Ramón Peña – En pocas palabras: Venganza o raciocinio
Es ley universal que la primera víctima de toda guerra es la verdad. Ocurre desde la batalla de Salamina. La narrativa militar justifica agresiones, culpa a otros de sus propios desmanes, agranda sus victorias… en guerra la mentira es gratuita. En el enfrentamiento Israel-Hamás, la explosión en el Hospital Al-Ahli de Gaza, pavorosa y conmovedora, se discutirá ad nauseam quién fue responsable, el número verdadero de víctimas, etc. Pero, realmente significativo, es que las vidas de civiles inocentes son todas iguales, no tienen bandera.
Otra víctima natural de la guerra es el raciocinio. Si en la reacción frente al ataque bestial de Hamás, priva rabia y venganza sobre estrategia política y militar, las consecuencias serán impredecibles.
Recordemos la rabiosa y descomunal acción de George W. Bush luego del 11/9/2001, desatada injustificada y alevosamente contra Irak, que dejó 63 mil civiles iraquíes y 5.600 soldados estadounidenses muertos, la desestabilización total del Oriente Medio, el crecimiento bélico de Irán, la aparición de ISIS, complementada con la desastrosa y corrupta ocupación de Afganistán.
Ahora, el anunciado arrase y ocupación violenta de Gaza probablemente involucrará militarmente a EEUU en la región, entraría en acción el fuertemente armado Hezbollah, invitaría a Irán al conflicto, a Siria, agitaría a Cisjordania, liquidaría el proceso de convivencia entre Israel y Arabia Saudita y otros vecinos árabes y afectaría la capacidad militar de Ucrania frente a Rusia.
Es considerable la tentación de Netanyahu de erigirse en vengador pretendiendo maquillar la impopularidad por su prontuario corrupto, su racista gabinete ultra religioso y sus abusivos asentamientos en territorio de Cisjordania y por supuesto, su responsabilidad por el fiasco de la inteligencia israelí.
En su lugar, correspondería al alto mando militar israelí, conjuntamente con sus partners estadounidenses, concentrarse en cómo rescatar los rehenes, neutralizar a Hamás y permitir a Gaza encaminarse hacia un poder palestino alternativo. Y al pueblo israelí, ir a nuevas elecciones para agenciarse un gobernante más digno.