Ramón Peña / En pocas palabras: Presagio cumplido
Curiosa esta campaña electoral para elegir una nueva Asamblea Nacional, en la que, más que votar por determinados candidatos o partidos, se exige votar por quien sea, pero votar, porque el propósito llano es hacer bulto. Por estar al descubierto la trapisonda violatoria de la Ley Orgánica de Procesos Electorales y de la propia Constitución de la República, las democracias más significativas del planeta, incluida la Unión Europea en pleno, no reconocen la legitimidad de este proceso. El Usurpador trata por cualquier medio, además de las discrecionales facultades del CNE, de poder exhibir ante el mundo una alta concurrencia a las urnas.
No les quedan ofrecimientos creíbles a quienes a lo largo de dos décadas han devastado la capacidad del país para generar riqueza y lo han convertido en una sociedad de menesterosos. Al no encontrar audiencia para más promesas, se sirven de amenazas. Un apparatchik, sobresaliente por la patanería de su actuación pública, ha comprimido los mensajes de la campaña oficialista en una frase mefistofélica: “¡aquí el que no vote no come!”.
En 2002, Chávez clamaba: “¡Todo ser humano, incluso desde antes de haber nacido, tiene derecho a la alimentación!”. En 2007, premonitoriamente, lo ajustó a: “¡No importa que andemos desnudos, que no tengamos para comer, aquí se trata de salvar la revolución!”. Hoy, el bravucón portavoz, quien por cierto luce cada día más rollizo, confirma cumplido el presagio de Chávez. Llegamos a la fase superior de la revolución, la de penuria alimenticia. La comida, por su disponibilidad y precio, no está al alcance de las grandes mayorías. Lo que era un derecho en 2002 es ahora una llave de control. Comerán quienes se dobleguen ante la revolución para la que, no olvidemos, la comida también ha sido un negocio. En todo su contenido, esta farsa electoral del 6/D es otra evidencia sustancial que alimenta el dossier criminal del régimen.