Ramón Peña / En pocas palabras: Bravo Pueblo
Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir,
nací para conocerte,
para cantarte,
Libertad
Paul Eluard
La bruma de las bombas no ensombrece los colores de sus banderas ni el tronar de las balas acalla su voz. Sin dar un paso atrás frente a la fuerza bruta, este pueblo nuestro de hoy escribe una historia hermosa y digna. Mujeres y hombres de todas las edades en las calles. No hay diferencia. Todos con el mismo arrojo. Tampoco distinción entre humildes y ricos. Entre blancos o negros. El Este y el Oeste se han fundido en una sola geografía de batalla. El sentir es el mismo, la rabia se hizo igualitaria, el despotismo ha terminado uniendo a unos y otros. La caterva gobernante se ha quedado sola y luce ajena, extranjera, su crueldad no es propia de venezolanos contra venezolanos. Semeja las tropas napoleónicas arrollando los poblados de España. Sus cerebros cubanizados no encuentran razones para ser compasivos. Sus tropas, vueltas mercenarias, reciben premios y bolsas de comida como paga por cada jornada de brutalidad.
En su agonía al régimen solo le queda la bestialidad. Se le agotó el discurso. También las promesas. Se hizo jirones su bandera socialista coloreada con patriotero bolivarianismo; sus consignas de improvisada ideología se borraron de tanto manoseo. Ya languidecían antes de que desapareciera el profeta de la farsa. No sobrevive más que una banda criminal, miedosa, cruel y armada. Peligrosa por acorralada, pero perdida en su laberinto de soledad que crece dentro y fuera de nuestras fronteras.
Solo falta la gloria de la libertad conquistada. Y ya está en marcha.