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Raúl Ochoa Cuenca:   Aquí nada es normal

 

Es que aquí en este país nada es normal, lo más contradictorio es que parece que no nos damos cuenta. Veamos:

No es normal que el salario mínimo mensual,  después de todos los adornos, no llegue a 7 dólares americanos.

No es normal que un detective raso del  CICPC gane tres veces más que un profesor  universitario a dedicación exclusiva.

No es normal que el ciudadano le tema más a un policía que a un malandro de barrio.

No es normal que un gobernador de estado en ejercicio sea acusado de haber sido un cobrador de rescate de carros robados.

No es normal que un ayuntamiento cobre impuestos municipales en dólares americanos.

No es normal que cuando en el año 2019 a Juan Guaidó lo reconocieron como presidente constitucional de Venezuela más de 50 países,  ese gobierno no emitiera pasaportes para esos 5 millones de venezolanos que somos la diáspora.

No es normal que en Caracas en el frente de la casa del Libertador se autorice una verbena con el objeto de captar jóvenes y atraerlos hacia la religión musulmana.

No es normal que en la nación con más reservas de petróleo probadas del mundo no haya gasolina.

No es normal que en un país con ordenamiento jurídico el presidente, en práctica,  invite al embajador de un país a ser parte del consejo de ministros.

No es normal que en una región con gran capacidad de generación eléctrica el pueblo tenga que soportar apagones de más de 6 horas al día.

No es normal que en un país no haya servicio público de transporte.

No es normal que el salario mínimo de un obrero al servicio del estado solo le sirva durante el mes para un cartón de huevos y medio pollo.

No es normal que después de tener uno de los mejores sistemas de educación primaria y secundaria en toda Latinoamérica hoy -según la Unesco- somos los antepenúltimos.

No es normal que  la deserción escolar llegue al 40% de nuestros educandos.

No es normal que después de haber invertido grandes sumas en la formación y especialización de nuestros médicos, hoy por necesidad hayan tenido que abandonar su país.

No es normal que sean otros países los que se beneficien de la gran profesionalidad de miles de médicos que por necesidad han abandonado el país.

No es normal que después de tener la segunda más eficiente y más importante industria petrolera en el mundo hoy somos la primera vergüenza mundial.

No es normal que nuestros técnicos petroleros por necesidad, están contribuyendo con el desarrollo de muchos otros países porque el lacayo del pitico los botó.

No es normal que un país que era el orgullo latinoamericano como democracia hoy viva bajo una dictadura dirigida por un audaz, ignorante y despreciable ser.

No es normal que nuestros hospitales estén abarrotados de pacientes con todas las enfermedades y no sean atendidos.

No es normal que los cuerpos de seguridad del estado sean sinónimos de crimen y corrupción.

No es normal que una madre  tenga que parir en la puerta del hospital porque no tenía el  dinero para comprar los medicamentos y los guantes del médico.

No es normal que hayan cerrado el pabellón de cirugía y trasplantes del J M De Los Ríos.

No es normal que le paguemos a Cuba  6.000 mil dólares mensuales por médicos-esclavos, de los cuales además se ha denunciado (no solo en Venezuela, sino también en otros países vecinos) no hay garantía de idoneidad profesional.

No es normal que nuestro parque automotriz tenga como mínimo 19 años de uso.

No es normal que Venezuela le regale a Cuba 72.857  barriles de petróleo crudo diariamente.

No es normal que haya la muy fundada sospecha de que estos desgraciados se hayan robado más de 300 mil millones de dólares.

No es normal que buena parte de esos millones los tengan estacionados en el sistema bancario internacional y nadie haga algo para iniciar el proceso de recuperación del botín.

No es normal que del total de la población venezolana  menos del 3 % de la población tenga la cobertura completa de vacunación.

No es normal que ese 7 % de la población vacunada con la primera dosis pierda su efecto ante la desaparición de la segunda dosis.

No es normal que eso ocurra en Venezuela cuando en otros países los gobiernos resolvieron esta anomalía en forma perentoria.

No es normal que la población venezolana solo consuma el 8 % de las proteínas necesarias diariamente.

No es normal que un país provea una alimentación a su pueblo  compuesta fundamentalmente de carbohidratos.

No es normal que un país con sus riquezas naturales y sus recursos humanos hoy sea el antepenúltimo país más pobre y peor alimentado del mundo.

No es normal que el producto interno bruto (PIB) de Cuba sea de 7.470 € y el de Venezuela sea  de 2886 €.

No es normal que mientras la oposición y el gobierno deciden en México el futuro institucional de Venezuela, los precandidatos andan desbocados en costosas campañas electorales para participar en un simulacro de ejercicio electoral el 21 de noviembre.

No es normal que esos candidatos lleguen a los barrios en camionetas blindadas que tienen un valor digno de un cuento de hadas.

En fin, y muy desgraciadamente, en Venezuela no es normal un c……

 

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 26 de agosto del 2021.

 

 

Fuentes: Mi tristeza.

 

 

 

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