Democracia y Política

Raúl Ochoa Cuenca: El CREM del Zulia aún vive

 

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Nota introductoria. Con motivo del 47 aniversario de la fundación de la Juventud Revolucionaria Copeyana, la JRC, me he permitido re editar un recuento que es una de las innumerables historias de generaciones correspondientes a la mitad del siglo XX, las cuales ayudaban a construir un país que respondiera a las necesidades de su población. Si, seguramente con grandes deficiencias, pero se luchaba por consolidar las bases de una nación donde los ciudadanos fueran el centro de las preocupaciones de gran parte de los administradores de esa nación. Ah,  pillos y alacranes también los había, pero era una nación en su mayoría sana y de eso se formaban los partidos políticos como el Copei, uno de los pilares de esa democracia imperfecta.

Triunfo histórico fue aquella campaña  electoral que se selló con la victoria de nuestro para ese entonces aún compañero Rafael Caldera en las elecciones de diciembre de 1968.

Debo confesar que me he sentido muy contento y orgulloso de haber sido parte de una generación de copeyanos que, y por favor perdónenme la inmodestia, dio lo mejor de ella a nuestra querida patria. Somos la generación del CREM, de la JRC, de los años del  66 al 68, que estudiamos, que nos formábamos ideológicamente, que nos sacrificamos y que sobre todo creíamos en unos ideales basados en valores cristianos.

Pero me parece importante recordar  que al inicio de nuestras vidas estos valores fueron inspirados y motivados en nuestros hogares, en esos hogares en los cuales no habían  grandes riquezas materiales pero había dignidad. Fue una juventud donde unos éramos copeyanos y otro adecos y otros urredecos y otros mepistas y otros comunistas  y otros y otros y otros, pero  todos, nosotros y también los otros, queríamos un mejor futuro para nuestras familias y para nuestra nación. Y en ese concepto  estaban nuestras ilusiones  que a nuestra edad buscábamos puertas de salidas a ese ímpetu que comportaba nuestras aún jóvenes  existencias.

Y nosotros la generación del CREM, sin saber de política pero con mucha  buena voluntad nos acercamos a Copei, al partido de Caldera, el partido de la JRC, y contribuimos a crear el CREM, un grupo de adolescentes que se presentaba como una respuesta política de los planteamientos sociales de la iglesia. Planteamientos políticos de una idea basada en el bien común, de una idea basada en la consolidación de un sistema democrático donde cada venezolano política, social y civilmente tuviese los mismos derechos.

La del CREM era y es una  generación que combatía las políticas de los populistas, las políticas y actitudes totalitarias de los comunistas, de los absolutistas, de los fascistas, si, pero  que combatimos sin palos ni piedras, con pasión pero con valentía y gallardía en los liceos con el puro objetivo de imponer representantes estudiantiles que respondieran al anhelo de  que en  las comunidades educativas participarán más activamente los verdaderos protagonistas, los estudiantes, los educadores y  los padres y representantes.

Y fue con estas ideas, con estas actitudes, con esta determinación que un puñado de jóvenes decidimos recorrer todos los institutos de educación media del estado Zulia. Ese grupo lleno de ímpetu, lleno de voluntad agrupados en el CREM llevó los ideales de la democracia cristiana, dicho en forma más llana los ideales copeyanos a cada uno de los liceos, de las escuelas normales, de las escuelas técnicas, en fin, a todos y a cada uno de los institutos de educación media.

Resultado es que ese grupo, ese CREM ganó las elecciones estudiantiles en el 80 % de los institutos zulianos; dicho en otras palabras la JRC era la primera fuerza liceísta del estado Zulia y la única juventud política partidista en el país nacional que tenía una influencia de ese nivel en una entidad federal, era la primera fuerza política en los institutos de educación media zulianos, porque, permítaseme recordar, esa entidad era la más importante de nuestro país.

Menester es recordar en estas líneas a nuestros compañeros y amigos pioneros del CREM. Freddy Piña Rivero, Douglas Romero, Lenin Pirela, Eberto Contreras, Julita Arévalo, Saady Bijani, Pepe Ocando, Andrés González, Lessie Pirela, Chulique Rincón, Ely Alcalá, Angel Atilio Peña, Néstor Suárez, Aristóteles Soto, Luis  Martínez Prato, Pancho López, Romer Melo, Héctor García, Willian Parra, Carlos Pirela, Job Gil, Federico Acosta, Luis Guillermo Leal, César Ramos Parra, Leandro Newman, Ender Oviedo, Edgar Yari,  Adriano Ruiz, los hermanos Yores, las morochas Contreras, las hijas del recordado Tubalcaín, Nerio Salas, Newman Nuñez, Moisés Villasmil, Nelson Albino, sin olvidarme del trapo Isais Valbuena.

No sería completa esta historia si no menciono a los  compañeros Graco Lozano, a Edgar Burke en el Baralt  o de Carmencita Acurero o de Sonia Lozano, a mi siempre recordado Arcadio Chirinos, a Antonio Fuenmayor, a luchadores como lo fueron Rafito Villalobos, Freddy  Del Villar, Rosana Pérez, o al todavía activo Tawro Hernandez, a nuestro hermano de la fuerza de choque, Rafael Cubillán, a Adrián Guijarro  y también a Roque Ruiz; a los compañeros y amigos Alfonzo Chourio en Bobures, Aldenis Borrego en Santa Bárbara del Zulia,  así como en nuestro viejo distrito Maracaibo a Rafito Baralt, Néstor Zambrano, Heberto Leal, Benito Quintero, Juan Rivas y a  Nolga Toro, a los Néstores Busto y Gotera.

Como podemos ver era realmente un ejército de jóvenes creyentes en una doctrina social y fundamentalmente democrática, era el CREM que asistía a los cursos de formación con voluntad, con el único objetivo de aprender  y con la voluntad de dar.

Es por esto que he titulado esta nota el CREM del Zulia aún vive. Como habrán podido notar no hago diferencias entre los que estamos físicamente y aquellos que nos dejaron, porque unos y otros siempre somos el CREM.

Mención especial a los compañeros de la dirección regional del partido, que sin ellos seguramente no hubiese sido posible haber podido obtener esos triunfos electorales. Me refiero al Dr Nectario Andrade Labarca, no solo ejemplo del hombre probo, fue un ductor de juventudes, un estadista que prefirió la discreción a ser parte del espectáculo político electoral. Manuel Guanipa Matos, con quien pocas veces estuve de acuerdo pero con quien la relación personal fue de mutuo respeto. Ender Castillo Rincón, emérito profesor de Ciencias Jurídicas, a Luis Fereira, eminente jurista; los secretarios generales de la JRC con quienes nos enfrentamos en discusiones ideológicas, pero dentro de las normas de civilidad, donde las manifestaciones de respeto mutuo fueron una constante, con especial recuerdo por Jose Luis Olivares. Finalizo sin dejar de mencionar a dos personajes de nuestros días de militantes y dirigentes jotarrecistas, el Pancho Colina, siempre sudoroso con el maletín marrón imitación de cuero, y al portero conversador y portador siempre de las últimas noticias: Bolivita.

 

Raúl Ochoa Cuenca. Texto revisado y ampliado el 26 de diciembre del año 2022.                                     casablancaitalia@gmail.com

 

 

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