Punto Cero: ruina y abandono en el búnker de Fidel Castro
CubaNet muestra imágenes exclusivas del abandono y deterioro de uno de los lugares más secretos e impenetrables de Cuba
LA HABANA, Cuba. – La Cartera de Oportunidades de Negocios de 2022, presentada a inicios de año y sistemáticamente divulgada en todos los eventos relacionados con las inversiones extranjeras en Cuba, no incluyó entre las principales propuestas de la empresa CubaSol (por medio de la sociedad CubaGolf) una importante parcela de unos 15 kilómetros cuadrados, ubicada al sur del poblado de Jaimanitas, en La Habana.
Aunque para mayo de este año, y con motivo de la celebración de la Feria Internacional de Turismo en Varadero, se pensó en una actualización del portafolio publicado por el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX), no llegaron las novedades que algunos esperaban, en especial la inclusión del terreno que se extiende entre las intersecciones de las calles 11 B, Quinta D y 222 del municipio Playa, más conocido como Punto Cero y donde se encontraban hasta hace unos años las residencias de los Castro.
Tampoco a finales de octubre, durante el Gran Torneo de Golf de Varadero, Luis Martínez de Armas, presidente de la empresa Cubasol S.A., que engloba entre otras a la sociedad Cubagolf S.A., mencionó la parcela en Jaimanitas durante el discurso de clausura del evento; sin embargo, en varios encuentros y cenas de negocios celebrados durante los cuatro días que duró la competición, no solo contestó positivamente preguntas en privado sobre la posibilidad de que Punto Cero fuera transformado muy pronto en un campo de golf de 18 hoyos sino que, de acuerdo con información de varios testigos e interlocutores, él mismo sacó el tema en las conversaciones de sobremesa ―donde además estuvo presente Antonio “Tony” Castro Soto del Valle― en busca de capital extranjero para un proyecto que aunque aprobado en estricta confidencialidad, según acotó reiteradamente, aún no es bien recibido por varias de las figuras más retrógradas del régimen cubano, así como por algunos miembros de la familia Castro, entre ellos la propiaDalia Soto del Valle, viuda de Fidel Castro.
Una propuesta no tan reciente
No obstante lo trascendido en Varadero, los rumores sobre la posibilidad de que el amplio complejo de viviendas y terrenos conocido como Punto Cero termine transformado en un campo de golf conectado con las instalaciones de la Marina Hemingway, como parte de un gran complejo inmobiliario exclusivo para extranjeros, se remontan a inicios de 2018, cuando el propio Tony Castro, ganador de varios campeonatos internacionales de golf y principal promotor de ese deporte en la Isla, hiciera la propuesta a su tío Raúl y este le respondiera que era un “proyecto interesante”, siempre que la residencia principal, así como la casona que fuera habitada por él y Vilma Espín durante años, al sur de Punto Cero, bajando por calle 222, fueran excluidas de cualquier negociación.
De hecho, poco tiempo después del visto bueno, aún sin haberse marchado definitivamente Dalia Soto del Valle —que se trasladó por voluntad propia a otra residencia en la zona de Atabey, en el mismo municipio—, Punto Cero dejó de ser el búnker vedado al tránsito vehicular y de personas, con varios perímetros de seguridad custodiados por francotiradores, para convertirse en un terreno transitable en sus inmediaciones, incluso por Quinta D y calle 222, las vías más próximas a las mansiones principales, a pesar de que todavía siguen activas las garitas con militares armados y los letreros que limitan el paso.
“La seguridad se redujo a una pequeña tropa de unos 10 soldados, pero la unidad como tal fue desactivada en 2019 y trasladada de manera definitiva a Playa Baracoa”, asegura una fuente vinculada a la familia Castro y consultada por CubaNet bajo condición de anonimato. “Solo se dejaron postas alrededor de la casa porque Dalia la visita de vez en cuando (…), pero allí no queda casi nada. Todo lo importante se fue para Atabey, para otras casas, para el Centro Fidel Castro. Eso está desolado”, afirma el entrevistado.
Otra fuente anónima consultada al respecto, y que por residir en la zona ha podido acercarse al perímetro con regularidad, admite que los terrenos, ocupados por la maleza, exhiben un marcado deterioro y que hay días en que las garitas parecen abandonadas, aunque se mantienen activas las cámaras de seguridad.
“Se está comentando lo del campo de golf. Dicen que será tan grande como el de Varadero, que va a llegar hasta la Marina (Hemingway)”, dice la fuente. “Antes no se podía pasar, te rastrillaban el arma casi en la cara, los carros de los Boinas hacían recorridos todo el día, aunque no estuviera (Fidel Castro). Ahora cualquiera hasta se detiene a mirar y no dicen nada, lo que no te dejan filmar ni sacar el celular, tienes que hacerlo sin que te vean las cámaras. Son soldados que no están para nada, incluso a veces las postas están vacías”.
