¿Qué se esconde tras el cuento de la crisis energética en Cuba?
Los cubanos comenzaron esta semana con un racionamiento de combustible, que repercute en el transporte público y de carga, las jornadas laborales, el consumo eléctrico en centros productivos, comercios, servicios y centros educacionales.
Un etcétera mayor podría anunciarse en los próximos días siempre con el telón de fondo de los temidos “apagones”.
La explicación oficial ha bautizado el racionamiento como una situación coyuntural “propiciada por el recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra la Isla”.
A partir de ese anuncio ofrecido por el administrador de la dictadura, Miguel Díaz-Canel, gira todo un aparataje que más bien parece un ensayo planificado para la puesta en escena de la crisis mayor que se avecina.
“Lo que estamos haciendo nos permite enfrentar la situación, prepararnos para otro momento y sistematizar soluciones”, reconoció el viernes Díaz-Canel durante una reunión con dirigentes políticos en Matanzas. “Ya cumplimos el primer momento del que habló el ministro de Economía en la Mesa Redonda, por las medidas que adoptamos no nos dimos ni cuenta”, agregó, tan fresco como una lechuga.
“El primer momento” fue el arribo del tanquero Manuela Sáenz, que procedente de Venezuela, atracó el sábado en el puerto de Cienfuegos con un cargamento de diésel. No será hasta el 30 de septiembre cuando se produzca, “el segundo momento” con la llegada de otro añorado cargamento de diésel.
La dictadura no lo ha dicho, pero una simple búsqueda en los sitios de internet, que monitorean el transporte marítimo, revela que el tanquero Elandra Fjord, partió del puerto de Amberes, Bélgica, y tiene previsto llegar al Puerto de La Habana el 30 de septiembre. El tanquero, con capacidad de 29,694 toneladas, navega bajo bandera de las Islas Marshall.
Es de suponer que ése sea el otro embarque de diésel que espera el régimen. Hay otros tanqueros con destino a los puertos cubanos de Cienfuegos, Matanzas y La Habana, presumiblemente con fuel oil o crudo. Nada parece indicar que en estos momentos exista una crisis real de combustible o abastecimientos básicos en Cuba.
¿Entonces cuál es la verdad de la crisis que obliga a implementar las actuales medidas? ¿Está almacenando el régimen la mayor cantidad de combustible posible para días peores?
Esa puede ser una explicación. Otra, son las sanciones económicas de Estados Unidos que suman dificultades financieras a Cuba. Una tercera es parte del legado de Fidel Castro. Se trata de los grupos electrógenos introducidos por Castro para producir electricidad y que son grandes consumidores de diésel.
Bajo la consigna de la Revolución Energética en 2006, Castro desechó las inversiones en las termoeléctricas en favor de los grupos electrógenos, coordinados entre sí y conectados a la red nacional eléctrica.Ese fue uno más de sus planes descabellados que le ha costado al país cientos de millones de dólares. (La foto muestra la central de grupos eléctrogenos en Cienfuegos que funcionan con diésel).
Los expertos alertaron entonces que el mantenimiento y distribución de diésel a esos cientos de pequeños motores diseminados en todo el país, suponían toda una flota de camiones cisternas, transitando por toda la isla para abastecerlos de combustible. Era una locura a largo plazo, teniendo en cuenta, además, que el diésel es un combustible mucho más caro que el utilizado por las termoeléctricas.
Cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba (ONEI), indican que en 2018, la electricidad generada por los grupos electrógenos representó un 27,1%. Ese año Cuba importó 1 millón 378 mil toneladas de diésel, una cifra mayor que el millón 165 toneladas importadas de fuel oil, combustible que utilizan las termoeléctricas. Las cifras de la ONEI muestran que en 2017 el consumo de diésel aumentó un 92% en relación con 2016.
Mientras Venezuela garantizaba el suministro de combustible esas cifras no eran un problema energético para Cuba. Pero la situación ha cambiado.
Hace una década Venezuela producía 3.28 millones de barriles de petróleo diarios, mientras que ahora la producción venezolana apenas supera los 732 mil barriles diarios.
Por eso puede afirmarse que la actual crisis energética de Cuba tiene su origen en Caracas y no en Washington. Cuba carece de recursos financieros para adquirir en otros mercados el diésel y fuel oil que necesita.
La dictadura comunista cubana está de nuevo ante la misma coyuntura que se presentó hace un cuarto de siglo. La dependencia de la extinta Unión Soviética provocó el tristemente célebre Período Especial . Bautizado con otro nombre la situación ahora es semejante.
Poco pueden hacer Díaz-Canel y sus ministros. En Cuba el poder no radica en el gobierno. Está escrito en la Constitución. El gobierno y todos sus funcionarios están representando el papel que tienen asignado en esta tragicomedia.
El poder real, la élite que gobierna a Cuba desde la cúpula del Partido Comunista, sabe que los días de Nicolás Maduro, están contados, y prepara a sus súbditos para un escenario incierto.