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Ramón Peña / En Pocas palabras: La riqueza, futuro desafío

                           

La huella de miseria que en algún cercano momento dejará este régimen, llama a imaginar para nuestro país una concepción del poder, no solo abismalmente distinta del engendro que ocasionó esta tragedia; también será necesario, superar definitivamente ese pensamiento político de mediados del siglo pasado, que gestó nuestra democracia con un sesgo constitutivamente estatista y un discurso juanbimbesco y populista. Rémoras que, como pesado lastre, han impedido hacer del nuestro un país de alto vuelo. Durante algunos años este esquema pareció asomarse a los avances de las sociedades más desarrolladas y en algun momento estuvo a punto de buscar la ruptura hacia la modernidad, pero flaqueó institucional y éticamente y terminó sirviendo de base doctrinaria para que se colara este populismo caudillesco, militarista y corrupto, amancebado con los proxenetas dictadores caribeños.

Será ineluctable barrer los polvos que provocaron estos lodos de penuria y atraso y quebrar los moldes de esa genética politica. Una visión fundamental será concentrarse de una buena vez en la generación de riqueza privada como viga maestra para el abordaje de la llamada justicia social y el tratamiento de la pobreza. Hasta los comunistas chinos descubrieron los beneficios de este enfoque. La idea de estatismo económico supuestamente dedicado a los necesitados, no ha degenerado más que en corrupción y en la nivelacion por lo bajo de toda la sociedad. Como subproducto nos queda ese conformismo pernicioso que hoy se rinde ante una bolsa de comida.

Una señal orientadora nos la proporciona hoy Emmanuel Macron, el joven Presidente de Francia que ha sacudido l’établissement politique,quien afirma con convicción: ‘’Necesitamos jóvenes franceses que sientan el deseo de convertirse en millonarios’’. Así, sin falsos sonrojos judeocristianos, exalta la creación de riqueza como el camino seguro para la prosperidad y bienestar de la sociedad. Un provocador mandato que tendremos que hacerlo nuestro. 

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