150 millones de dólares costaría la inversión
Que no aparezca en la Cartera de Oportunidades no es señal de que el régimen cubano haya renunciado a sacarle algún provecho a lo que ya en su momento, durante los años anteriores a 1950, fuera parte de un extenso club de golf, el famoso Havana Biltmore Yacht and Country Club, que se extendía por unas 40 hectáreas que después fueran ocupadas no solo por el complejo residencial de Punto Cero, construido antes de 1959, sino también por el mismo poblado de Jaimanitas y parte de la actual Marina Hemingway.
Según fuentes del Ministerio de Turismo (MINTUR) de la Isla, consultadas por CubaNet, existe la posibilidad de que el proyecto haya despertado el interés de algunas empresas, incluidas la canadiense Golf Design Services LTD, que a finales de los años 90 también tuvo a su cargo el diseño del campo de golf de Varadero, así como una asociación con otra entidad canadiense, de la cual aún no se ha revelado el nombre ni el origen pero que, de acuerdo con varias fuentes, pudiera tratarse de Sunwing Travel Group, propietaria de Blue Diamond, más otras dos empresas del también sector inmobiliario, Esencia Hotels and Resorts, de Reino Unido, y Caribbean Resorts and Golf, asociada en un 30 por ciento a Urbas Grupo Financiero, de España, más otras entidades inmobiliarias de Islas Baleares, vinculadas con la familia Cristoforetti, íntimamente relacionada con los negocios de Tony Castro tanto en Cuba como en Europa y Panamá.
De acuerdo con la información acopiada por CubaNet, el proyecto habría recibido primero la aprobación del MINCEX y más tarde del Consejo de Estado, y tanto las partes extranjeras como la cubana, integradas por Cubasol S.A. y Gaviota S.A., habían sido convocadas desde 2019 a conformar antes de diciembre de 2022 una única sociedad —diferente e independiente de las ya existentes, como la Empresa Mixta Carbonera S.A. y Ceiba S.A.—, que sería registrada en Reino Unido y en Baleares, con el fin de facilitar las gestiones de financiación, cuyo monto estaría calculado en unos 150 millones de dólares, además de los cerca de 20 millones que costaría tan solo la ampliación y modernización de la dársena de la Marina Hemingway, una inversión que sí fue descrita en la más reciente Cartera de Oportunidades, con una perspectiva de ingresos anuales entre los 4 y 5 millones de USD, y con un estimado de recuperación de la inversión de nueve años.
Al final se trataría, en conjunto, de un campo similar al de Varadero, o probablemente mayor, que abarcaría más allá del perímetro de Punto Cero hasta la comercializadora Palco, al este, y la dársena al noroeste. También se proyecta al menos un hotel de unas 80 habitaciones más una zona residencial con casas y zona comercial.
“Se está pensando en las cercanías a Mariel, en el centro de La Habana pero también en el circuito de turismo de salud, con lo cual se anulan por el momento los proyectos más al oeste”, afirma una fuente del Ministerio de Turismo. “Es un megaproyecto en una zona que, a decir verdad, hoy está abandonada, y que por la cantidad de área que abarca estratégicamente interrumpe el desarrollo de una zona con altísimo potencial para las inversiones y el turismo”.
Más crisis, más golf, más contradicciones y menos turistas
Mientras la crisis energética se agudiza por la falta de recursos financieros para modernizar el sistema eléctrico nacional, así como el arribo de turistas aún no logra alcanzar los niveles de años anteriores a la pandemia, empresas asociadas al turismo como Cubasol S.A. y Gaviota S.A. se empeñan en ejecutar el 100 por ciento de las inversiones proyectadas hacia el 2030, lo que comprende no solo hoteles sino, además, parques temáticos, náuticas y más de una decena de campos de golf por toda la Isla.
De acuerdo con declaraciones de Alex Mulet, vicepresidente de Cubasol, en los próximos años, y hasta el 2030, el grupo aspira a concretar unos 150 proyectos de servicios extrahoteleros e inmobiliarios, incluida la venta de propiedades a extranjeros.
Sin embargo, de acuerdo con la información publicada en las diversas Carteras de Oportunidades publicadas desde el 2016 hasta la actualidad, muchas de las 395 propuestas iniciales, en buena parte asociadas al turismo y los negocios inmobiliarios, no han obtenido respuesta, de modo que la mayoría se reitera en las nuevas ediciones sumándose a otros proyectos, para un total de 678 en la de este año, que posiblemente jamás lleguen a concretarse por la falta de confianza de los inversionistas en un escenario político-económico donde nada es lo que dice ser.
Después de haberse censurado la práctica del golf durante décadas, por ser considerado por Fidel Castro como un “deporte burgués”, e incluso después de ordenarse la destrucción o abandono de casi la totalidad de los campos que existían antes de 1959, hoy a muchos sorprende y preocupa la insistencia del régimen cubano en construir decenas de costosas instalaciones asociadas a proyectos inmobiliarios. Más cuando las cifras de participantes en los torneos convocados han ido en picada, habiendo alcanzado la cifra récord de competidores durante octubre de 2018 cuando apenas asistieron 144 deportistas, de 11 países, mientras que en el más reciente el número descendió a solo 54, la mayoría canadienses.