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¿Qué tipo de capitalismo tiene futuro?

 

Nestor Suarez (@NestorSuarezRB) / X

 

 

El siglo XX y el siglo XXI han sido testigos de los más variados experimentos económicos en todas partes del mundo. Básicamente: comunismo y socialismo más o menos democrático; capitalismo más o menos libre e intervenido. Al cabo del mismo, buena cantidad de éxitos resonantes, aciertos parciales o relativos, fallos disimulados y fracasos inencubribles, señalan una conclusión inescapable: ya no hay que preguntarse si el capitalismo -el sistema de libre empresa y mercados asignadores de recursos- tiene o no futuro, vale la pena preguntarse por el tipo de capitalismo a que las naciones aún no desarrolladas pueden y deben apuntar.

Y la respuesta señala sin mayores dudas al capitalismo sin  intervencionismo, sin dirigismos controlistas, u otros injertos y cuerpos extraños. Con el Estado cumpliendo su misión específica. Un Estado incluso que puede ser fuerte, y que debe serlo sin duda, pero sin desbordar sus límites. Fuerte pero ni ilimitado ni arbitrario, un Estado de Derecho encargado de velar por el imperio de la ley.

Vale lo mismo para los países de desarrollo truncado. Cómo podríamos llamar a los latinoamericanos, a juzgar por la marcha de nuestras economías hasta las décadas de 1920 y 1930. En esa época, los indicadores apuntaban a un futuro promisorio. Pero una lectura incorrecta de los acontecimientos y como causa subyacente La Gran Depresión de 1929- de la que errónea e injustamente se culpó al capitalismo, en lugar de las manipulaciones bancocentralistas que provocaron el falso auge que la precedió-, nos hizo torcer el rumbo. 

Tomamos la vía del intervencionismo, dirigimos y controlamos al compás de las presiones y contrapresiones de los distintos grupos de intereses especiales, con los que aún convivimos.

Centro de Estudio sobre Economía de la Oferta. 

Por eso nació el 15 de enero del año 1995 el Centro de Estudios sobre Economía de la Oferta (CEO) . Es una institución técnica, sin fines de lucro, no partidista, de carácter académico y divulgativo, dedicada a la investigación económica. Y a la promoción y defensa de las nuevas ideas económicas basadas en la primacía de la Oferta y la demanda; de la micro sobre la Macroeconomía; y de los postulados filosóficos de iniciativa individual y propiedad privada en lugar de socialismo y estatismo.

Creemos que la riqueza y prosperidad de personas, familias y pueblos provienen del funcionamiento de los mercados conforme a sus leyes naturales, y del respeto a la libertad de la gente, dentro del marco del imperio de la ley común y el acatamiento a la misma, limitándose el Estado a cumplir con sus funciones de monopolio legal de la fuerza. En lo regional asumimos la bandera del《nuevo regionalismo》.

Sus miembros son académicos, profesionales, empresarios, gerentes, periodistas y otras personas que comparten los mismos puntos de vista. Funciona en Caracas y Maracaibo, siendo su Presidente mi persona. Por los momentos nos apoyamos sólo en los recursos que el  CEO obtiene de sus miembros y amigos. No  obstante lo cual, hemos producido una serie de documentos, estudios y análisis sobre diversos temas de interés, algunos de los cuales ha reflejado la prensa nacional y regional.

¿Qué pensamos sobre Venezuela?

Se nos ha dicho que la situación de Venezuela es similar a la de otros países de América Latina. En un sentido general es más que similar, es la misma: para salir del estancamiento y la pobreza, lo que necesitamos es cambiar el sistema de dirección de la economía por el Estado y los grupos de intereses especiales, al sistema de dirección de la economía por el público a través de los mercados y sus interacciones, y de las señales enviadas a los activistas económicos a través de los precios. Y no meramente cambiarle el contenido o signo, pasando del “crecimiento dirigido por el Estado hacia adentro” al “modelo de crecimiento dirigido por el Estado hacia afuera”.

Lo que requerimos es reemplazar ese sistema por otro enteramente distinto, basado en la orientación de la oferta y la producción por medio de señales transmitidas por empresas libres en mercados libres, y en consecuencia competitivas. Con el premio Nobel Douglas North, creemos que el papel del Estado es básico: proporcionar el marco jurídico institucional al proceso de mercado, y proveer vías de comunicación, pero no fijar objetivos ni reglamentaciones limitantes.

