Por una nueva política de derechos humanos hacia Cuba
En diversas ocasiones la diplomacia europea ha expresado que los derechos humanos son elemento fundamental de su política hacia Cuba; asunto espinoso que, en opinión de activistas cubanos y hasta de políticos europeos, no soportaría un escrutinio más o menos serio.
El aumento de la represión en Cuba contra la sociedad civil y el inmovilismo incluso en temas económicos a costa del deterioro de los derechos sociales, no están teniendo la respuesta adecuada del bloque democrático más grande del mundo y por tanto difícilmente tenga los resultados deseados.
En los últimos meses, de manera discreta, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) ha puesto sobre la mesa de La Habana diversos reclamos en materia de derechos humanos. Uno de los temas que los demócratas hemos transmitido a Europa es la importancia del desarrollo legal de algunas garantías recogidas en la constitución actual, por ejemplo, la de acudir a los tribunales para reclamar por violaciones de derechos fundamentales.
Sin embargo, el régimen ha retrasado la promulgación de la ley relacionadas con ese asunto y honestamente, viendo el mantenimiento de la dinámica represiva, incluyendo la permanencia del ministro de Cultura en su cargo, hay razones para pensar que la futura norma será una maraña llena de trabas y trampas para mantener la impunidad.
Que la Unión Europea exprese que su política se basa en los derechos humanos, es incuestionable; pero sabemos que existen muchas formas de abordar el asunto. Se puede hacer, en reuniones bilaterales, exponiendo determinadas exigencias a La Habana en asuntos que afectan a la mayoría de los cubanos, pero seguimos lejos de conseguir que esas menciones trasciendan adecuadamente, a diferencia de las posiciones del gobierno cubano.
Otra forma de abordar el tema de los Derechos Humanos, son las exigencias de la UE al gobierno cubano de avances relacionados con determinas tendencias internacionales (por ejemplo, exigencias en derechos de minorías), o se puede hacer mediante denuncia pública constante de la represión.
Todas las formas son válidas, y si se combinan, mejor, sin embargo, la acción en materia de derechos humanos también debería explorar vías concretas para conminar al gobierno cubano a hacer cambios reales.
Los expertos en prospectiva estratégica hablan de al menos cuatro formas de enfrentar el futuro: La pasividad, la reactividad, la preactividad y proactividad. ¿En qué lugar podemos ubicar la política europea hacia Cuba en materia de derechos humanos?
Se ha pretendido vender la idea de que hay que escoger entre el apaciguamiento y la agresividad, entre el diálogo y entre la respuesta pública reactiva; esta visión, además de confundir, pretende hacer más fácil la realización de los intereses económicos de unos pocos.
¿Por qué no exigir que se abra un proceso de transición democrática pactada con la oposición y la sociedad civil? ¿Por qué no subordinar la financiación exterior o beneficios económicos a cambios en materia de derechos políticos y civiles?
Sería lamentable que las principales democracias del mundo sigan arrastrando discursos y políticas que ya no se corresponden con el agotamiento del vetusto modelo cubano y que tampoco reflejan los intereses de la sociedad civil cubana, incluidos grupos e instituciones que en un pasado no tan lejano, en buena fe decidieron acompañar y validar una política de acercamiento y de concesiones unilaterales de las democracias hacia Cuba, mismas que hoy ven como todos fuimos engañados.
Yaxys Cires Dib: Pinar del Río, 1979. Abogado. Director de Estrategia del Observatorio Cubano de Derechos Humanos y Coordinador Ejecutivo del Partido Demócrata Cristiano de Cuba.