En el devenir de la Venezuela de corta memoria y largos olvidos, de historias inciviles y capítulos de barbarie, de frágil y perecedera institucionalidad, constituye un hecho notable y razón de profundo orgullo, el tricentenario de vida de la Casa de Estudios que fuese fundada como Real y Pontificia Universidad de Caracas, el 22 de diciembre de 1721, nuestra Universidad Central de Venezuela (UCV). “La institución cultural más antigua y fecunda del país, no obstante los tropiezos que ha debido vencer en su agitada evolución histórica”, a decir de su biógrafo, el ilustre académico Ildefonso Leal (*)
Como reza su himno, “Hoy se pone su traje de moza” esta casa que ha sido motor permanente hacia un destino superior, abierta a todas las ideologías y conocimientos, a la búsqueda de la verdad y la belleza que dan lumbre a la especie humana. Pero también, un bastión de valor en la lucha por justicia y libertad, ilustrado por episodios de arrojo como los de aquellos jóvenes universitarios de febrero de 1814, febrero de 1936 o noviembre de 1957. Y hoy, por la resistencia tenaz de su comunidad académica frente al asedio del poder imperante de militares y civiles emponzoñados de resentimiento e ignorancia.
Sea la ocasión para traer a la memoria la sabiduría y nobleza de venezolanos que han servido como sus rectores. Nos atrevemos a destacar los nombres de José María Vargas, Francisco Antonio Risquez, Rafael Pizani, Francisco De Venanzi o Carlos Alberto Moros Ghersi. Es también inescapable recordar a quien hizo de su campus una joya arquitectónica de admirado valor universal, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva
Este aniversario, para quienes tuvimos la dicha de aprender en sus pupitres y el honor de enseñar en sus aulas, es una fiesta que aviva nuestro espíritu. ¡¡Salve querida Alma Mater!!
(*) Leal, Ildefonso, Historia de la UCV, Ediciones del Rectorado de la UCV, Caracas, 1981