¿Cómo? A través de un proceso de privatización, desregulación, y desbloqueo de los grupos de intereses especiales, que incremente el sentido de responsabilidad macroeconómica y eficiencia de todos los agentes de la producción, debidamente estimulados por respectivos ingresos factoriales, representativos de una premiación a todo esfuerzo productivo, ya sea dirigido a servir al mercado interno o a exportar . Ésta es la única receta válida, es universal y es permanente.

En ese proceso de cambio, un país puede avanzar hasta el final, o bien quedarse en algún punto del camino, a través de marchas y contramarchas, y también desviaciones y confusión de mapas y rutas, o puntos de destino.

En Venezuela tenemos que desestatizar y desregular la sociedad, derogar muchas leyes que obstaculizan el desarrollo y crecimiento económico, leyes negativas, de concepción socialista por lo que se impone llevar adelante un proceso de privatización de las innumerables empresas estatales que no tienen funciones que beneficien la organización social del estado.

Algunos países asiáticos, tales como Taiwán, Hong Kong, Corea o Singapur, lograron avanzar considerablemente en el camino, construyendo modernas sociedades. Pero los países latinoamericanos permanecemos mayoritariamente al inicio de estos procesos que han revolucionado esos países, que 30 o 40 años antes eran conocidos por su pobreza; me refiero especialmente al ejemplo de Singapur. Distinto es el caso de la República de Chile, que debido a su forma de gobierno no contó al principio con el apoyo de los organismos multilaterales de crédito dependientes de la ONU. Lo que originó, para su fortuna, comenzó el tránsito sin su  asesoramiento. A semejanza de Rusia y muchos países de Europa Oriental, pueden quedar con  “ lo peor de ambos mundos” . Ejemplo: al pretender cambiar la inflación por impuestos legislados y quedar en mitad del camino, hay impuestos de ambos tipos: el inflacionario y los demás. Ahora Argentina se ha convertido en un laboratorio de defensa de la libertad, donde ha comenzado un proceso que al menos en los primeros 6 meses demostró que es factible el desarrollo dentro del marco de la total libertad de la iniciativa económica, 

Desregulaciones y desestatización de su sociedad.

Venezuela tiene que extraer las lecciones correctas de todos estos procesos. Y también de lo que está pasando en los países europeos, sin olvidar esas hoy indiscutibles potencias llamadas los tigres asiáticos. Me refiero a Japón, Corea del Sur y a Singapur, ya mencionados un par de párrafos arriba.

En muchos de los países desarrollados, en el “Primer Mundo”, se observan signos y procesos típicos del llamado tercer mundo .Asistimos a distintas formas nuevas y no tan nuevas, de predominio de los grupos de intereses especiales – el reglamentario, los impuestos excesivos, las barreras proteccionistas, los subsidios y el welfare State, Estados que  reducen los ímpetus productivos manifestándose signos de estancamiento y vuelta hacia atrás, lo que podria no excluir  recesión,  desempleo, y hasta la pobreza. 

Las grandes empresas sobredimensionadas que resisten a los ajustes también deben verse en este contexto; el problema no es el de downsizing, del que es precisamente la solución, el problema lo constituyen los enormes monstruos burocráticos edificados a espaldas de la microeconomía, incapaces de incrementar la oferta productiva a no ser bajo condiciones de excesivos costos.

En ciertos centros académicos del mundo desarrollado (con lo cuales mantenemos estrecha comunicación y contacto en el CEO) estos signos de la época regularmente son registrados e interpretados propiamente, lo cual nos permite entender por fin, y un poco a contrarium sensu, cuál es el secreto de la creación de la riqueza .

De los países desarrollados debemos ocuparnos, por ejemplo de las viejas tradiciones de trabajo honesto y duro, y sana frugalidad hasta el momento de poder pagar por los legítimos disfrutes y placeres de la vida. Responsabilidad por las consecuencias de las propias acciones, y prudente previsión anticipada de las mismas. Libre contratación sin interferencias, honrar compromisos y pagar deudas. Moneda sana y estable, impuestos bajos. Así es como la riqueza se crea. Con esos valores.

Los “valores” tienen máxima importancia; pero ¿cuáles valores? ¿acaso los valores de inspiración socialista, resumidos en la honestidad del funcionario, para administrar una inmensa colección de activos públicos? No. Los otros valores, los contenidos en las viejas tradiciones mencionadas, propios de la administración empresarial privada. 

Con esos valores es como crearon riqueza en esos países desarrollados. Después de que la crearon, pudieron y pueden darse el democrático lujo de tener un gasto fiscal desorbitado, de premiar la irresponsabilidad, y cometer otras imprudencias, tonterías y disparates socialistas. Pero tampoco por mucho tiempo.

 

Néstor Suárez, es doctor en economía.

 

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