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Ramón Peña / En pocas palabras: Milanés deja su breve espacio 

 

Falleció en Madrid Pablo Milanés, juglar, poeta, icono de la llamada Nueva Trova cubana. Cantautor honesto, quien al igual que tantos jóvenes cedió al encanto de la farsa comunista. Como millones en el continente, fue cautivado por la engañosa imagen redentora de la revolución castrista, en una época en la que el imperialismo yanqui era repudiado en toda América Latina.

En sus primeras décadas la originalidad de la letra y la música de sus baladas fue orgullo de la Cuba revolucionaria, junto con Silvio Rodríguez, Amauri Pérez y otros jóvenes compositores populares. Más tarde, al igual que tantos poetas e intelectuales, se distanció de la prédica oficialista. Abiertamente decepcionado de la mentira castrista se hizo un crítico del régimen, el cual lo fue silenciando en la radio y la TV cubanas.

Al romper con aquello, su lírica brotó subrepticiamente como protesta: “La libertad es una niña hermosa y pura que nos violan al cabo de los años. Cuando crece por encima de los árboles sabemos que no va a sobrevivir…”

Milanés condenó duramente la brutal represión contra las manifestaciones por apertura democrática de julio de 2021 y la dictadura trató inútilmente de boicotear su conmovedora presentación de despedida en su visita a la Habana a mediados de este año.

No obstante el desencuentro político de Milanés con el régimen, éste, cediendo a la veneración del pueblo cubano por el cantautor y a su fama mundial, se sumó en tono escueto a lamentar su partida y reconocer sus virtudes musicales. Un gesto que, si bien lacónico, fue decente y se distancia, por ejemplo, del silencio mezquino y vergonzoso del régimen venezolano ante la gloria del Premio Cervantes concedido al poeta Rafael Cadenas.

Ha muerto un trovador y las generaciones que lo aplaudieron lo despiden con nostalgia por “el breve espacio en que ya no está” pero, como en su balada Yolanda, “eternamente” lo recordarán y escucharán.

 

 

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