Ramón Peña / En pocas palabras: Balón Globalizado
La globalización mundial, en su proyección positiva, abarca manifestaciones que exceden la economía, el comercio y la tecnología. El futbol es uno de esos fenómenos.
En los dos últimos mundiales se ha revelado una paridad notoria en la calidad del juego y en las tácticas de los equipos, que ha convertido a las selecciones que habitualmente lucían como las débiles del torneo, en amargo dolor de cabeza para las potencias tradicionales. Esa mayor nivelación entre los participantes ha obedecido, entre otros factores, a la contratación de técnicos expertos, la adopción de modelos de preparación física de los jugadores, la transferencia de los esquemas de disposición en el campo, la migración de jugadores de esos países a los grandes equipos profesionales y los recursos aportados por los gobiernos para darle categoría mundialista a sus selecciones. En la base de este esfuerzo: el apoyo planificado a las canteras de niños y jóvenes jugadores a escala nacional.
En esta copa, la caída de Alemania ante México y Corea del Sur, Brasil a duras penas superando a Costa Rica luego del minuto 90 -al igual que Uruguay a Egipto- Islandia igualando a Argentina o las potencias de siempre ganando por mínima y desesperada diferencia ante los supuestamente marginales, desdibujan notablemente la existencia de un primer y tercer mundo del balompié.
Es lamentable que Venezuela no haya podido sumarse a esta ola de selecciones emergentes, pese a contar con jugadores apreciados en las ligas de Europa y al potencial demostrado en tiempos recientes por nuestra selección sub-20. Recordamos que nuestro mejor momento tuvo lugar en 2011 cuando terminamos cuartos en la Copa América. En esa oportunidad nuestros jugadores llamaron la atención por su excelente condición física, lograda gracias a un programa de entrenamiento en EE.UU. sufragado por Empresas Polar. También vale recordar que poco después el régimen arbitrariamente rescindió el convenio de patrocinio de Polar a nuestra selección Vinotinto…