Constitución y el 15 de noviembre, en el Congreso, las fuerzas políticas firmaron el famoso acuerdo “Por la paz, -que nunca llegó- y una nueva Constitución”, al que no se sumaron ni el PC ni el FA, pero sí lo hizo Gabriel Boric.

A continuación se reformó la Carta Magna y se optó por un sistema eleccionario mal diseñado, pues permitió que los independientes postularan como si fueran un partido político, y se otorgaron escaños reservados a los PP.OO. en una proporción desmesurada, lo que les permitió estar suprarepresentados.

En la elección del 15 y 16 de mayo de 2021 quedó sellado el destino de la Convención, al obtener la izquierda radical más de 2/3 de los convencionales, lo que les permitió dominar el proceso de principio a fin. Entre los elegidos estuvo Rodrigo Rojas Vade, un símbolo de lo que nos advierte San Mateo, pues se presentó ante el país como una oveja digna de misericordia por su trágica existencia, siendo que todo era un grotesco engaño, que le permitió incluso llegar a ser uno de los vicepresidentes de la Convención.

Vade no fue el único. Más lobos vestidos con piel de oveja resultaron electos y el 3 de julio de 2021, día de la ceremonia inaugural, pudimos constatar que el proceso partía desbordado de toda racionalidad y marcado por una intolerancia radical que primó a lo largo de todo el proceso, pues los convencionales de izquierda implantaron la política de la cancelación y las funas contra toda disidencia, como les ocurrió entre otros a los convencionales de Vamos por Chile, a miembros de la ex Concertación y también a las iniciativas populares de norma que surgieron desde la ciudadanía, las que a pesar de contar con amplísimo respaldo, fueron irreverentemente desechadas.

Pero la gente no se deja engañar, y como hasta ahora el Rechazo se impone en las encuestas, el escenario en desarrollo apunta al 5 de septiembre. Y en ese escenario, lo que el gobierno pretende es que las fuerzas opositoras monten ahora una cocina como la oficialista de la semana pasada para intentar cambiar a la opinión pública haciéndole creer que se estaría plebiscitando una Constitución reformada, lo que es falso, pues lo único que será sometido al soberano es si aprueba o rechaza el texto propuesto por la Convención. ¡Nada más!

La única posibilidad de tener una Constitución que nos una y sea ampliamente legitimada, es que gane el Rechazo. De lo contrario, se impondrá el texto tal cuál fue redactado, el que no se podría modificar, pues el veto indigenista lo haría imposible.

El 4S, Chile a Ud. lo necesita. Vaya a votar y marque Rechazo.

*Jaime Jankelevich es bioquímico y consultor.