LA HABANA, Cuba. – Nuevamente los gobernantes cubanos acusan a los servicios de inteligencia de Estados Unidos de tergiversar la Historia de Cuba, en este caso mediante la manipulación de acontecimientos y figuras de nuestro pasado. Esa supuesta tergiversación se relacionaría con una interpretación de la historia diferente a la que sustenta la jerarquía castrista. Por supuesto que esos representantes del régimen de los Castro-Canel consideran su interpretación histórica como el auténtico reflejo del pasado cubano.
Según una información aparecida en el periódico Granma, está en marcha una denominada Operación Streaming, con el objetivo de llevar a cabo la referida tergiversación histórica. Entre los sucesos a tergiversar estarían la tragedia del remolcador 13 de Marzo, la muerte de Camilo Cienfuegos, la Limpia del Escambray, la batalla de Playa Girón, las misiones militares cubanas en África, así como la labor de los médicos cubanos en el exterior.
Veamos entonces cuales son las visiones de la historiografía castrista acerca de algunos de estos hechos, en aras de cotejarlas con las interpretaciones más cercanas a la realidad, y así evaluar la existencia o no de una tergiversación.
El oficialismo cubano siempre ha calificado lo sucedido en el lomerío del Escambray como una operación de “limpia de bandidos”. Sin embargo, la gran cantidad de personas que se alzaron contra la revolución castrista en la primera mitad de los años 60 pone en tela de juicio semejante calificativo.
Según publicó el propio periódico Granma en su edición del 12 de abril de 2006, durante el lapso 1959-1965 hubo en el país ―en las entonces seis provincias― un total de 299 bandas de alzados, las que totalizaban 3.995 combatientes. Solo en la provincia de Las Villas, y en especial en el Escambray, se detectaron 168 bandas, con un total de 2.000 alzados. Evidentemente, a nadie se le puede ocurrir que hubiera tantos bandidos en Cuba. Eran, sencillamente, cubanos descontentos con el giro al comunismo que había tomado el castrismo. Muchos de esos alzados habían combatido en las filas del fidelismo contra el gobierno de Fulgencio Batista.
Otro tanto sucede con los integrantes de la Brigada 2506 que desembarcaron en Playa Girón en abril de 1961. El castrismo siempre se ha referido a ellos como “mercenarios”. Y mercenario es quien hace las cosas por dinero, sin que medie ningún otro sentimiento. Pero buena parte de esos combatientes venían a la Isla con la intención de eliminar al sistema totalitario que sojuzgaba a los cubanos y de recuperar los bienes que el castrismo les había arrebatado a ellos y a otros legítimos propietarios de la nación. Por tal motivo se puede asegurar categóricamente que no eran mercenarios.
Y qué decir de las misiones militares en África. El castrismo oculta que los cubanos que allí combatieron estaban defendiendo los intereses geopolíticos de Moscú. El discurso oficial relaciona esas misiones, en especial la de Angola, con la derrota del apartheid en ese continente. Pero nada dicen de que en Etiopía los jóvenes cubanos derramaron su sangre en apoyo al genocida Mengistu Haile Mariam, que era el hombre del Kremlin en la región del Cuerno de África.
De igual manera, las autoridades cubanas tratan de desmarcarse del terrible asesinato cometido contra los ocupantes del remolcador 13 de Marzo, donde murieron ahogadas cerca de 40 personas, muchas de ellas menores de edad. Los asesinos que cumplieron esa encomienda cumplían órdenes “de arriba”.
Otra gran mentira es la que han pretendido montar sobre la muerte del comandante Camilo Cienfuegos. ¿Cómo entender que no hubiese aparecido ni un tornillo de la avioneta en que viajaba Camilo? Nadie cree en el cuento de la desaparición de esa avioneta. Camilo fue eliminado porque era un estorbo para las ambiciones de Raúl Castro de convertirse en la segunda figura de la Revolución.
Aun sin conocer los criterios que desde el exterior se manejen en torno a estos hechos, no es muy difícil imaginar quiénes son los verdaderos tergiversadores de nuestra historia.