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Ramón Peña / En pocas palabras: En cuenta regresiva

 

En ocasiones se ha considerado conveniente que un proceso histórico complete su ciclo vital hasta el final, sin interrupción, para que descargue toda la verdad de la ideología –o intención- que lo inspira. Esta apreciación se ha cumplido en la historia de esta “revolución” a un costo muy alto y prolongado en el tiempo, pero solo así ha aflorado todo su miserable contenido. Son 18 años de atraso, abusos, hambre y crimen. Pero ha sido el tiempo necesario para que la sociedad, de manera paulatina, llegue hoy, casi en su totalidad, a tomar conciencia de la trampa y la mentira que escondía la promesa que le dio vida a este proyecto en el ya lejano 1998 y sea referente histórico para evitar que semejante engendro resucite en nuestro futuro. 

Vivimos la postrimería de esta aventura, engalanada con el apelativo de Socialismo del SXXI, pero que en verdad no era más que un menjurje de bota militar y autocracia con vicios de comunismo caduco. Lamentablemente, es cruenta hasta su ocaso. Cinco venezolanos: Jairo, Daniel, Miguel Angel, Brayan y Gruseny, entre 14 y 36 años de vida, son sus más recientes víctimas, asesinados por el brutal zarpazo, que puede ser el último, de la que sin duda ha sido la experiencia más nefasta del social-populismo en América Latina. 

La camarilla gobernante, malquerida en todo el país, se aferra hoy al poder sin logros que defender ni futuro que prometer. Sin asomo de vergüenza viaja nerviosa a la Habana a pedir línea, da zarpazos en su agonía grisácea, mata a jóvenes inocentes y, acechada por la sombra de la justicia, ya le da igual si el legado histórico de su profeta charlatán termina en el Olimpo o en algún vertedero de basura. 

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