Ramón Peña / En pocas palabras: Liderazgo contemporáneo
El estrellato de la política mundial tiene hoy como primeros actores a Putin, Orban, Erdogan, Netanyahu, Bukele, entre otros, y ahora, cual James Dean, Javier Milei se apresta a un remake de Rebelde sin causa en Argentina. Mientras, Donald Trump es el primer aspirante en el casting para protagonizar Make America Great Again 2.
Es el liderazgo emergente exitoso en cosechar el cuestionamiento social de los partidos tradicionales y la clase dirigente, bautizados como la “casta”, prometedor del rescate profundo de esenciales valores históricos, económicos y sociales. Sobran motivos para dudar que estos redentores representen un nuevo ideal aristotélico de sana politización útil para toda la polis.
Moisés Naím, en su esclarecedor ensayo La revancha de los poderosos (Debate, 2022), hace la exégesis de cómo estos autócratas están reinventando la política en el SXXI: esta nueva clase, cuidando cierta formalidad democrática, aplica una fórmula autoritaria para socavar la democracia sigilosamente, a saber: populismo, polarización y posverdad.
El líder populista asegura encarnar la voluntad popular y defenderla contra la élite corrupta y codiciosa, salvar al pueblo de una catástrofe y enfrentar amenazas externas y conspiraciones. Es renovador a ultranza porque no hay nada que salvar de lo existente hasta hoy.
La polarización la consigue satanizando a los adversarios como enemigos, con los cuales no hay soluciones intermedias, Negociación o diálogo serían gestos pusilánimes. El movimiento es identitario, no hay trato ni tregua con el otro.
Y por último, la posverdad, que es la mentira que se refuerza con la negación de realidades objetivas, verificables. Se enturbia la realidad para dificultar distinguir entre la verdad y la falsedad. Los fluidos medios digitales sirven idealmente para este propósito.
Mientras tanto, discretamente, desmantelan la independencia de los poderes públicos, vacían de contenido los controles democráticos, idean formas pseudo legales para eternizarse en el poder… Legales, porque todos exhiben una partida de nacimiento democrática, instauran la nueva supremacía política.