PSOE y Podemos, a cara de perro
La arrogancia del personaje no tiene límites. Dice Pablo Manuel Iglesias que será generoso con el PSOE si Podemos gana las elecciones de junio. Pero eso solo ocurrirá cuando el sol salga por Occidente y se ponga por Oriente, como dice cierta dama en la serie favorita de Iglesias, donde la fornicación, la violencia, el incesto, el parricidio, la arbitrariedad y la traición en todas sus modalidades componen esa célebre escuela de valores que responde al nombre de ‘Juego de Tronos‘.
Más bien será la generosidad del PSOE la que podría allanar el camino de la marca morada hacia los cielos si se produjera el famoso ‘sorpasso’. Sombra negra que se proyecta sobre Ferraz ante la eventual convergencia de Podemos e IU, llamada a encubrir el anunciado retroceso del primero y a multiplicar los escaños de la segunda, si las conversaciones llegan a buen puerto. Eso esperaIglesias, al que siempre le motivó más sacar al PSOE del campo que a Rajoy de La Moncloa. Con ayuda de IU sería más fácil, aunque no hay acuerdo entre los expertos sobre la rentabilidad electoral del pacto.
Sin el PSOE, la teórica hegemonía de la izquierda emergente sería un tiro al agua en términos de poder institucional. La “unidad sin uniformidad”, segúnGarzón, podría convertirse en primera fuerza de la izquierda y consagrar el liderazgo de Iglesias. Pero la suma no daría para formar Gobierno. Así que más bien creo que, tal y como se están configurando las cosas de cara al 26 de junio, sería la coalición Podemos-IU, si al final hay fumata blanca, la que dependería de la generosidad del PSOE. No al revés.
Tras lo ocurrido con el ‘no’ de Podemos a Sánchez, en Ferraz no están por la labor de ser generosos con quien no supo serlo con los papeles cambiados
Después de lo ocurrido con el calculado ‘no’ de Podemos a la investidura de Sánchez, en Ferraz no están por la labor de ser generosos con quien no supo serlo con los papeles cambiados.
Hoy por hoy están rotos todos los puentes. Después de lo ocurrido durante estos últimos meses, el PSOE ha interiorizado que nunca podría gobernar con un partido tan inmaduro.
Hasta un teórico pacto de investidura, todo podría superarse. El problema vendría después, a la hora de gobernar con una fuerza desestructurada, cuya estabilidad depende de un personaje que simpatiza con los amigos de ETA, cuestiona el principio de soberanía nacional única (eso significa el llamado derecho a decidir), quiere poner el sistema patas arriba, babea con el populismo bolivariano, se interesa más por el control de la televisión que por los parias de la tierra y sueña con liquidar al PSOE para expropiar su espacio político.
Esa mirada socialista con cara de perro a Podemos viene matizada por la distinción entre Iglesias y sus votantes cuando se habla de trabajar por el ‘cambio’
Esa mirada socialista con cara de perro a Podemos viene matizada por la distinción entre Iglesias y sus votantes, cuando se habla de trabajar por el ‘cambio’, al modo en que Rivera (Ciudadanos) también distingue entre Rajoy y la nueva ola de dirigentes del PP al hablar de regenerar al partido todavía en el poder.
Según Pedro Sánchez, “Iglesias no representa a los votantes de Podemos, que sí querían echar a Rajoy de La Moncloa”. “Por desgracia, él bloqueó el cambio”, añade. Y en ese punto conviene saber que, una vez más, Sánchez vuelve a orientarnos en una implícita reivindicación de su acuerdo con Ciudadanos.
Aunque el manual recomienda aparcar las alusiones al mismo y no contemplar otras hipótesis que las de la victoria electoral, el PSOE no reniega de ese pacto. Y Sánchez dice a quien le quiere oír que es más fácil hablar con Rivera de soluciones que con Iglesias de sillones.